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lunes, 21 de octubre de 2019

El reto crucial de las elecciones legislativas por @goyosalazar


Por Gregorio Salazar


A lo largo del año el régimen de Maduro lo ha ido demostrando: tiene una bien definida estrategia electoral, milimétricamente calculada y concatenada con la mira puesta en la Asamblea Nacional. Ahora ha llegado el momento de lanzar la escalada y si no hay contrapesos lo hará en forma contundente y avasalladora.

Fue el 27 de mayo de este año cuando Maduro hizo el primer llamado a la maquinaria partidista del PSUV “a prepararse para salir victoriosos en las elecciones legislativas que más temprano que tarde tendrán que convocarse”.

Después, en paralelo con los diálogos de Noruega y mucho antes de la decisión apareciera como producto de un acuerdo con los sectores minoritarios de la oposición, Maduro planteó el inminente regreso de la fracción oficialista a sus curules en la AN.

La reincorporación al ámbito legislativo se concretó el pasado 24 de septiembre. El chavismo recuperó su lugar y su beligerancia en esa tribuna plural sin hacer ninguna concesión a la oposición: sus diputados que se fueron a la constituyente no perdieron esa condición, la AN sigue en “desacato” y para volver a la legalidad tendría que tragarse todos los actos ejecutados desde enero del 2016, al punto que Ramos Allup tendría que encargarse de la presidencia del Legislativo.

Con la reunión de esta semana con la llamada “nueva mesa de diálogo nacional” el oficialismo comienza a abordar dos objetivos en los que el régimen mantiene la sartén por el mango: la modificación de la directiva del CNE, que con otros bemoles también exige el G-4, y el cambio del método para la representación proporcional de las minorías.

El método vigente le servía al chavismo cuando era mayoría y le permitía obtener una representación mucho mayor en correlación al porcentaje de votos recibidos. Ya no, visto que fue ese mismo elemento, ahora que son absoluta minoría, el que facilitó la mayoría calificada de la oposición el 6D. Ese nuevo cálculo, más democrático, también es de conveniente interés para las fuerzas minoritarias, que de otra forma serían fagocitadas por la polarización.

El régimen mantiene mientras tanto sus fórmulas de control y será muy difícil que ceda su mayoría en la directiva del CNE. No lo ha aceptado en la oportunidad de otros diálogos. Y si no se lograra un acuerdo para el cambio del método que garantice la representación proporcional le queda para su imposición el comodín de la asamblea nacional espuria pero supraconstitucional, especie de pistola sobre la sien de la aspiración democrática venezolana.


Si el G-4 no da sus votos para la elección de los miembros del CNE, allí está esa barajita llamada TSJ para llenar a troche y moche ese vacío. La verdad es que sin menospreciar los acuerdos presentados por “la nueva mesa de diálogo”, nada impide que unilateralmente el régimen genere e imponga los cambios que necesita para no recibir otra barrida en las elecciones legislativas del 2015.

Y nosotros, la oposición, ¿adónde vamos? ¿Cuál es nuestro plan y nuestro norte? ¿Seremos capaces de luchar y hacer valer nuestra representatividad en la AN para lograr las garantías justas y creíbles que muevan masivamente hacia las urnas a la inmensa legión opositora que repudia a la dictadura? O nos conformaremos con decir “no juego” y lanzar lo que hoy tenemos al renglón de pérdidas totales.

Claro, el régimen sabe que con un elemento o dos puede intoxicar un proceso electoral hasta volverlo no apto para el consumo de la mayoría opositora. Su objetivo es llevar esta batalla a la abrupta topografía ventajista de siempre y comenzar a desbandar el contingente de su contrario antes de que se inicien las acciones.

El objetivo del régimen es que las fuerzas mayoritarias de la oposición queden fuera de juego. Dominar una Asamblea Nacional que legitime lo que hoy no puede hacer su infecta constituyente y finalmente mandar al diantre cualquier adelanto de elecciones presidenciales.

Para ello la estrategia también comprende varios frentes comunicacionales: los mensajes de movilización permanente a sus parciales para lo cual se vale de su hegemonía comunicacional, los que tienden a legitimar los acuerdos de la nueva mesa de negociación y los que irriten y desencanten a la hueste opositora, la fuerza que los derrotaría con condiciones medianamente justas.

El chavismo tiene su plan largamente programado y afinado. ¿Y nosotros qué? ¿Cómo vamos a afrontar el reto crucial de las elecciones legislativas que la Constitución pauta para el próximo año? La pelota está en nuestro campo. Hay que ponerla en juego.

20-10-19

https://talcualdigital.com/index.php/2019/10/20/el-reto-crucial-de-las-elecciones-legislativas-por-gregorio-salazar/


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