Luisa Quintero 03 de septiembre de 2024
El
ingeniero electricista y profesor asociado de la Universidad de los Andes
(Colombia) Paulo de Oliveira recuerda que el Master Scada Station, el «cerebro»
de la central hidroeléctrica Guri, es analógico, por lo que un sabotaje
electrónico es poco creíble. Insiste en que la modernización del sistema
eléctrico nacional (SEN) también pasa por mejorar la protección de líneas de
transmisión, que llevan la energía a las ciudades
La
noche del 30 de agosto, mientras algunos estados del país todavía se mantenían
a oscuras, el gobernante Nicolás Maduro aseguró en cadena nacional que el
apagón registrado en Venezuela se debió a un nuevo «ataque cibernético» contra
la central hidroeléctrica Guri.
«Sabemos cómo se hizo y estamos en plena investigación para hacer justicia. Se la jugaron toda, se la jugaron completa, con el ataque que hicieron, como lo planificaron, aseguran los especialistas que trabajan en ellos, que este ataque es el papá y la mamá de todos los ataques contra el Guri», dijo Maduro.
Pero
el ingeniero electricista Paulo
de Oliveira, profesor asociado de la Universidad de los Andes y miembro
senior del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE, por sus
siglas en inglés), descarta como poco creíble un ataque de este tipo, debido a
que el Master Scada Station, el «cerebro» de la central Guri, es
analógico.
Al
igual que otros expertos como José Aguilar, refiere que el reciente apagón de
más 17 horas en algunos estados, no es un tema de sabotaje. «Es imposible
acceder a esos sistemas sin pasar por el control policial que tiene la presa.
Además que todo eso no está conectado a internet porque todo lo que
está allí es cerrado, analógico«.
«El
problema de fondo es que el sistema está obsoleto, tiene fin de vida útil. Ese
sistema de control y protecciones que tiene el sistema eléctrico nacional ya
cumplió 45 años, y desde hace 20 años se debió haber hecho una modernización»,
señala en conversación con TalCual.
Esos
procesos de modernización se han quedado en el tintero debido a impagos a las
empresas contratistas, corrupción para la compra de equipos y ahora las
sanciones, que impiden la contratación de nuevos servicios a los consorcios que
manejan la tecnología con la que fue construida e instalada la hidroeléctrica.
«Va a
llegar un momento en que este equipamiento no va a poder continuar, porque no
va a haber manera de alargarle la vida si no hay un proceso de modernización
que pasa por, lamentablemente, el levantamiento de las sanciones. Eso ya es un
problema geopolítico de reconocimiento del Estado venezolano y eso pareciera
que no va a ocurrir en el corto plazo. Por tanto las penurias
eléctricas continuarán«, afirma el experto.
De
Oliveira recuerda que en 2005, durante la presidencia de Hugo Chávez, se
concretó una modernización de Casa de Máquinas 1 y 2 de Guri con la empresa
canadiense ABB. El contrato establecía el diseño, suministro e instalación de
los sistemas de control, de protección e instrumentación para la central, lo
que permitiría extender su vida útil por 30 años.
La
primera entrega estaba prevista para enero de 2007, como dice el proyecto. Esto no se concretó, según recuerda, por falta
de pagos.
También
destaca la opacidad del gobierno venezolano para informar las causas de
cualesquiera de las fallas eléctricas ocurridas. «Tiene que haber una
investigación transparente para determinar el origen de la falla, si fue por un
error humano, por un error de sistemas que están obsoletos, un problema con los
equipos. En este tipo de investigación participan los fabricantes y todos con
la buena fe de que no vuelva a ocurrir. Pero como todo en Venezuela es
opaco, no hay ningún evento de estos últimos 25 años que haya ocurrido al
sistema eléctrico y se haya investigado propiamente«.
Sobre
el sistema de generación del Guri, explica que se debe diferenciar el equipo
rotatorio, que son las turbinas y también deben ser modernizadas, del propio
sistema de control de la hidroeléctrica, desarrollado por la empresa canadiense
TAE, que luego fue comprada por Lavalin.
«Con
las sanciones más recientes, desde 2018, las empresas no pueden vender equipos
a Corpoelec. Eso agrava la situación porque no es fácil conseguir un proveedor
equivalente que pueda hacer eso en Venezuela con las sanciones actuales que
tiene el gobierno», asevera.
También
comenta que cuando las fallas ocurren en las líneas de transmisión, «hay
unas protecciones que se debieron haber cambiado hace unos 10 años. Esas
protecciones están guardadas en unos almacenes en Suiza y no se han podido
instalar. Por tanto, se está dependiendo de una tecnología que tiene casi 50
años y es difícil que tengan el sistema bien sintonizado. Tienen muchos
problemas de control y por tanto es normal, esperado» que ocurran fallas.
Los
pendientes del Sistema Eléctrico
Uno de
los problemas que enfrenta el actual sistema eléctrico venezolano es el recurso
humano, argumenta el profesor universitario. «La descapitalización es tan
grande que no hay técnicos que conozcan a profundidad el sistema eléctrico, que
es bastante particular, bastante único en el mundo. Solamente Canadá tiene un
sistema parecido al nuestro en la región, y ninguna empresa canadiense va a ir
a Venezuela porque las sanciones se lo impiden».
Otro
punto son las fallas en las termoeléctricas. En Venezuela hay alrededor de 20,
la más grande ellas Planta Centro (Puerto Cabello, estado Carabobo). «Quedan
muy pocas en funcionamiento y parte de los problemas de la estabilidad de
funcionamiento en Venezuela se debe a que justamente no hay la posibilidad de
tener un respaldo en caso de que Guri se desconecte», señala De Oliveira.
Respecto
a la generación hidroeléctrica, Guri se sostiene con la represa de Caruachi
(central Francisco de Miranda), inaugurada en 2006.
«Por
tanto no sufre de la obsolescencia que tiene Guri, pero las líneas
de transmisión son de los años 70. La empresa Macagua fue modernizado
en el año 97 y Tocoma ni siquiera tiene máquinas instaladas, solo está el dique
que construyó Odebrecht. Realmente el problema está en Guri porque a esa obra
no se le han hecho las obras de modernización», insiste el profesor asociado de
Uniandes.
Sobre
las líneas de transmisión, es necesaria también la modernización de las
protecciones. En el año 2014, mientras Jesse Chacón era ministro de Energía
Eléctrica y a su vez presidente de Corpoelec, se anunció un proyecto en este sentido para las líneas de
transmisión a 765 kV.
De
Oliveira hace una distinción entre la infraestructura de transmisión (torres,
conductores, aisladores que soportan los cables), que es recuperable y se mantiene con cierta frecuencia, con los
equipamientos electrónicos para mantener la estabilidad del sistema eléctrico.
El
sistema troncal venezolano, tanto San Gerónimo (estado Guárico) como en La
Horqueta (estado Aragua), hay equipos para controlar el valor del voltaje. En
esas subestaciones, que distribuyen el grueso de la energía producida a través
de 765 kv, se han hecho mantenimientos recurrentes en los últimos años.
«Son
equipos instalados desde hace muchísimos años y han venido deteriorándose. No
se le han colocado los respuestos y hay una gran cantidad de problemas
asociados a los compensadores estáticos (…) A veces la gente piensa que el
problema es por mantenimiento, pero ya el sistema es tan viejo que no es
mantenible. Lo que hay que hacer es sustituirlo por uno más moderno»,
puntualiza el ingeniero electricista.
Otro
problema es que se perdió además el dinero del equipamiento que se
prometió a partir del 2011 con la declaratoria de la emergencia eléctrica.
«Estamos dependiendo de una extraordinaria central hidroeléctrica que construyó
la democracia en los años 60, 70 y 80. Nada de lo que se hizo después está
funcionando. Todo lo que está medio funcionando se debió a la labor de las
empresas públicas venezolanas, Edelca, Cadafe, en esos años».
Recuerda
que el sistema eléctrico, hace 40 años atrás, tenía la capacidad de
desconectarse de Guri. «De hecho se desconectó varias veces por
fallas, siempre ocurren, pero Caracas tenía la autonomía energética
suficiente y sus propias plantas termoeléctricas para poder desconectarse del
sistema interconectado nacional sin afectarse. Lo mismo pasaba con ciudades del
centro del país, Valencia y Maracay, al igual que Coro y otras ciudades del
norte costero, dependían de Planta Centro. Maracaibo con su empresa Enelven
tenía su propia generación».
Normalmente,
el sistema eléctrico nacional opera bajo la primacía de Guri por el recurso que
se utiliza para producir la electricidad: el agua.
«El
agua es muy barata y nos ahorrábamos combustible, pero ante una contingencia
todas las grandes ciudades tenían su respaldo y eso se perdió. En los últimos
años somos absolutamente dependientes, en un 90%, de la energía que viene del
Caroní y por tanto cualquier cosa que suceda allí afecta a todo el país».
También
comenta el agravante de las dificultades, cada vez que ocurre una falla de esta
magnitud, para levantar nuevamente el SEN. «El sistema opera con mucha
debilidad, hay equipamiento en la red, básicamente operando para el control de
las tensiones, un sistema técnico que está muy obsoleto. Se necesitan nuevos
equipos de compensación reactiva».
Tampoco
descarta que continúen los cortes de suministro eléctrico en gran parte del
país, los llamado «planes de racionamiento», especialmente en los estados
andinos y Zulia debido a los problemas de transmisión. «Energía hay de
sobra. El año pasado, el agua se estuvo botando por el aliviadero (de Guri), es
decir, no se estaba utilizando para generar por deficiencias en el sistema. Mientras
otros países países estaban a punto de racionar, nosotros estábamos tirando el
agua de la presa, y eso básicamente porque no hay capacidad de entregar esa
energía las ciudades».
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