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miércoles, 30 de octubre de 2019

Leyes contra el hambre, por @fernandocaminop




Fernando Camino Peñalver 29 de octubre de 2019
@fernandocaminop

Nuestro país está entre los primeros cinco países del mundo donde la inversión es un riesgo. Además del sistema político actual y la corrupción, uno de los factores que impiden la inversión y el normal desarrollo de la producción, es la inseguridad jurídica. En el sector de la producción de alimentos, la inseguridad jurídica se pone de manifiesto mediante el irrespeto a la propiedad privada, los controles y regulaciones a la libre iniciativa privada y el abuso de poder por parte de autoridades civiles y militares, en un mal ejercicio de funciones de Estado.

Sin inversión no hay ni habrá producción. Es debido, entre otras cosas, a que sufrimos la inflación más elevada del mundo, sobre todo en el renglón de alimentos. La inflación ha generado un fenómeno que es una oferta de alimentos (casi un 90% importados) con estructuras de costos dolarizados, que solo puede comprar aproximadamente un 10% de nuestra población. La imposibilidad de poder comprar los alimentos, ha generado un aparente abastecimiento, que no es más que la pérdida de poder de compra del ingreso mínimo familiar, el cual ha traído como consecuencia la caída en promedio, de más de un 50% del consumo de nuestra población.

Lamentablemente el problema de la inseguridad jurídica en nuestro país, si no reaccionamos a tiempo, se agravará, porque un régimen que hasta ahora cubría la apariencia de respetar el marco legal, ha entrado de lleno en el plano de un gobierno deslegitimado, a causa de la creación de un supra poder ilegitimo, que pretende imponerse por encima de instituciones y de las leyes, incluyendo nuestra Carta Magna.

Mientras más del 90% de nuestra población lucha y espera el cambio, no estamos cruzados de brazos. Hemos fraguado junto a todos los sectores de nuestra nación, una propuesta consensuada materializada en el Plan País. En materia de producción de alimentos, la Asamblea Nacional, los gremios de la producción y de los profesionales, así como los sectores académicos, de forma descentralizada, hemos diseñado el Plan País Agroalimentario. Pero más efectivo será su aplicación, si contamos ya con la estructura legal y las políticas públicas necesarias y fundamentales para poner en práctica este excelente trabajo de planificación técnica concertada.

Desde la Subcomisión Permanente de Desarrollo Agroalimentario, junto con los sectores del Plan País, estamos trabajando para restablecer el marco legal que fundamente el plan agroalimentario para la plena producción de alimentos en nuestra nación.

El marco legal de la transición será la Ley Ómnibus, que debe su nombre a la ley que se promulgó en España en 2009 para superar la crisis política, social y económica que desató las llamadas protestas de los indignados. Esta ley derogará los artículos, convertidos en “camisa de fuerza” para someter la libertad económica y la libre iniciativa privada y permitir el arranque productivo del gobierno de transición.

La Ley de semilla ya aprobada en plenaria de la asamblea, va a modernizar la producción primaria y nos introducirá en la más alta tecnología y nos permitirá el uso de lo más avanzado en el desarrollo de semillas y cultivares del mundo civilizado.

La nueva ley de tierras, convertida en una ley de desarrollo de las tierras públicas. Esta ley consagra la venta de las tierras públicas a productores y campesinos; a los agrotécnicos y a los emprendedores sin más limitaciones que la establecida en el Artículo 115 de nuestra carta magna. Mediante esta ley se dará un impulso a la agricultura familiar y a las mujeres productoras, introduciéndonos de esta manera en la corriente mundial de apoyo a estos sectores y abriendo las puertas al financiamiento internacional.

La ley que crea el banco de segundo nivel, institución que permitirá el financiamiento a través de la banca, con plazos que permitan la construcción de la infraestructura básica; la adquisición de semovientes, maquinarias, embarcaciones y sistemas de riego. Esta institución es fundamental para la intermediación del financiamiento internacional.

La ley para el desarrollo de la pesca y de la acuicultura, esta ley derogará la ley vigente que es una ley anacrónica y que solo ha servido para acabar con el sector pesquero y el desarrollo de la acuicultura.

Con la aprobación de estas leyes y de otras más que están en diseño, vamos a declararle la guerra al hambre, derrotaremos este flagelo y vamos a enrumbar a nuestra población por la ruta del desarrollo humano.

Fernando Camino Peñalver
@fernandocaminop

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