Ramón Escovar León 28 de febrero de 2023
@rescovar
Siempre
he tenido reservas en sumarme a las listas de los “abajo firmantes”, por dudar
de su eficiencia. Sin embargo, acepté sin vacilar la invitación que me hizo
Ramón Guillermo Aveledo para suscribir la carta del 22 de febrero de 2023 de
apoyo el trabajo que realiza la Comisión Nacional de Primarias. Y fue así
porque esta busca la realización de unas elecciones primarias para escoger la
candidatura de la oposición. Esta carta es sencilla, breve, clara y de
contenido oportuno y pertinente.
La comisión está integrada por distinguidos venezolanos que invierten sus esfuerzos en un trabajo complejo por la variedad de obstáculos que conspiran en su contra. La figura del presidente de la Comisión, Jesús María Casal, es garantía de que la tarea encomendada se ajustará de manera impecable a los linderos constitucionales.
El
voto es el rasgo vital de la democracia, porque es el medio como se expresa la
soberanía popular. Es la forma pacífica de decidir entre varias opciones. Si
existe la oportunidad de elegir, esta no debe ser desperdiciada. Si bien el
sufragio no es el único instrumento de la democracia, es necesario y
fundamental para proyectar la legitimidad de sus instituciones.
Frente
a la situación actual, la oposición se ha dividido en varios grupos: unos
defienden la necesidad de ir a votar; y otros creen en la abstención. Me cuento
entre los primeros porque el sufragio es un instrumento político determinante
para resolver controversias políticas de manera pacífica. De ahí mi apoyo a la
Comisión Nacional de Primarias, por cuanto del proceso electoral interno debe
salir un candidato (o candidata) con legitimidad y fuerza suficiente para
atraer el voto popular.
En
este contexto, la situación de la oposición venezolana de hoy es de confrontación,
lo cual es sobradamente conocido. La agresividad del discurso político del
momento es aún mayor cuando es entre opositores. Truenan las descalificaciones
reciprocas como un ritornelo permanente. El argumento es este: si no piensas
como yo es porque eres un “traidor”, un “sinvergüenza”, un “colaboracionista” y
demás adjetivos calificativos propios de la neolengua. Esto equivale a darse un
tiro en el pie y no contribuye con el objetivo común de la mayoría de los
venezolanos: la derrota del autoritarismo.
Es
preciso que la dirigencia opositora haga un esfuerzo para enviar un mensaje
coherente que sirva de acicate para que los venezolanos reflexionen sobre la
necesidad de elegir el próximo 22 de octubre la candidatura unitaria para
vencer a Nicolás Maduro. Con unidad y compromiso político se pondrá fin a un
gobierno con apetencias de perpetuarse en el poder y de continuar con el
control autoritario de la vida nacional.
Quienes
combaten las primarias no proponen un plan alterno confiable e incluyente. Se
afirma, incluso, que en Venezuela no están dadas las condiciones para ejercer
libremente el voto, porque el mismo sería burlado por la maquinaria
institucional socialista. El ejemplo que se cita con frecuencia es el de las
elecciones de noviembre de 1952, cuando Jóvito Villalba y Rafael Caldera
decidieron enfrentar a Marcos Pérez Jiménez en el amañado proceso electoral de
ese año. Acción Democrática y el Partido Comunista de Venezuela estaban
inhabilitados, pero los adecos fueron instruidos por Rómulo Betancourt y
Leonardo Ruiz Pineda de sufragar en contra del dictador. Los resultados
manipulados por el organismo electoral de la época ?controlado por la
dictadura militar? corroboraron el carácter tiránico del gobierno de Pérez
Jiménez y esto marcó definitivamente el rostro de esa consulta electoral. Las
consecuencias futuras eran inevitables. Todo era cuestión de tiempo.
Lo
narrado nos coloca ante una situación complicada, que los griegos
denominaron dilema porque, cualquiera que sea la decisión que
se tome, el desenlace conducirá irremediablemente al mismo resultado: el
ejercicio del voto no dará resultado porque estamos ante un régimen autoritario
que no está dispuesto a soltar el poder. Pero el dilema se resuelve si nos
concentramos en elegir una candidatura capaz de derrotar al autoritarismo,
generar confianza en el sector militar y en toda la sociedad para que el
vencedor en las urnas pueda estabilizarse en el poder. Ese es el desafío del
candidato o candidata que surja del proceso electoral interno. De ahí la
necesidad de apoyar a la Comisión Nacional de Primarias para que concluya con
eficiencia el compromiso asumido.
La
nación venezolana actual se mueve de una manera diferente a la de hace
veinticuatro años, cuando comenzó el proceso autoritario que hoy se ha
impuesto. Los desplazamientos de opinión, las movilizaciones transversales, así
como los mensajes políticos creíbles pueden mover al venezolano en direcciones
hasta ahora impensables.
La
mayoría silenciosa comienza a tener conciencia de que la derrota y el fracaso
permanente no puede ser un símbolo del destino nacional.
Ramón
Escovar León
@rescovar
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