Ahiana Figueroa 28 de mayo de 2023
@ahianaf
«Venezuela se desarregló»,
dicen muchos venezolanos que han visto cómo el alza de los precios continúa y
luego de observarse una desaceleración de la actividad económica. La
«recuperación bodegonica» que mostró el país a mediados de 2021 se detuvo en
los primeros meses de este año para muchos sectores, y se reiniciaron los
temores de una nueva recesión
Venezuela
nunca «se arregló», por lo menos eso es lo que se evidencia luego de los
resultados de su economía en estos cuatro primeros meses de 2023. Analistas consultados
sostienen que factores muy débiles generaron una cierta mejora en varios
aspectos macroeconómicos, pero nunca obedeció a un plan integral de
recuperación sostenida.
El avance de la dolarización, la apertura de cientos de bodegones con venta de productos importados, la inauguración de restaurantes, la construcción de edificios de oficinas, la presencia de mayores productos en los anaqueles alejando el fantasma de la escasez, la salida de la hiperinflación y una mejor productividad, hizo que se experimentara en el país una percepción de mejora. Sin embargo, dos años después, todo parece haberse topado con un techo.
Un
ejemplo de ello es el desarrollo del sector de restaurantes. De acuerdo a la
Cámara Nacional de Restaurantes (Canares) en 2022 abrieron sus puertas unos 200
locales con oferta de 70 puestos en Caracas, Maracay, Valencia, Maracaibo,
Lechería y en todo el estado Nueva Esparta. No obstante, el presidente del
gremio, Iván Puerta, presidente del gremio sostuvo que 60% de ellos
cerrarán en 2023 por diversas razones y en especial por el desconocimiento del
negocio.
«El
sector gastronómico ha crecido mucho, pero no todos tienen la capacidad de
abrir un restaurante de 80 puestos, porque se requiere una importante
inversión. Los nuevos conceptos atrajeron a muchos clientes, pero el consumo y
las ventas no se han recuperado del todo. No hay tanta gente para llenar los
restaurantes al mismo tiempo», dijo.
Mientras
que la cifra de bodegones bajó a 405 en todo el país en 2022, en
comparación a los 486 que mantuvieron sus puertas abiertas en 2021.
También hubo un cierre de los locales dedicados a la venta de bebidas
alcohólicas (licorerías) al pasar de 13.429 a 11.415 en el mismo período.
Las
últimas cifras oficiales del Indice Nacional de Precios al Consumidor (INPC)
publicadas por el Banco Central de Venezuela (BCV), si bien señalan que
hubo una desaceleración en los precios, aún muestra una tasa anualizada
de tres dígitos al cerrar abril en 436,3%. Sólo en enero de este año,
hubo una importante variación de 42,1%, la más alta de los últimos dos años.
Estas
cifras son cercanas a las divulgadas por el Observatorio Venezolano de Finanzas
(OVF), un organismo independiente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea
Nacional electa en 2015 que monitorea la economía del país. El OVF reportó una
inflación de 471,24% en los últimos 12 meses, mientras que en enero de 2023
también registró la mayor variación de los últimos 23 meses con 39,4%.
Para
Tamara Herrera, directora de la Consultora Síntesis Financiera, «no hay
precedentes» en la historia económica en la cual se utiliza un
programa de instrumentos de control monetario severo, que quitan oxígeno a la
economía y, que con los cinco años de implementado, todavía el país tiene una
muy alta inflación.
«Es
decir, se tiene un proceso sumamente lento de salida de alta inflación con una
carga recesiva muy relevante», afirmó.
Pero
más preocupante aún, es el resultado de los precios en dólares, los cuales de
acuerdo a estimaciones de la consultora Ecoanalítica aumentaron 50% en
el último año.
«Dadas
estas circunstancias, resulta extremadamente complicado mantener un incremento
sostenido en el consumo. Es evidente que nos encontramos en un entorno
desfavorable, sin embargo, las empresas deben dar prioridad a la eficiencia en
sus procesos y a un estricto control de costos y gastos», dijo Asdrúbal
Oliveros, director de Ecoanalítica.
Es
precisamente el consumo de los venezolanos el que más se ha visto impactado
durante este período. Datos de la Asociación Nacional de Supermercados y
Autoservicios de Venezuela (ANSA) señalan que en los primeros meses de 2023, el
crecimiento del número de unidades vendidas fue tímido. Las cifras destacan que
las ventas en abril aumentaron 4% con respecto a abril de 2022, mientras
que en comparación a marzo de 2023 subieron apenas 2%.
En lo
que respecta al consumo de productos básicos como harina de maíz y de trigo,
pasta alimenticia, arroz, sardina, azúcar y aceite, en abril de este año,
apenas creció 1% versus el mes anterior. Mientras que la compra de productos
lácteos (fórmula o leche infantil, leche corta y de larga duración, leche en
polvo, leche condensada y yogurt) hubo una disminución de 2%.
«El
crecimiento en el consumo no ha estado en línea con el comportamiento que
esperábamos, pensamos que habría un movimiento mayor», indicó Italo Atencio,
presidente de ANSA.
Sobre
el consumo, Herrera destacó «que habrá que esperar si hay una reanimación en el
resto del año», pero cree que «no hay señales claras de que el consumo pueda
aumentar», a menos que continúe una estabilización en el sistema cambiario.
Y es
que la recuperación de la capacidad de compra de los ingresos de los
venezolanos sigue afectada. La administración de Nicolás Maduro se negó a
incrementar el monto del salario mínimo de 130 bolívares, que a la fecha
equivale a 5 dólares, según la tasa de cambio del BCV de 26 Bs/$. Mientras que
la canasta alimentaria ronda entre 390 y 510 dólares, de acuerdo a informes del
OVF y Cendas-FVM.
La
dolarización de facto de la economía y el pago de salarios en divisas permitió
hace tres años que los ingresos de los venezolanos tuvieran mayor capacidad de
compra. Sin embargo, los precios de los bienes y servicios en moneda extranjera
tuvieron tal repunte que hizo que en Venezuela se presentara lo que era
impensable para muchos: la inflación en dólares.
Recientemente,
Maduro dijo que es momento para comenzar a «desdolarizar» la economía, no solo
en Venezuela sino en el mundo. «Somos pioneros en el manejo de las
criptomonedas. Y por habernos manejado en ese mundo hemos podido, resistir
cosas que la gente no sabe (…) En el mundo están surgiendo muchas iniciativas
alternas al dólar. Nuestra hermana Zimbabwe allá en África va marcando pautas,
van sumando acciones en el proceso de desdolarización inevitable del mundo. Hay
que estar atento a estas iniciativas y ver como Venezuela va insertándose en la
iniciativa de la desdolarización del mundo. Tenemos que insertarnos allí».
A
juicio de Oliveros, un proceso de «desdolarización» es complicado y difícil de
implementar debido a diversas razones. En primer lugar, explicó que el dólar es
una moneda ampliamente utilizada como medio de pago en el país, lo que
dificulta el reemplazo del bolívar y; en segundo lugar, el dólar es una
moneda de reserva y ahorro para muchos ciudadanos, lo que les hace reticentes a
abandonarla.
«En
tercer lugar, los agentes económicos establecen precios y costos en dólares, lo
que ancla sus expectativas y dificulta la transición a otra moneda.
Además, el monto de efectivo en divisas que circula en el país supera
ampliamente la cantidad de bolívares en circulación, lo que dificulta
todavía más la ´desdolarización´. Por último, la inflación anual del 400%,
según datos del propio BCV, hace difícil generar confianza en el bolívar»,
señaló el director de Ecoanalítica.
Para
el economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Leonardo
Vera, los problemas de inflación seguirán siendo una de las
mayores preocupaciones y de los mayores desafíos para las empresas y los
hogares venezolanos. «Venezuela ahora es un país bimonetario de facto
y, en mi opinión, la dolarización parcial es prácticamente irreversible y
representa desafíos para la política monetaria en el futuro», dijo durante el
el Foro ¿Cómo caracterizar la recuperación económica en Venezuela?.
¿Nueva
recesión?
Los
números sobre la economía en esta primera parte de 2023 no son muy alentadoras.
El Observatorio Venezolano de Finanzas indicó que el Indicador Mensual de
Actividad Económica correspondiente al primer trimestre, sugiere que la
actividad económica tuvo una caída de 8,3% cuando se compara con el
primer trimestre de 2022.
«Estos
elementos podrían estar indicando el inicio de otro ciclo recesivo de la
economía venezolana. Esta situación ha reforzado el comportamiento a la
desaceleración del ritmo de la producción de bienes y servicios que se viene
apreciando desde el segundo trimestre de 2022», reportó el OVF en un informe.
Por su
parte, representantes de Conindustria señalaron recientemente que de acuerdo a
cifras preliminares de la encuesta de coyuntura, se produjo una caída anual por
primera vez desde el rebote de la actividad económica que empezó a experimentar
el país a finales de 2021. «Trabajamos alrededor de 40% de la capacidad
instalada, pero nuestro tope se da por el consumo y el poder
adquisitivo de los venezolanos. No hay suficiente demanda de productos nacionales
en el mercado venezolano.», dijo Luigi Pissella, presidente del gremio.
La
economista Tamara Herrera señaló que desde mediados de 2022 la economía
venezolana había «metabolizado» todo el proceso de flexibilización pragmática
de la política económica, luego la reformas de varias leyes como el
del IGTF (Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras) le produjo
inflación y le agregó inoperancia a las pocas transacciones permitidas a la
dolarización permitida en el sistema bancario.
Indicó
que para 2023 observan una desaceleración importante de la economía. El
pronóstico pasa de un Producto Interno Bruto (PIB) de 18% en 2022 a 4,8% para
este año, cuya proyección da cuenta de un crecimiento de 8,7% del sector
petrolero mientras que el sector no petrolero en 2,8%.
«Ambas
actividades del sector petrolero como no petrolera se desaceleran, pero aún en
nuestro pronóstico no nos da un resultado negativo para este año. Sin embargo,
persiste un ciclo recesivo ya que debido a la política monetaria se reduce el
crédito y dificulta la actividad del sector productivo y comercial en general.
También es una política restrictiva porque se vigila en exceso el gasto
público», dijo.
Llama
la atención que a pesar de que la producción petrolera ha estado mejor que en
2022, esto no generó un mayor impulso a la economía en general. «El principal
motor que mueve la economía es la producción petrolera y durante el primer
trimestre de 2023 acusó una caída cuando se compara con el primer trimestre de
2022, no obstante el importante aumento de la extracción de crudos por parte de
Chevron», argumentó el OVF en un informe.
Otro
de los resultados de sector productivo no petrolero, es el de la encuesta de
coyuntura del primer trimestre de 2023 de la Asociación de la Industria Química
y Petroquímica (Asoquim), la cual reveló que al comparar las cifras con el
mismo período del pasado año, 53% de los consultados informaron una disminución
en sus ventas. Mientras que en relación a los últimos tres meses de
2022, las ventas cayeron, según 79% de los empresarios.
Afirmó
que han sido tímidos los avances para detener el contrabando y acabar con la
competencia desleal con importaciones bajo un esquema de flexibilización de
aranceles.
Leonardo
Vera, es una de las personas que nunca entendió el slogan del
«Venezuela se arregló» que se viralizó a finales de 2021, puesto que al margen
del rebote económico, sostiene que las condiciones en general del país eran
«muy precarias», especialmente el de la infraestructura de los servicios
públicos importantes para la operatividad de la actividad económica.
«Todo
va mal cuando hay una población con 90% de pobreza, lo único que se observó en
los años anteriores es un leve repunte del consumo, pero de manera desordenada
e informal. El minúsculo repunte económico no tenía vigor y estaba concentrado
en ciertos espacios geográficos, incluso intraurbanos», dijo.
Recalcó
Vera que la economía venezolana experimentó un crecimiento desigual con pocas
ganancias de producción. «El desafío es crecer vertiginosamente de
forma sostenida en el tiempo».
El PIB
venezolano tuvo 26 trimestres consecutivos de caída, el período de contracción
más largo y profundo de su historia, para experimentar una breve recuperación
por siete cuatrimestres desde 2021 y 2022, para comenzar a frenarse a finales
del pasado año.
Herrera
-resaltó además- que en un entorno donde ha crecido significativamente el
sector informal, se pretende aumentar la presión tributaria sobre un especio
formal cada vez más pequeño. «Las presiones tributarias generan recesión y más
bien deberían crearse estímulos a la ampliación de las unidades de producción».
Sostiene
que es indispensable abordar el problema de fondo que es crear las condiciones
favorables para inversiones a largo plazo y no puntuales. Para ello se necesita
mucho «apoyo y coraje político», visión estratégica y capacidad de corregir
errores para encaminar a Venezuela hacia una buena dirección. «Ahora
estamos viviendo las consecuencias de haber perdido los factores de estímulos, y
los episodios de turbulencia cambiaria del segundo semestre de 2022 y el
castigo sobre el poder adquisitivo se está sintiendo. Todos los inventarios en
las tiendas y almacenes están al tope, obviamente se detienen los pedidos a la
industria manufacturera y de importación».
Tomado
de: https://talcualdigital.com/inflacion-en-dolares-y-caida-de-la-economia-venezuela-se-desarreglo/
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