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martes, 30 de mayo de 2023

Inflación en dólares y caída de la economía: ¿Venezuela se desarregló?, por @ahianaf


Ahiana Figueroa 28 de mayo de 2023

@ahianaf

«Venezuela se desarregló», dicen muchos venezolanos que han visto cómo el alza de los precios continúa y luego de observarse una desaceleración de la actividad económica. La «recuperación bodegonica» que mostró el país a mediados de 2021 se detuvo en los primeros meses de este año para muchos sectores, y se reiniciaron los temores de una nueva recesión

Venezuela nunca «se arregló», por lo menos eso es lo que se evidencia luego de los resultados de su economía en estos cuatro primeros meses de 2023. Analistas consultados sostienen que factores muy débiles generaron una cierta mejora en varios aspectos macroeconómicos, pero nunca obedeció a un plan integral de recuperación sostenida.

El avance de la dolarización, la apertura de cientos de bodegones con venta de productos importados, la inauguración de restaurantes, la construcción de edificios de oficinas, la presencia de mayores productos en los anaqueles alejando el fantasma de la escasez, la salida de la hiperinflación y una mejor productividad, hizo que se experimentara en el país una percepción de mejora. Sin embargo, dos años después, todo parece haberse topado con un techo.

Un ejemplo de ello es el desarrollo del sector de restaurantes. De acuerdo a la Cámara Nacional de Restaurantes (Canares) en 2022 abrieron sus puertas unos 200 locales con oferta de 70 puestos en Caracas, Maracay, Valencia, Maracaibo, Lechería y en todo el estado Nueva Esparta. No obstante, el presidente del gremio, Iván Puerta, presidente del gremio sostuvo que 60% de ellos cerrarán en 2023 por diversas razones y en especial por el desconocimiento del negocio.

«El sector gastronómico ha crecido mucho, pero no todos tienen la capacidad de abrir un restaurante de 80 puestos, porque se requiere una importante inversión. Los nuevos conceptos atrajeron a muchos clientes, pero el consumo y las ventas no se han recuperado del todo. No hay tanta gente para llenar los restaurantes al mismo tiempo», dijo.

Mientras que la cifra de bodegones bajó a 405 en todo el país en 2022, en comparación a los 486 que mantuvieron sus puertas abiertas en 2021. También hubo un cierre de los locales dedicados a la venta de bebidas alcohólicas (licorerías) al pasar de 13.429 a 11.415 en el mismo período.

Las últimas cifras oficiales del Indice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) publicadas por el Banco Central de Venezuela (BCV), si bien señalan que hubo una desaceleración en los precios, aún muestra una tasa anualizada de tres dígitos al cerrar abril en 436,3%. Sólo en enero de este año, hubo una importante variación de 42,1%, la más alta de los últimos dos años.

Estas cifras son cercanas a las divulgadas por el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), un organismo independiente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional electa en 2015 que monitorea la economía del país. El OVF reportó una inflación de 471,24% en los últimos 12 meses, mientras que en enero de 2023 también registró la mayor variación de los últimos 23 meses con 39,4%.

Para Tamara Herrera, directora de la Consultora Síntesis Financiera, «no hay precedentes» en la historia económica en la cual se utiliza un programa de instrumentos de control monetario severo, que quitan oxígeno a la economía y, que con los cinco años de implementado, todavía el país tiene una muy alta inflación.

«Es decir, se tiene un proceso sumamente lento de salida de alta inflación con una carga recesiva muy relevante», afirmó.

Pero más preocupante aún, es el resultado de los precios en dólares, los cuales de acuerdo a estimaciones de la consultora Ecoanalítica aumentaron 50% en el último año.

«Dadas estas circunstancias, resulta extremadamente complicado mantener un incremento sostenido en el consumo. Es evidente que nos encontramos en un entorno desfavorable, sin embargo, las empresas deben dar prioridad a la eficiencia en sus procesos y a un estricto control de costos y gastos», dijo Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica.

Es precisamente el consumo de los venezolanos el que más se ha visto impactado durante este período. Datos de la Asociación Nacional de Supermercados y Autoservicios de Venezuela (ANSA) señalan que en los primeros meses de 2023, el crecimiento del número de unidades vendidas fue tímido. Las cifras destacan que las ventas en abril aumentaron 4% con respecto a abril de 2022, mientras que en comparación a marzo de 2023 subieron apenas 2%.

En lo que respecta al consumo de productos básicos como harina de maíz y de trigo, pasta alimenticia, arroz, sardina, azúcar y aceite, en abril de este año, apenas creció 1% versus el mes anterior. Mientras que la compra de productos lácteos (fórmula o leche infantil, leche corta y de larga duración, leche en polvo, leche condensada y yogurt) hubo una disminución de 2%.

«El crecimiento en el consumo no ha estado en línea con el comportamiento que esperábamos, pensamos que habría un movimiento mayor», indicó Italo Atencio, presidente de ANSA.

Sobre el consumo, Herrera destacó «que habrá que esperar si hay una reanimación en el resto del año», pero cree que «no hay señales claras de que el consumo pueda aumentar», a menos que continúe una estabilización en el sistema cambiario.

Y es que la recuperación de la capacidad de compra de los ingresos de los venezolanos sigue afectada. La administración de Nicolás Maduro se negó a incrementar el monto del salario mínimo de 130 bolívares, que a la fecha equivale a 5 dólares, según la tasa de cambio del BCV de 26 Bs/$. Mientras que la canasta alimentaria ronda entre 390 y 510 dólares, de acuerdo a informes del OVF y Cendas-FVM.

La dolarización de facto de la economía y el pago de salarios en divisas permitió hace tres años que los ingresos de los venezolanos tuvieran mayor capacidad de compra. Sin embargo, los precios de los bienes y servicios en moneda extranjera tuvieron tal repunte que hizo que en Venezuela se presentara lo que era impensable para muchos: la inflación en dólares.

Recientemente, Maduro dijo que es momento para comenzar a «desdolarizar» la economía, no solo en Venezuela sino en el mundo. «Somos pioneros en el manejo de las criptomonedas. Y por habernos manejado en ese mundo hemos podido, resistir cosas que la gente no sabe (…) En el mundo están surgiendo muchas iniciativas alternas al dólar. Nuestra hermana Zimbabwe allá en África va marcando pautas, van sumando acciones en el proceso de desdolarización inevitable del mundo. Hay que estar atento a estas iniciativas y ver como Venezuela va insertándose en la iniciativa de la desdolarización del mundo. Tenemos que insertarnos allí».

A juicio de Oliveros, un proceso de «desdolarización» es complicado y difícil de implementar debido a diversas razones. En primer lugar, explicó que el dólar es una moneda ampliamente utilizada como medio de pago en el país, lo que dificulta el reemplazo del bolívar y; en segundo lugar, el dólar es una moneda de reserva y ahorro para muchos ciudadanos, lo que les hace reticentes a abandonarla.

«En tercer lugar, los agentes económicos establecen precios y costos en dólares, lo que ancla sus expectativas y dificulta la transición a otra moneda. Además, el monto de efectivo en divisas que circula en el país supera ampliamente la cantidad de bolívares en circulación, lo que dificulta todavía más la ´desdolarización´. Por último, la inflación anual del 400%, según datos del propio BCV, hace difícil generar confianza en el bolívar», señaló el director de Ecoanalítica.

Para el economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Leonardo Vera, los problemas de inflación seguirán siendo una de las mayores preocupaciones y de los mayores desafíos para las empresas y los hogares venezolanos. «Venezuela ahora es un país bimonetario de facto y, en mi opinión, la dolarización parcial es prácticamente irreversible y representa desafíos para la política monetaria en el futuro», dijo durante el el Foro ¿Cómo caracterizar la recuperación económica en Venezuela?.

¿Nueva recesión?

Los números sobre la economía en esta primera parte de 2023 no son muy alentadoras. El Observatorio Venezolano de Finanzas indicó que el Indicador Mensual de Actividad Económica correspondiente al primer trimestre, sugiere que la actividad económica tuvo una caída de 8,3% cuando se compara con el primer trimestre de 2022.

«Estos elementos podrían estar indicando el inicio de otro ciclo recesivo de la economía venezolana. Esta situación ha reforzado el comportamiento a la desaceleración del ritmo de la producción de bienes y servicios que se viene apreciando desde el segundo trimestre de 2022», reportó el OVF en un informe.

Por su parte, representantes de Conindustria señalaron recientemente que de acuerdo a cifras preliminares de la encuesta de coyuntura, se produjo una caída anual por primera vez desde el rebote de la actividad económica que empezó a experimentar el país a finales de 2021. «Trabajamos alrededor de 40% de la capacidad instalada, pero nuestro tope se da por el consumo y el poder adquisitivo de los venezolanos. No hay suficiente demanda de productos nacionales en el mercado venezolano.», dijo Luigi Pissella, presidente del gremio.

La economista Tamara Herrera señaló que desde mediados de 2022 la economía venezolana había «metabolizado» todo el proceso de flexibilización pragmática de la política económica, luego la reformas de varias leyes como el del IGTF (Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras) le produjo inflación y le agregó inoperancia a las pocas transacciones permitidas a la dolarización permitida en el sistema bancario.

Indicó que para 2023 observan una desaceleración importante de la economía. El pronóstico pasa de un Producto Interno Bruto (PIB) de 18% en 2022 a 4,8% para este año, cuya proyección da cuenta de un crecimiento de 8,7% del sector petrolero mientras que el sector no petrolero en 2,8%.

«Ambas actividades del sector petrolero como no petrolera se desaceleran, pero aún en nuestro pronóstico no nos da un resultado negativo para este año. Sin embargo, persiste un ciclo recesivo ya que debido a la política monetaria se reduce el crédito y dificulta la actividad del sector productivo y comercial en general. También es una política restrictiva porque se vigila en exceso el gasto público», dijo.

Llama la atención que a pesar de que la producción petrolera ha estado mejor que en 2022, esto no generó un mayor impulso a la economía en general. «El principal motor que mueve la economía es la producción petrolera y durante el primer trimestre de 2023 acusó una caída cuando se compara con el primer trimestre de 2022, no obstante el importante aumento de la extracción de crudos por parte de Chevron», argumentó el OVF en un informe.

Otro de los resultados de sector productivo no petrolero, es el de la encuesta de coyuntura del primer trimestre de 2023 de la Asociación de la Industria Química y Petroquímica (Asoquim), la cual reveló que al comparar las cifras con el mismo período del pasado año, 53% de los consultados informaron una disminución en sus ventas. Mientras que en relación a los últimos tres meses de 2022, las ventas cayeron, según 79% de los empresarios.

Afirmó que han sido tímidos los avances para detener el contrabando y acabar con la competencia desleal con importaciones bajo un esquema de flexibilización de aranceles.

Leonardo Vera, es una de las personas que nunca entendió el slogan del «Venezuela se arregló» que se viralizó a finales de 2021, puesto que al margen del rebote económico, sostiene que las condiciones en general del país eran «muy precarias», especialmente el de la infraestructura de los servicios públicos importantes para la operatividad de la actividad económica.

«Todo va mal cuando hay una población con 90% de pobreza, lo único que se observó en los años anteriores es un leve repunte del consumo, pero de manera desordenada e informal. El minúsculo repunte económico no tenía vigor y estaba concentrado en ciertos espacios geográficos, incluso intraurbanos», dijo.

Recalcó Vera que la economía venezolana experimentó un crecimiento desigual con pocas ganancias de producción. «El desafío es crecer vertiginosamente de forma sostenida en el tiempo».

El PIB venezolano tuvo 26 trimestres consecutivos de caída, el período de contracción más largo y profundo de su historia, para experimentar una breve recuperación por siete cuatrimestres desde 2021 y 2022, para comenzar a frenarse a finales del pasado año.

Herrera -resaltó además- que en un entorno donde ha crecido significativamente el sector informal, se pretende aumentar la presión tributaria sobre un especio formal cada vez más pequeño. «Las presiones tributarias generan recesión y más bien deberían crearse estímulos a la ampliación de las unidades de producción».

Sostiene que es indispensable abordar el problema de fondo que es crear las condiciones favorables para inversiones a largo plazo y no puntuales. Para ello se necesita mucho «apoyo y coraje político», visión estratégica y capacidad de corregir errores para encaminar a Venezuela hacia una buena dirección. «Ahora estamos viviendo las consecuencias de haber perdido los factores de estímulos, y los episodios de turbulencia cambiaria del segundo semestre de 2022 y el castigo sobre el poder adquisitivo se está sintiendo. Todos los inventarios en las tiendas y almacenes están al tope, obviamente se detienen los pedidos a la industria manufacturera y de importación».

Tomado de: https://talcualdigital.com/inflacion-en-dolares-y-caida-de-la-economia-venezuela-se-desarreglo/

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