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lunes, 17 de julio de 2017

De negociación por @AmericoMartin


Por Américo Martín


El domingo 16 viviremos la madre de las batallas. Por estar dirigida por civiles y civilistas no será de vida o muerte, por más que así lo deseen los asaltantes de la Asamblea Nacional y los homicidas de más de 90 venezolanos, únicos interesados en evadir la justicia con brochazos de sangre.

La garantía de que no se saldrán con la suya la proporcionan la inmensa mayoría civil y –ahora puede decirse- militar y religiosa, además de la MUD, planificadora y conductora de la consulta del 16, los partidos que separadamente niegan el fraude constituyente, y la comunidad internacional, nunca tan intensamente solidaria como ahora. Con decir que ningún venezolano ha gozado de tanta simpatía planetaria como Leopoldo y enseguida Antonio, Ceballos y la lista ilustre toda de compatriotas apresados y reducidos a condiciones medievales. Las noticias favorables a la lucha civil venezolana circularon más que la brillante ocupación de Mosul por el ejército de Irak, que ya es decir.

Si movidos por la ira –legítima, es cierto- adoptáramos los métodos y el lenguaje habitual de los que mueven los resortes de la represión, nos condenaríamos a un aislamiento tan abrumador como el de ellos. Nuestros compatriotas en el extranjero mantendrán la fiesta civil y el voto popular con el entusiasmo cívico que los ha llevado a organizarse en forma masiva y unánime. Lo demostrarán en esa nueva batalla de San Quintín que se celebrará el domingo.


A cualquier confrontación debe irse con banderas de paz y no de venganza, que es tan contraria a la justicia como la constituyente a la Constitución. Es un asunto moral y también la mejor política. Harto difícil ganar la democracia sin ganar la opinión pública de aquí y del mundo. Si eso es “candidez”, excelente, la compro.

El domingo los venezolanos harán que el mundo y el gobierno escuchen su voz. Será una manifestación silenciosa pues el voto se consigna en silencio. Pero la paradoja quiere que truene con pulmones de gigante, porque nadie escapa a una tragedia que toca estómago, salud, libertad, educación, creatividad científica, laboral, empresarial, cultural, artística y deportiva. Emocionante el respaldo del gran Miguel Cabrera “a la resistencia civil venezolana” ¡Qué clase de tabla, hermano!

Nunca habíamos vivido una situación tan hostil y peligrosa y tampoco se había logrado una unidad tan amplia y diversa.

¿Y después del Plebiscito qué?

La fuerza exhibida en este histórico domingo, la crisis de Poder, el emergente chavismo crítico, el malestar militar y la crisis económica, hacen posible la negociación con agenda clara y supervisada. Si lo de Leopoldo fue un gesto al que sigan Ledezma, Ceballos y todos los presos políticos, por buenos indicios se tomarán.

En elecciones se gana o se pierde, esta vez le tocará perder al gobierno, al amparo de la Constitución y de su elenco inmejorable de derechos y garantías. Si los terroristas posicionados en el Poder prefieren la violencia, perderán a punta de votos y de “cascazos” y testículos como los exhibidos antier en San Antonio de los Altos, tierra de gloria.

16-07-17




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