Voz de América 15 de abril de 2024
Aunque
la abstención fue una estrategia de la oposición venezolana en elecciones
pasadas, esta vez la impopularidad de Nicolás Maduro y la posibilidad de que el
sufragio sea “un medio” para la transición política, motivan a reafirmar el
llamado a votar.
Las
irregularidades en el proceso electoral presidencial y la persecución de
dirigentes denunciadas por la oposición en Venezuela no la han tentado a
convocar un boicot de la votación, como en otras ocasiones, pues mantiene
buenas probabilidades de triunfo y sus figuras de mayor perfil desean preservar
sus liderazgos ante la posibilidad de una transición, según expertos.
Las primeras fases de los comicios, convocados para el 28 de julio, han traído consigo reclamos del bloqueo de la candidatura de María Corina Machado, la ganadora de su primaria, y su sustituta, Corina Yoris.
Además,
el antichavismo ha reprochado retrasos y exigencias inconstitucionales en el
registro de votantes dentro y fuera del país, y ha denunciado persecuciones
contra dirigentes del partido Vente Venezuela.
Parte
de sus denuncias guardan relación con una presunta violación de los Acuerdos de Barbados del
oficialismo venezolano —una serie de compromisos electorales que firmaron en
esa isla caribeña el gobierno y la oposición.
Asimismo,
ha advertido que el cronograma, comprimido en poco más de cuatro meses, puede
generar violaciones a la Constitución y las leyes y complicar la presencia de
misiones de observación extranjera probas, como las de la Unión Europea y las
Naciones Unidas.
Machado,
quien obtuvo 92 % de los votos de la primaria en octubre, pero no pudo
registrar su candidatura por estar inhabilitada por la Contraloría, ha negado
reiteradamente que el oficialismo haya logrado sacarla de “la ruta electoral”.
A
inicios de año, la exdiputada e ingeniera industrial dijo que no podían
celebrar elecciones sin ella, lo que llevó a algunos analistas y voceros
oficialistas a prever un posible llamado a la abstención.
Esta
semana, Machado reactivó su campaña de cara a julio en los estados Yaracuy y
Aragua. La opositora Plataforma Unitaria, mientras, estudia cuál será su
candidato unitario: si Manuel Rosales, gobernador postulado por su partido, Un
Nuevo Tiempo; Edmundo González Urrutia, un diplomático inscrito en la tarjeta
de la Mesa de la Unidad; Machado o Yoris, en caso de que logren inscribirse, u
otro postulado que elijan y logren postular.
La
oposición tradicional decidió no participar en las elecciones parlamentarias de
2005 y 2020, así como en la presidencial de 2018, donde resultó reelegido
Maduro. Los partidos antichavistas mayoritarios denunciaron que esas votaciones
no eran competitivas, legales, transparentes ni democráticas.
Pero
por el momento no parecen soplar vientos abstencionistas en los discursos de
Machado, Rosales y otros dirigentes de esos sectores opositores tradicionales.
“Olvídense
que la gente va para la abstención”, advirtió Rosales en un acto en Maracaibo,
capital del estado que gobierna, antes de poner su candidatura a la orden de la
Plataforma Unitaria si lograse postular a otro aspirante de consenso. “Si no
ponen otro candidato, yo seguiré con la bandera de Venezuela en alto para ser
el próximo presidente”, añadió.
Doriam
González, politólogo de la Universidad de Los Andes, explicó que años atrás, cuando
hubo llamados a boicots electorales, un puñado de líderes opositores se
repartían entre 15 y 20 puntos porcentuales de valoración positiva en las
encuestas.
La
intención de voto de los venezolanos “se diluía” entre los liderazgos de
políticos como el propio Rosales, el exgobernador Henri Falcón, el legislador
Henry Ramos Allup y el ex preso político Leopoldo López, hoy exiliado. La ruta
electoral de aquellos años “debía contar con la mayoría de esos líderes”,
explicó a la Voz de América.
Hoy,
ese no es el caso que reflejan las encuestas. El liderazgo de Machado es “muy
sólido” en la oposición, indicó, mientras se conocen sondeos privados que dan
cuenta de una ventaja de más de 30 puntos de su opción sobre el chavismo.
“El
diseño de una ruta electoral depende de una sola persona y esa persona es
Machado”, apuntó González.
La
dirigente de Vente Venezuela se mantiene en campaña “buscando preservar su
liderazgo”, aun si termina de facto fuera del tarjetón de julio, dijo el
experto.
Valoró
que aquella abstención facilitó que el chavismo avanzara en “el control total”
de los poderes públicos y se trasfigurara de una propuesta política a un
proyecto con “otro diseño institucional” del país, que, según expertos, ONG
defensoras de derechos humanos y organismos internacionales derivaron en un
sistema de corte autoritario.
Estrategia
política, ¿y error?
En las
elecciones nacionales de 2005, 2018 y 2020, la oposición apostó por una
estrategia abstencionista ante la afectación “por completo” de parte del
chavismo del proceso democrático que significa votar para elegir, indicó el
politólogo Walter Molina Galdi.
Precisó
que los gobiernos de Hugo Chávez, hasta 2013, y luego de Maduro comenzaron a
evitar la observación electoral, cambiar centros y circunscripciones electorales
para afectar resultados, inhabilitar a candidatos, usar dinero y medios
públicos para campañas electorales y “un largo etcétera” de daños al proceso
electoral del país.
Esas
prácticas coincidieron con la eliminación de competencias a gobernadores y alcaldes
opositores tras sus victorias electorales, y el desconocimiento de triunfos
opositores colectivos, como fue el caso de la mayoría antichavista lograda en
el parlamento en 2015, que quedó anulada en la práctica por sentencias del
Tribunal Supremo de Justicia.
Molina
Galdi valoró que el chavismo impidió desde entonces la celebración de
“elecciones competitivas”.
“En su
momento, la oposición decidió no participar en fraudes, lo cual no es un error
per se, pero sí lo es no acompañar esa decisión de otras acciones”, afirmó.
La
oposición entiende este año su participación en la elección presidencial ya “no
como un fin, sino como un medio” de lucha para concretar una transición
política en medio de un sistema político que entiende como “autocracia”,
explicó.
La
participación de más de 2,5 millones de personas en la primaria presidencial
opositora, en octubre pasado, y una realidad sociopolítica donde 80% de la
población está de acuerdo con un cambio en el país son motivaciones principales
de esa participación, expuso.
“Que
hoy el liderazgo opositor, encabezado por María Corina Machado, responda que no
va a salir de la ruta electoral ante cada acción de un régimen que encarcela,
desaparece y tortura, más bien eleva el costo de esas acciones, porque el
chavismo (y sus propagandistas) se quedan sin el argumento de la abstención”,
comentó Molina Galdi.
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