Eddie A. Ramírez 11 de noviembre de 2021
El
viejo refrán “por la boca muere el pez” aplica a Nicolás Maduro, al igual que a
su perverso antecesor. Para enfatizar que es el mandamás, señala públicamente a
quienes deben ser castigados. En consecuencia, jueces lacayos sentencian sin
pruebas y los militares y policías asesinan, encarcelan, torturan y obligan a
exiliarse a los identificados.
Esos videos son una prueba en la investigación abierta por la Corte Penal Internacional (CPI). Cabe recordar que las investigaciones de la CPI se iniciaron por iniciativa de los gobiernos de Canadá, Colombia, Chile, Paraguay, Perú y Argentina. Y hay que reconocer la labor de algunos de nuestros políticos que sensibilizaron a estos gobiernos y a las ONG y familiares de las víctimas que trabajaron para levantar los expedientes.
Fernando
Gerbasi fue otra víctima de la dictadura de Chávez- Maduro. Este distinguido
venezolano falleció la semana pasada en el exilio.
Fernando
era descendiente de esos italianos que emigraron a Venezuela y fueron
importante factor para nuestra independencia y posterior desarrollo. Su impacto
fue en todos los sectores. Por mi sesgo profesional, menciono al agrónomo
Doménico Milano, quien fundó en 1843 la Escuela Normal de Agricultura, punto de
partida de la actual Facultad de Agronomía de la hoy acosada Universidad
Central de Venezuela.
Uno de
los tantos italianos que participaron al lado de Bolívar fue el general Carlo
Luigi Castelli, quien a la muerte del Libertador fue perseguido y tuvo que
regresar a su patria. Quizá fue el primer italiano desterrado del país por el
que había luchado. Ahora, la dictadura de Chávez-Maduro ha obligado a miles de
descendientes de italianos a regresar a la tierra de sus ancestros o a otros
lares, ocasionando una importante pérdida de recursos humanos. Uno de ellos fue
Fernando Gerbasi.
Su
abuelo emigró del pueblo de Vibonati, radicándose en Canoabo, estado Carabobo.
Su padre fue el destacado poeta y hombre público Vicente Gerbasi. Su tío,
Chepino Gerbasi, fue un conocido periodista que estuvo preso en Ciudad Bolívar
durante la dictadura de Pérez Jiménez. Por cierto, al mismo tiempo que mi
recordado tío Rafael Serfaty.
Fernando
Gerbasi fue sentenciado por Maduro a través de los medios de comunicación
social.
La
acusación fue que conocía que el 12 de febrero 2014 se produciría un hecho
sangriento como el ocurrido el 11 de abril del 2002. La “prueba” fue una
conversación telefónica supuestamente dirigida a Fernando, advirtiéndole que
tuviese cuidado porque ese día podía ocurrir una matanza.
Nunca
se probó que él fuese el receptor. Además, todos esperábamos que el régimen
reprimiera violentamente la concentración convocada por Leopoldo López, tal y
como hizo Chávez al propiciar la masacre del 11 de abril 2002. Es decir que esa
llamada de precaución la deben haber recibido cientos de ciudadanos.
Inmediatamente, el fiscal del Ministerio Público Franklin Nieves, supuestamente
ordenado por el director del Sebin, general Manuel Bernal Ramírez, imputó a
Gerbasi y a otros.
Tiempo
después Nieves solicitó asilo en Estados Unidos y declaró que, por temor a
represalias, se vio obligado a levantar un expediente falso.
Fernando
fue un venezolano de gran valía. Graduado en Ciencias Económicas en Ginebra,
reconocido internacionalista y experto en comercio internacional, embajador en
varios países, viceministro de Relaciones Exteriores, preocupado por la
agricultura y sus recursos genéticos, profesor universitario y autor de varias
publicaciones.
En el
2002 renunció a la embajada de Venezuela en Italia en protesta por las
violaciones a la Constitución. Es de destacar su ferviente vocación democrática
y su contribución a la lucha por los principios y valores. Tuve el privilegio
de conocerlo y aprender de sus intervenciones en las reuniones semanales del
grupo que convocaba el valioso Alberto Quirós Corradi. Estos intercambios han
continuado por la red y hasta pocos días antes de su fallecimiento pudimos leer
las sensatas opiniones de Fernando.
Sin
duda que Maduro es el culpable principal del exilio de Gerbasi y de todos los
atropellos que se cometen, pero sin la alcahuetería de la Fiscalía General y de
los jueces estaría limitado en sus arbitrariedades.
Por
ello la Investigación Penal abierta por la CPI debe incluir, además de Maduro,
a varios de sus ministros, a los jefes de los organismos de seguridad del
Estado, a los jueces de instancias y a los magistrados del Tribunal Supremo de
Justicia. Entre estos cabe citar a los sancionados por varios países: Arcadio
Delgado, Luis Damiani, Lourdes Suárez, Calixto Ortega, René De Graves, Carmen
Zuleta De Merchán, Bárbara César, Inocencio Figueroa, Malaquías Gil, Eulalia
Guerrero, Jhanette Madriz, Fanny Márquez, Marco Medina, Juan José Mendoza y
Maikel Moreno. Así como a los jueces Susana Barreiros, Lorena Cornielles y
Carol Padilla, al Fiscal usurpador Tarek Saab y al Defensor del Pueblo Alfredo.
Cabe agregar en las investigaciones a Marjorie Calderón, magistrada del TSJ.
Esta
investigación solo abarca desde el 2017, por lo que hay que instar al Fiscal
Khan a que, por iniciativa propia, abra una investigación preliminar sobre los
crímenes ocurridos entre el 2002 y el 2017.
La CPI
tomó una decisión inédita en nuestro continente, la cual saludamos.
Lamentablemente, Fernando Gerbasi no podrá celebrarla. Descanse en paz nuestro
distinguido compatriota y sentido pésame a su esposa, familiares y amigos.
Como
(había) en botica: De Paulina Gamus: Votar el 21 es la única
forma de protesta que nos queda. Luis Ugalde: La abstención deja paso
libre al régimen y nos aleja el cambio necesario. Ramón Guillermo Aveledo:
Quiero votar, no aguanto la pasividad. Cardenal Baltasar Porras: Si no
participamos, ¿qué ganamos? ¡ No más prisioneros políticos, ni exiliados!.
Eddie
A. Ramírez
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