La violencia de toda índole que se vive en Venezuela para ser estar cuadrada como un arma política para someter al ciudadano en sus fueros de una vida alegre y en libertad. Cada día vemos como nuestros jóvenes caen en las calles del país como barajitas sin que haya el más mínimo asomo de un verdadero plan gubernamental que frene la masacre.
Ya sea por asaltos, por peleas entre bandas, por pertenecer a posiciones políticas distintas, por ser mujer, por ser obrero sindicalista, por ser militar con libertad de conciencia este paredón del siglo XXI esta arrinconando las voluntades venezolanas a un callejón oscuro y sin alternativas.
De nada vale que se grite a todo dar que este gobierno ha llenado la carencia social, el hueco existencial que tenía Venezuela si ese “regalo revolucionario” no se puede disfrutar ni traducir en calidad de vida. De que le vale a los más pobres de la nación tener un fajo de reivindicaciones sociales si no pueden disfrutarlas, no pueden salir de las puertas de sus casas a respirar y a disfrutar esos logros obtenidos, porque al solo asomar la nariz los acaba el hampa, la intolerancia y la desidia.
La apología de la violencia en forma de hampa común como arma política para someter a la disidencia y justificar una lucha de clases se extendió como un murmullo cómplice en todo el ámbito bolivariano sin percatarse que esta estrategia se lleva como gran lote a los más desasistidos y pobres del país por el simple hecho que numéricamente es el grueso de la población, y los demonios desatados no les importa si las propiedades arrebatadas son productos del libre mercado o de la repartición socialista. Ellos arrasan con todo, la violencia en forma de hampa es como la langosta que pasa y devora la tranquilidad de pobres y ricos, de chavistas rojos-rojitos y opositores azules-azulitos, dejan sin respiro y sumida en profundo dolor a la madre del hospital ya la madre de la clínica, deja vacía de esperanza a la familia del este y del oeste. De nada vale las clases televisadas al pueblo hablando de la dialéctica marxista, porque en la realidad la única dialéctica que se esta percibiendo es la dialéctica del caos, la destrucción y su efecto irreversible, el plan tierra arrasada para construir al ciudadano nuevo que al final se quedará sin lógica sin ‘identidad’ y sin ‘inclusión’ porque todos estaremos excluidos por el ángel exterminador de la violencia desatada.
Por eso este “boomerang” que hoy se devuelve de las salas situacionales del régimen no entiende de revolución bonita sino que ve la revolución como símbolo de muerte y abandono en el más importante de los Derechos Humanos: El Derecho a la vida.
Fuente: Mujer Analítica
Autor: Aixa Armas
http://www.lahistoriaparalela.com.ar/2009/06/26/la-apologia-de-la-violencia-como-arma-politica/#more-26060
http://movimientorepublicano.blogspot.com/2009/06/la-apologia-de-la-violencia-como-arma.html
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