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viernes, 25 de octubre de 2019

Cuba y Venezuela mantienen una ‘tropa cibernética’ para manipular las redes sociales, revela estudio, por @mariojose_cuba




MARIO J. PENTÓN 24 de octubre de 2019
@mariojose_cuba

Cuba, Venezuela y Guatemala son los únicos tres países del hemisferio occidental que tienen “tropas cibernéticas” permanentes entrenada para manipular y desinformar a través de las redes sociales, revela un reciente estudio de Oxford Internet Institute, un departamento de la Universidad de Oxford, en Inglaterra.

“En muchos regímenes autoritarios la propaganda computacional se ha convertido en una herramienta de control de información estratégicamente usado en combinación con vigilancia, censura y amenazas de violencia”, dice el informe.

La investigación arrojó además que este año existen evidencias de manipulación en las redes sociales orquestadas desde partidos políticos y Estados en 70 países, unas 22 naciones más que el año anterior. En América también destacan en el estudio México, Argentina, Colombia y Ecuador, entre otros países, pero a diferencia de Cuba, Venezuela y Guatemala, en estos países las “tropas cibernéticas” son desplegadas de manera temporal, fundamentalmente en época de elecciones.

Las campañas en redes contra políticos, periodistas, disidentes y la sociedad civil están enfocadas en suprimir los derechos humanos fundamentales, desacreditar a la oposición política y ahogar la disidencia política, explican los investigadores.

En Venezuela los expertos encontraron que detrás del aparato de desinformación se encuentra el Estado. También hay evidencias del uso de estas “tropas cibernéticas” por políticos, partidos y contratistas. Twitter eliminó en febrero una base de datos con 1,196 cuentas en Venezuela por estar “involucradas en una campaña de influencia impulsada por el Estado”.

El gobierno de Nicolás Maduro usaba estas cuentas para viralizar su propaganda y hacer creer que tenía un fuerte apoyo popular en medio de la crisis. Algunas estimaciones sugieren que Venezuela cuenta con equipos de al menos 500 personas para este tipo de operaciones de desinformación y propaganda.

En Cuba, el principal aliado ideológico de Nicolás Maduro, la desinformación pasa por el monopolio de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, única en el país, y es controlado desde el Ministerio del Interior. Aunque el informe no dispone de datos sobre los empleados públicos dedicados al “combate ideológico”, fuentes independientes cuentan por miles los perfiles falsos dedicados a replicar la propaganda del Partido Comunista y atacar a disidentes y periodistas independientes.

Twitter suspendió a principios de septiembre decenas de cuentas asociadas con el gobierno cubano, entre ellas la cuenta oficial del ex gobernante Raúl Castro, de su hija Mariela, así como de emisoras de radio y programas de la televisión oficial. El motivo detrás de la suspensión fue que las cuentas amplificaban artificialmente la información al consistir en varias cuentas manejadas por un mismo usuario.

En América Latina, el otro país donde de manera regular intentan manipular la opinión pública a través de las redes es Guatemala. Según los investigadores, en ese país centroamericano las operaciones son llevadas a cabo por empresas privadas, aunque hay evidencias de la participación del Estado, partidos y grupos de la sociedad civil. Los investigadores estiman que este negocio en Guatemala mueve unos $100,000.

La red social más utilizada a nivel global para intentar manipular la opinión pública es Facebook, señala el documento.

“La cooptación de las tecnologías de redes sociales proporciona a los regímenes autoritarios una poderosa herramienta para dar forma a las discusiones públicas y difundir propaganda en línea, mientras que simultáneamente vigilan, censuran y restringen los espacios públicos digitales”, agregan los investigadores.

Tras examinar comparativamente la organización de “tropas cibernéticas” en todo el mundo, los expertos descubrieron cómo los “cibercombatientes” usan las redes sociales para hacer propaganda. Entre los hallazgos del estudio está el uso de “bots políticos” para amplificar discursos de odio u otras formas de contenido manipulado, la cosecha ilegal de datos y el despligue de un ejército de “trolls” para intimidar o acosar en línea a disidentes políticos o periodistas.

Los esfuerzos de los gobiernos y partidos que utilizan este tipo de herramientas están orientados a difundir propaganda favorable a su ideología, atacar a la oposición u organizar campañas de desprestigio; distraer o desviar conversaciones o críticas lejos de asuntos importantes; polarizar la sociedad y suprimir la participación a través de ataques personales o acoso, afirman los investigadores.

China, India, Irán, Pakistán, Rusia, Arabia Saudita y Venezuela han tratado de influenciar la opinión pública internacional. En el caso de China, los investigadores creen que se ha convertido en un importante protagonista en materia de desinformación.

Antes de las protestas en Hong Kong las operaciones chinas se centraban en plataformas domésticas como Weibo, WeChat y QQ, pero hay evidencias de que el Estado ha desembarcado con fuerza en Twitter, Facebook y YouTube para pintar a los defensores de la democracia de Hong Kong como radicales violentos sin atractivo popular, dice el estudio.

“La manipulación de la opinión pública en las redes sociales sigue siendo una amenaza crítica para la democracia, ya que la propaganda computacional se convierte en una parte dominante de la vida cotidiana”, dijo en el reporte el profesor Philip Howard, director del Instituto de Internet de Oxford.

Samantha Bradshaw, autora principal del informe e investigadora del Oxford Internet Institute lamentó que “si bien las redes sociales alguna vez se anunciaron como una fuerza para la libertad y la democracia”, se encuentran cada vez más bajo el escrutinio de la opinión pública por “su papel en la amplificación de la desinformación, la incitación a la violencia y la disminución de la confianza en los medios y las instituciones democráticas”.


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