FLORANTONIA SINGER 31 de agosto de 2024
Un
apagón masivo agrava la crisis política y Maduro pide justicia contra los
autores del “ataque criminal”, que atribuye a “la derecha fascista”
Máxima tensión política en Venezuela en medio del apagón masivo más grave desde 2019. El candidato opositor en las elecciones del 28 de julio en Venezuela, Edmundo González Urrutia, rechazó este viernes, por tercera vez en una semana, comparecer ante la Fiscalía, que lo acusa de conspiración y usurpación de funciones, entre otros delitos. El Ministerio Público, un organismo controlado en su totalidad por el chavismo, ya advirtió que, de no presentarse, emitiría una orden de captura contra el veterano diplomático al considerar que existe riesgo de fuga y de obstaculización de la investigación. Esa orden todavía no se ha formalizado, aunque los dirigentes opositores saben que es cuestión de tiempo. El propio Nicolás Maduro habló de ponerle “los ganchos” al aspirante opositor, quien evitó pronunciarse públicamente mientras la caída del sistema eléctrico acaparaba la atención de las autoridades. Se limitó a agradecer, a través de la red social X, las felicitaciones recibidas “en medio de momentos difíciles” con ocasión de su 75° cumpleaños.
El 80% de Venezuela se quedó sin electricidad la
madrugada del viernes. Desde la primera comparecencia, del ministro de
Comunicación Freddy Ñáñez, hasta el balance ofrecido por la noche por el
presidente, todos los dedos señalaron a la oposición y alimentaron la tesis del
sabotaje orquestado en el exterior. Maduro aseguró que gracias a “las
protecciones” puestas a la Central Hidroeléctrica de Guri, al sur del país, se
evitaron más daños. El Gobierno acusó a “la derecha fascista”, como suele
llamar a la alianza liderada por María Corina Machado y González Urrutia, y al
“imperialismo estadounidense” de planificar el supuesto ataque contra principal
nodo de generación de electricidad del país, sin presentar pruebas. “Fue el
papá de los ataques, pero los sistemas de protección que hemos puesto han
funcionado. Defendimos al Guri para el país”.
El
mandatario aseguró que, pese a la magnitud de la falla, los
planes de contingencia funcionaron y las actividades laborales y comerciales se
desarrollaron con normalidad, aunque el país siguió a oscuras hasta
entrada la tarde. “Desde primera hora, estaban activado el Plan Centella y el
sistema popular de la defensa de la paz”, dijo en referencia a dos dispositivos
que el aparato chavista pone en marcha en momentos de alerta. “Estamos mejor
preparados y en mejores condiciones que cuando recibimos los
ataques del prófugo de Juan Guaidó”, agregó. El apagón nacional
ocurrido en marzo de 2019, que dejó a gran parte del país sin luz durante tres
días, supuso uno de los episodios más dramáticos de esa crisis. El chavismo lo
aprovechó para endurecer el cerco, judicial y policial, a sus adversarios, que
en su mayoría tuvieron que esconderse o, con el paso del tiempo, abandonar el
país.
Precisamente
el viernes González Urrutia cumplió un mes resguardado en un lugar secreto para
tratar de sortear el acoso del aparato gubernamental y una posible detención,
sugerida por toda la cúpula del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
La última vez que se le vio en público fue el 30 de julio, dos días después de
las elecciones presidenciales, en una concentración que exigía la publicación
de las actas a la que el Ejecutivo se ha negado. Desde el punto de vista
formal, la razón por la que la Fiscalía abrió una investigación al candidato
opositor fue la publicación en una web de unos registros electorales que
desmontan la versión oficial y reflejan una estrepitosa derrota de Maduro. En
2013, cuando el sucesor de Hugo Chávez se enfrentó a Henrique Capriles, fue el
PSUV el que publicó las actas en su sitio en medio una disputa con su rival.
El
actual mandatario también insistió en que los supuestos responsables de los
ataques sean imputados. “Pido justicia para los responsables del ataque
criminal al sistema eléctrico”. Maduro no informó el número de Estados en los
que ya se había restablecido el servicio. En reportes de ciudadanos todavía hay
gran parte de lugares que permanecen sin electricidad. En Estados donde se
había normalizado, volvieron a quedarse sin luz pasadas las ocho de la noche.
En general, el apagón no hizo sino aumentar el malestar de una población
cansada.
En las
calles de Caracas, los conductores iban con las luces de emergencia encendidas
de los vehículos para invitar a la precaución por la falta de semáforos. Las
escenas de los autos estacionados en la autopista en busca de señal de
telefonía para comunicarse, una postal del colapso vivido en 2019, volvió a
repetirse este viernes. En las colas para comprar agua, hielo y comida la gente
recordaba lo más duro de ese apagón de varios días de hace cinco años,
aliviados de que esta vez están más preparados para la supervivencia. Otros se
apertrecharon de gasolina por lo que durante todo el día hubo embotellamiento
vehicular en torno a las estaciones que estuvieron surtiendo combustible. Los
pequeños comercios que no tenían planta eléctrica igual estaban abiertos al
público a oscuras para no perder un día de ventas, en la medio de una economía
que no termina de salir del marasmo.
Dos
mujeres conversaban en la entrada de una farmacia mientras esperaban que sus
móviles cargaran. Una logró enviarle un mensaje a una de sus hijas fuera del
país. Otra contaba que logró cargar agua antes de que los grifos quedaran secos
en la oscuridad y que su congelador está a salvo con envases de hielo que con
sal, una tarea que ha incorporado a su cotidianidad desde 2019. A otra que
llegó desorientada preguntando qué había pasado, le explicaron que otra vez el
país vivió un apagón nacional. La tensión política que vive Venezuela luego de
las elecciones hizo a muchos pensar que la caída del servicio tenía que ver con
eso.
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