Julio César Arreaza B. 21 de abril de 2024
Preferible
“ser frío o caliente, porque a los tibios los vomitaré de mi boca”, dijo Jesús.
No hay algo peor que la perdida de la brújula moral, sin la cual una sociedad
se va al foso. En la vida no se puede ir deambulando con tibieza en una cuerda
floja, si lo haces te lo cobrará el destino con una vida para nada digna de ser
vivida. La oscuridad de la época arrastra hacia la fragilidad social. Nadie
reflexiona sino calcula. Vivimos tiempos de decadencia. Este es el contexto.
Parafraseando a Clinton decimos: es la soberanía popular, estúpido. La formidable manifestación de la voluntad popular habló de manera rotundamente clara el 22 de octubre. Cambió la historia, el ciudadano salió y tomo el control y decidió cerrar un ciclo de odio y división, dejando atrás la vieja forma de hacer política.
Lo que
vaya en contra de ese mandato se estrellará, no redundará a favor del rescate
del ciudadano y la libertad de Venezuela. La unidad es para el voto que elija
presidenta a la candidata surgida del hito histórico de la primaria. Si por las
malas se desconoce el mandato popular y se cierra este espectacular proceso de
transición democrática, se consolidará el sistema de mafias y saltarán 4
millones adicionales de compatriotas a la diáspora. La que conecta es María Corina,
que ha sido elegida empáticamente. Este es el capital para deslastrarnos del
narcorrégimen.
Somos
la nacionalidad con más migrantes desde 2017. El comportamiento del Darién ha
ido in crescendo de 100-200-500 mil. Hemos perdido el bono demográfico para
sustentar a la población mayor.
Votar
sin condiciones y apartándose de la soberanía popular expresada el 22 de
octubre no va en dirección de resolver el conflicto humanitario que padecemos,
no van a salir los presos políticos y seguirá la persecución y la violación
sistemática de los derechos humanos. Continuarán prevaleciendo las
instituciones degradadas y fracturadas. No es competitivo participar en un
adefesio que no puede llamarse elecciones, sin piso parejo, para perder y gane
Maduro. Importa y mucho la calidad de las elecciones.
Tomar
el camino indeseado por la mayoría es dejarnos a merced de la entropía que nos
ha ido destruyendo individualmente y como sociedad. Es seguir torturándonos en
el esfuerzo de Sísifo y malversando la esperanza del ciudadano.
Resulta
horroroso eso que llaman algunos “paz autoritaria”. Doblarse para no partirse.
Se traduce en continuar sometidos a la lógica totalitaria.
Son
horas decisivas. Hay que hablar con la verdad. Con coraje ciudadano apostamos
al rescate de la república, cumpliendo con el mandato de la soberanía popular
del 22 de octubre.
Libertad
para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío
San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas y los
hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni
exiliados!
Nota: El
anterior artículo fue escrito en la mañana del 19 de abril de 2024, y en el día
de hoy , no le cambio nada. Solo agregó lo siguiente.
No le
arriendo la ganancia a la corporación criminal tapa amarilla, que se ha burlado
cobardemente de la libre expresión de la soberanía popular manifestada el
22-10.
En
1947, el gobierno visionario de Rómulo Betancourt reconoció el derecho del voto
de la mujer, lo cual significó una conquista asegurada para siempre.
Esto
cobra toda la importancia en esta etapa aciaga, y emerge precisamente la figura
indicada para el desafío histórico de hoy: María Corina Machado. El régimen
cobarde y cínico le teme y cae en la abyecta conducta de abrogar la libre
expresión de la soberanía popular. Sentencia con este gesto, tarde o temprano,
pero seguro, su desaparición de la historia.
En
fin, observo, aún dentro del acoso incesante de la dictadura, cierta banalidad
en las posiciones políticas y ajustes acomodaticios. No debemos cejar ni un
segundo en la exigencia del cumplimiento de lo decidido por la voluntad popular
del pueblo venezolano. Enfrentemos el crimen de lesa humanidad contra la
soberanía popular.
Julio
César Arreaza B.
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