JUAN PIO HERNÁNDEZ 19 de abril de 2023
@Juapio
“El creciente flujo migratorio de
venezolanos por todo el mundo no solo representa una reubicación masiva de
capital humano, sino también un éxodo ciudadano lleno de individuos con valores
cívicos y democráticos. El voto en el exterior no es meramente un ‘voto
simbólico’, sino una oportunidad para articularnos como sociedad civil”.
Resulta una irresponsabilidad decirle a más de 7 millones de venezolanos que todavía no está decidido si van a poder votar en octubre. Tenemos un compromiso con quien ha huido del desabastecimiento, de la angustia que genera ver un sistema de salud desmantelado y de la inestabilidad social y económica. Con quienes también han pagado ese sacrificio que implica migrar: dejar la mitad de su ser, de sus afectos en Venezuela. Hoy, cada uno de ellos debe recibir una respuesta por parte de la Comisión Nacional de Primaria (CNP), pues lo contrario sería imponerles las condiciones del gobierno dictatorial que tanto han sacrificado para dejar atrás.
El
Páramo de Berlín, el Tapón del Darién, el Desierto de Atacama y de la frontera
entre Estados Unidos y México, y las aún poco estudiadas rutas migratorias por
el Caribe, entre otras, constituyen para muchos coordenadas geográficas de un
trayecto doloroso que quedó en la memoria de los que han sacrificado tanto
para buscar un futuro mejor. Este año, estos valientes individuos tienen
el derecho de decir, desde las diferentes latitudes del mundo: “Soy venezolano
y mi voto cuenta”. Estos venezolanos no merecen vivir con la incertidumbre de
la plausibilidad de su participación, sino de un vivo y caliente debate de cómo
y dónde van a poder ejercer su inalienable derecho al voto.
Cuál
es el escenario hoy
El 15
de febrero, la CNP anunció que las primarias para elegir al abanderado de las
fuerzas democráticas, de cara a los comicios presidenciales, se celebrarán el
próximo 22 de octubre y que el reglamento técnico lo publicarán en
abril. Desde ese anuncio, las comunicaciones de esta entidad han generado mucha
confusión: ¿garantizarán la participación de la diáspora venezolana?
Según
la Ley Orgánica de Procesos Electorales, para que los venezolanos en el
extranjero puedan votar, deben tener estatus regular en el país de acogida. Sin
embargo, y de
acuerdo con lo descrito por CEPAZ, esto resulta contrario a la
Constitución: “Todos los venezolanos y venezolanas que hayan cumplido mayoría
de edad, y no estén sujetos a interdicción o inhabilitación política, tienen
derecho a votar. Indistintamente de su lugar de residencia”, refiere la
organización. Así, ante esta contradicción hemos encontrado una barrera más,
otra lucha que librar.
“El
voto en el exterior es una manera de reivindicar los miles de kilómetros de
distancia que separan a esos venezolanos del resto de su familia, de su país.
Es decirle: ‘Tú también cuentas, te necesitamos’”
Y de luchas tenemos tanto que decir. En nuestra historia reciente hemos sufrido todo tipo de violaciones inimaginables a nuestros derechos democráticos: elecciones con comprobados fraudes (Zulia y Bolívar 2017, Barinas 2021, etc.); victorias electorales que se reconocieron la noche de las elecciones, pero que no se les dejó ejercer sus jurisdicciones de gobierno (AN 2015, Alcaldía Metropolitana y Gobernaciones 2008); procesos electorales cancelados arbitrariamente (RR 2016); inhabilitaciones amedrentadoras; cooptación de partidos políticos y pudiéramos seguir, pero resumamos que es un largo etcétera.
Ante
la adversidad, se mantiene la lucha
Es
evidente que el venezolano quiere un cambio. Está cansado de la situación actual
del país y ha mostrado gran interés en que se respete su voluntad
ciudadana, como ha sido el caso de las gigantescas manifestaciones de las
últimas décadas, la bella experiencia de participación ciudadana que fue el
16 de Julio de 2017, por ejemplo.
Y hoy, para seguir apostando por ese cambio, el debate no debería estar en si movilizar el voto será lo más efectivo. Conviene reconocer que las primarias de las fuerzas democráticas del país generarán una oportunidad para que la sociedad civil se organice, para hablarle a los políticos y estos cumplir con su misión de escuchar y acatar.
Quienes
están afuera tienen mucho que sumar a esa demanda hacia la clase política. El
creciente flujo migratorio de venezolanos por todo el mundo no solo representa
una reubicación masiva de capital humano, sino también un éxodo ciudadano lleno
de individuos con valores cívicos y democráticos. Hemos visto en otras
latitudes muestras de activismo, compromiso con la asistencia humanitaria y
esfuerzo para alcanzar la movilización electoral.
¿Y qué
sabemos de estos venezolanos en el exterior? De acuerdo con los datos
recopilados por la Red Global de
la Diáspora de Venezuela, con los datos más recientemente actualizados de
la OIM/ACNUR y Migración Colombia, la diáspora actualmente totaliza 7,6
millones de venezolanos a nivel mundial. De estos, la mayor concentración se
encuentra en Colombia (2,9 millones), Perú (1,5 millones), Estados
Unidos (545 mil), Ecuador (502 mil), Chile (448 mil) y España (438 mil).
Organizaciones con larga trayectoria en el tema electoral como Súmate, el Observatorio Electoral Venezolano (OEV) y la Red de Observación Electoral estiman que, de este creciente número de venezolanos en el exterior, unos 4.897.709 son mayores de 18 años y potenciales electores. De estos, nada más 107.904 están inscritos en el Registro Electoral actual. ¡Vaya deuda!
Sí
somos capaces de organizarnos
La Red
Global de la Diáspora de Venezuela también ha mapeado a más de 1.033
organizaciones que ha dividido en 16 categorías. Una de estas está conformada
por aquellas que hacen actividades en torno al activismo y defensa de la
democracia. Qué encontramos: 81 organizaciones dedicadas a esta loable labor,
lo que representa un gran recurso con experiencia.
Para
los que tienen la paciencia y el estómago de seguir el debate relacionado
con el voto en el exterior, estarán familiarizados con el argumento que
nos intentan imponer: que la dificultad para el voto en otras fronteras se debe
al poco margen de tiempo, a las complicaciones logísticas y a los recursos.
Y sin
embargo, los últimos tres grandes eventos electorales en el exterior
(Elecciones Presidenciales 2012-2013, Consulta Soberana 16 de Julio de 2017, y
Consulta Popular, 7-12 diciembre 2020) dan clara evidencia de que la sociedad
civil, la diáspora venezolana, tiene historia superando estos desafíos.
Si no,
volvamos a 2012. Basta con recordar las emotivas imágenes de venezolanos
montados en autobuses para embarcarse en un viaje de carretera de más de 14
horas para poder ejercer su derecho al voto en Estados Unidos (viajando desde
Miami a Nueva Orleans). Además de la titánica tarea, tanto logística como
administrativa, que hicieron la Red Democrática Internacional (RDI), Voto Donde
Sea y Aerovotar. Las organizaciones de la sociedad civil para esa coyuntura
también se organizaron para aumentar el registro electoral de 57,3 mil a
los 107 mil que actualmente comprenden el registro electoral. Puede que se vea
bajo, pero esto representa un incremento de 86,7%.
Entonces,
¿todavía dudamos sobre si la diáspora cuenta con la capacidad logística y puede
movilizar recursos privados? Pues, no solo eso, sino que puede hacer cosas
monumentales como coordinar vuelos privados de Miami a Nueva Orleans para un
acto que tuvo lugar fuera de las instalaciones del consulado de Venezuela en la
ciudad paradójicamente apodada la Gran Fácil (The “Big Easy”), que no
fue fácil para nada.
Sigamos
listando esfuerzos y evidencia de nuestra capacidad organizativa: Recordemos la
Consulta Soberana del 16 de Julio de 2017. Ante un contexto de protestas que
llevaba más de 100 días y más de 100 venezolanos asesinados por ejercer su
derecho a manifestarse, sumado al flagrantemente inconstitucional llamado a una
Asamblea Constituyente por la dictadura (que años después se disolvió sin hacer
nada), la sociedad civil organizó un acto masivo de participación ciudadana que
movilizó a 7,2 millones de participantes a nivel mundial, donde 724 mil votos
vinieron de la diáspora (aproximadamente un 10% de la participación). Esta
hazaña de movilización de la población alcanza otra dimensión cuando se
considera que este gran evento se organizó en tan solo 13 días.
¿El
logro? Para esta Consulta surgió la Comisión Operativa para los Venezolanos en
el Exterior (COVENEX) con el objetivo de organizar este voto alrededor del
mundo. Esta comisión estuvo conformada por representantes de los partidos
políticos (PJ, VP, Vente, UNT, Causa R), y representantes de la sociedad civil
(con organizaciones como Un Mundo Sin Mordaza y Venezolanos Siempre).
Este
esfuerzo terminó con la conformación de 639 puntos electorales, en 559
ciudades y 101 países. Los venezolanos en todos estos rincones del
mundo se organizaron de gran manera para lograr este acto. Y la verdad es que
ese día se dio una verdadera fiesta electoral.
Esta
experiencia de participación ciudadana es clara evidencia de que, con seis meses
de tiempo, es factible lograr un ejercicio completo para unas elecciones
primarias de nivel. La cuestión entonces es cómo involucrar a esos grupos de la
sociedad civil con el conocimiento y herramientas para hacerlo posible.
Lecciones
aprendidas: el poder de las diásporas
Este
relato de lo que ha sido la evolución del voto en el exterior demuestra
todo el potencial que este tiene para que los derechos de los venezolanos puedan
ser ejercidos. Se cuenta con una serie de manuales de instalación de mesas
y sufragios en el exterior, de entrenamientos de voluntarios a nivel
mundial y de anécdotas audiovisuales que proveen un excelente punto de
partida para esta titánica tarea.
Puede
que algunas de estas organizaciones que han tradicionalmente ejecutado la organización
de eventos electorales en el exterior estén relativamente inactivas en este
momento, pero simplemente hace falta prender la chispa de que este ejercicio
ciudadano es posible y que este puede ser la oportunidad que tanto se necesita
para libremente elegir a un líder de la fuerza democrática de Venezuela.
“Conviene
reconocer que las primarias de las fuerzas democráticas del país generarán una
oportunidad para que la sociedad civil se organice, para hablarle a los
políticos y estos cumplir con su misión de escuchar y acatar”
Además,
esta participación ciudadana también podría ser ejercida para crear
conciencia, movilizar, incidencia y presionar en torno a reclamos, propuestas y
violaciones que los venezolanos sufren también en los países de acogida.
Como, por ejemplo, salvaguardar su derecho a la identidad y propiciar
una real integración migratoria.
Además
de esa capacidad operativa, también existe un gran potencial de apoyo por
parte del talento venezolano que actualmente se está destacando en múltiples
sectores a nivel mundial. Uno de estos sectores es el de tecnología, desde
donde podría venir la respuesta a la interrogante: ¿cuál sería la plataforma
idónea para esta ocasión? Una que brinde transparencia y competitividad. A
este talento cautivo hay que sumarle el apoyo que se ha ido cosechando en otros
espacios, por ejemplo, el de la Organización de los Estados Americanos (OEA)
y la Unión Europa.
El
voto en el exterior no es meramente un “voto simbólico”, sino una oportunidad
para articularnos como sociedad civil. Es una oportunidad para ratificar que
hay espacio para todos y que lo más importante va a ser definir cuál es el rol
de los diferentes actores.
Políticos
venezolanos: ¡a honrar el compromiso!
El Páramo
de Berlín, el Tapón del Darién, el Desierto de Atacama, cada terminal
y zona de embarque que ha visto cruzar a un venezolano representa un
compromiso para la actual fuerza democrática venezolana. El voto en el exterior
es una manera de reivindicar los miles de kilómetros de distancia que separan a
esos venezolanos del resto de su familia, de su país. Es decirle: “Tú también
cuentas, te necesitamos”.
Las
elecciones primarias también ofrecen una excelente oportunidad para que los
venezolanos podamos ejercer nuestra libertad y nuestros derechos. Es
inaceptable pretender que se le quiera imponer a un venezolano que hoy vive
libre las reglas de la dictadura. Urge un llamado a la creciente diáspora para
que sumen sus talentos, conocimiento e ideas a este proceso y que no se sientan
ajenos de este, dadas las diferencias que puedan tener con el sector
político. ¡Que no nos gane el desinterés!
Se
está construyendo un nuevo país, uno que se expande con estas coordenadas
geográficas donde hoy habitan venezolanos. Corresponde tener en cuenta nuestra
nueva cartografía para fortalecer la democracia, prevenir el autoritarismo
y librarnos del caudillismo.
Tomado
de: https://lagranaldea.com/2023/04/18/la-diaspora-vota-lecciones-aprendidas-de-la-sociedad-civil/
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