Jordy Enrique Moncada
A menudo tengo la privilegiada oportunidad de intercambiar ideas con personas que piensan muy distinto a mí, personas que se declaran revolucionarios o chavistas o socialistas o simplemente como se les quiera llamar. Por suerte, en la mayoría de los casos las conversaciones llegan a feliz término, no hay agresiones de ningún tipo, simplemente sin decirlo, sabemos que la conversación llega a su punto final y cada quien continúa con su rutina.
Estos revolucionarios basan su planteamiento ideológico en la lucha de clases que planteó Marx a mediados del siglo XIX, concluyen por lo general en que hay clases que están desposeídas y arrasadas por aquellos que acumularon el poder económico de la sociedad venezolana, premisa que cuesta debatir, sin embargo, lo que es debatible es que la salvación de ello se materialice en un Estado Superman que salve a los desposeídos.
Estos revolucionaros de los que les hablo, a diferencia de los revolucionarios de televisión, siguen viviendo en las mismas viviendas que poseían antes de que el actual Gobierno asumiera el control del país, incluso algunos antes de que empezara el Gobierno tenían un trabajo estable que hoy ya no tienen, pero siguen apoyando al proceso, para ellos las misiones que una vez funcionaron y que hoy ya no funcionan en su gran mayoría, son un pilar fundamental de su convicción electoral y razón suficiente para mantenerla.
Estos revolucionarios ven con buenos ojos las regulaciones de precios y de producción de alimentos, el control cambiario, hasta le buscan la razón a todas las reducciones que hace arbitrariamente el Gobierno al acceso a divisas, aunque en muchos casos no encuentren una respuesta lógica, sin embargo no se quejan, pues son revolucionarios.
Estos revolucionarios que no son ni pobres ni ricos, apuestan a los pobres, ¿quién no?, la diferencia es que para ellos la superación de la pobreza la logrará el Estado aislado del capital privado, ellos comparten o al menos no se oponen a que el Estado nacionalice empresas, sin embargo, no hacen seguimiento a esas empresas nacionalizadas para observar como la productividad se ve mermada sin excepción en cada una de esas nacionalizaciones. Al parecer, ellos no se han enterado que más de la mitad de la fuerza productiva del país es informal, vaya socialismo sin seguridad social.
Estos revolucionarios no critican el gasto abismal de PDVSA y la pésima planificación del Estado venezolano, que teniendo los índices de ingresos más altos de su historia simplemente hoy no tiene dinero para pagar a sus contratistas, entonces el Estado toma la magnifica decisión de deshacerse de los contratistas. A estos revolucionarios tampoco les ha pagado PDVSA.
Estos revolucionarios creen que el socialismo venezolano está ayudando a los pobres, pues quienes antes no comían hoy comen, que el Estado subsidie hasta que muera el Estado, pero que subsidie.
Estos revolucionarios prácticamente sólo ven VTV y escuchan Radio Nacional, están en contra de Globovisión, pues les parece que es un canal de noticias que no dice la verdad, de igual modo, estarían de acuerdo o al menos no se opondrían a un eventual cierre de Globovisión, sin embargo, les cuesta reconocer que VTV dice igual cantidad de mentiras que Globovisión y peor aún que Mario Silva también incita al odio, para ellos la libertad de elegir llega hasta cierto punto.
Estos revolucionarios están de acuerdo con que los extranjeros no den declaraciones políticas, aunque tenemos una constitución (fachada, pero constitución) que garantiza la libertad de expresión, para ellos decir que nos dirigimos a una dictadura es insultar al Gobierno.
Sin embargo, a estos revolucionarios les encantaría tener una casa mejor, un carro mejor, viajar más a menudo, como a todos, pero como que no se han enterado que el presidente de la República cree que la vivienda no es mercancía y que no se deben estar vendiendo y comprando las casas, que no es bueno tener como una meta comprar un carro, que día tras día CADIVI regula más los dólares de los ciudadanos, pero nunca los de los viajes oficiales y de muchas otras cosas más.
Estos revolucionarios son venezolanos como todos nosotros, trabajan diariamente para salir adelante, hoy simplemente tienen una elección electoral distinta, pero indistintamente de su preferencia seguirán siendo venezolanos y estamos obligados a construir un país en donde todos podamos desenvolvernos libremente, al menos si en verdad queremos una Venezuela mejor.
Mientras yo mantengo estas conversaciones y me desvivo por construir un mensaje que pueda ser atractivo para ellos, la gran mayoría de la dirigencia política del país está tratando de construir campañas presidenciales, haciendo política desde la televisión, buscando una supuesta unidad política sin buscar primero la unidad de las bases.
Es necesario un cambio profundo en la dirigencia política de nuestro país, un cambio nunca se dará con las caras del pasado.
Publicado por:
http://www.eluniversal.com/2009/06/05/opi_art_conversaciones-con-u_05A2366933.shtml
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