Solo pensar cómo
habrán sufrido estos migrantes y sus familias, al presenciar este horrible
acontecimiento nos conmueve profundamente, y no solo por ellos, sino por la
cantidad de personas que sobrellevan día
a día las inclemencias de una migración súbita, desordenada y expuesta a la
xenofobia.
No es únicamente la muerte física, que ya
es un hecho atroz, sino también la muerte de sus derechos, las injusticias,
abusos, miseria, hambre, discriminación y soledad en tierras lejanas.
En
tal sentido, el tratamiento de la migración en los países de destino es
clave para el respeto de los DDHH de los venezolanos migrantes,
la eliminación de la discriminación, la prevención y sanción de la violencia contra
los venezolanos, por lo que en
las políticas migratorias y en su
ejecución ha de tenerse presente que ninguna persona deja su país por placer,
sino porque es un camino de ilusión a una existencia mejor.
El desánimo que viven los ciudadanos y que
los expulsa del país, no podrá nunca con nuestros pensamientos positivos, con
nuestra fe y valores, nuestra certeza de que podemos rescatar nuestra
democracia.
Que Dios nos ayude a seguir formando a las
mujeres, cabezas de familia, para que eliminen ese pensamiento de que en
Venezuela no hay nada que hacer, que se ha perdido toda esperanza, y puedan
vivir y disfrutar una vida digna, con bienestar y prosperidad, recuperando la
idea de que acá sí se puede construir futuro.
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Equipo de Mujer Ciudadanía
@mujeryciudadania
@mujerciudadania
@mujeranalitica
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