Por Carolina Gómez-Ávila
El tema internacional es
para estudiosos. No hay conflicto que involucre a más de un país que pueda ser
analizado sin asomarse a la compleja historia universal, que no es otra cosa
que una complicada trama de poder y dinero que reserva a los pueblos grandes
resentimientos.
Pero no creo que haga falta
ser un especialista en asuntos internacionales para darse cuenta de que, tras
la reunión del Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas celebrada el jueves
pasado, hay que descartar la posibilidad de que la comunidad internacional
acuerde una acción militar multilateral sobre Venezuela. Eso no ocurrirá por lo
pronto.
Y aunque ya estaba bastante
claro desde antes, la repetición en esta instancia es como para ponerle el
sello y seguir con otro tema. Claro que aún es posible una acción militar
unilateral, lo que convertiría el problema en otro mucho más grave de
consecuencias mundiales.
También es posible un
acuerdo entre imperios, posibilidad que se asoma desde hace algún tiempo; así
que no habría que descartar que Estados Unidos (EE.UU.) y Rusia, con permiso de
China, acuerden secretamente una acción militar en Venezuela a cambio de
dejarse en paz otros patios traseros
“Not in my backyard” (“No en
mi patio trasero”) y su acrónimo “NIMBY”, tienen versión en español: “SPAN”
(“Sí, pero aquí no”). Esto de ser el patio trasero merece otra mirada. El
diccionario Oxford lo define como “la zona cercana a donde uno vive, o el
territorio próximo a un determinado país, considerado como de su propiedad’, lo
que lo convierte en un término peyorativo u ofensivo, según su sensibilidad.
Pero la verdad es que es una
fórmula flexible que se aplica con frecuencia en asuntos políticos y que no
parece suficientemente descriptiva, quizás por su componente cultural: los
estadounidenses están habituados a vivir en casas con patios traseros que se
convierten en desahogo de espacio y de actividades que no practicarían en la
puerta de su vivienda porque no les parece que deban ser vistas por los
transeúntes. Los patios traseros sirven para instalar todo tipo de cosas así
que se convierten en una suerte de almacén donde también vive el perro, se hace
ejercicio, los niños juegan, se cocina los domingos, se practica la jardinería
y se ponen a prueba todo tipo de inventos y actividades manuales. El patio
trasero se delimita por una cerca para evitar no pocos problemas entre vecinos,
la cosa puede llegar a mayores si el árbol de uno se deshoja en el patio
trasero de otro, de modo que se le considera una propiedad imprescindible, muy
apreciada, pero que no siempre está en óptimas condiciones por lo que no parece
que se enorgullezcan de ella. Seguro que hay más que decir sobre los patios
traseros, pero este es un buen inicio para entender de qué manera se relacionan
con él.
Añado que, aunque el término
se ha para designar a dictaduras militares latinoamericanas apoyadas por EE.UU.
con armas, tropas, logística, inversiones y/o diplomacia internacional (como en
el caso de la Cuba de Batista, la República Dominicana de Trujillo o la
Nicaragua de Somoza) también otras grandes potencias -como Rusia y China-
tienen patios traseros.
Por cierto, es por uno de
ellos -Ucrania- que pasa todo el gas ruso que requieren los países de la Unión
Europea. Un paso que esa comunidad de naciones ha establecido que necesitará a
largo plazo. Y es sobre Rusia que pesan sanciones de la misma Unión Europea por
su anexión de Crimea. Una circunstancia de patios traseros que habrá que tener
en mente antes de seguir con la práctica “ombligocéntrica” de creer que
Venezuela importa más que décadas de suministro de energía para la pujante
Europa. Y esto por poner apenas un ejemplo, sin tener en cuenta cantidades de
negocios que desconocemos o están ocultos y que perfectamente pueden conformar
un definitivo tablero de intercambio entre Trump y Putin.
De esto no habla la mafia
antipolítica que quiere acusar a la Asamblea Nacional de lo que no haga la
comunidad internacional. Como si fuéramos los protagonistas del orbe, como si
una vez descartada la negociación interna, nuestro problema no hubiera pasado a
ser un mero asunto de patios traseros.
02-03-19
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