Luis Ugalde, SJ 29 de agosto de 2020
Hace
unos días decliné la invitación a un Foro virtual sobre el dilema Votar o no
Votar ¿Por qué?
¿Elegir
el mal menor? Algunos piensan que en las anunciadas elecciones parlamentarias
estamos obligados a escoger el menor de dos males, votar o no votar.
Muchos
otros, atrapados en la lucha por la sobrevivencia, sienten que en las
condiciones impuestas por el régimen no hay elección posible: el proceso ya
está cocinado dictatorialmente y cualquiera de las dos opciones se usará para
reforzar el mal mayor, que es la perpetuación de este régimen donde la vida
política, económica y social agoniza en todas sus dimensiones. Sin más
alternativas que irse del país o resignarse a mal vivir bajo la tiranía.
Asalto
a la Asamblea Nacional Legítima, la que fue electa por el soberano y desde el
primer día asediada, perseguida, anuladas sus decisiones, rebanada y asaltada,
pero no rendida. Los demócratas del país y del mundo la reconocieron y apoyaron
el muy difícil deber de su Presidente Juan Guaidó de dirigir el proceso para el
rescate de la democracia. Ahora la dictadura ha preparado una falsa elección
para acabar esa Asamblea Nacional irreductible y con creciente reconocimiento
internacional; no por lo que ha podido hacer, sino por lo que
constitucionalmente significa: transición al rescate democrático del país. Por
fin han coincidido con ella los países democráticos de América y Europa,
numerosas instituciones no partidistas en Venezuela como las academias, la Iglesia
Católica y diversas expresiones de la sociedad civil: para salir pacíficamente
de esta tragedia de hambre y dictadura es imprescindible la elección
presidencial (también las parlamentarias) libre, justa, transparente y con
garantías internacionales.
No
basta abstenerse. Obvio para unos y otros. Al mismo tiempo parece que
concentrar los esfuerzos y el debate en el voto parlamentario (sí o no) es
contribuir al mal mayor, que es la perpetuación del régimen. No importa la
buena intención, sino el efecto real. El 80% necesita y quiere salir del
régimen y recuperar la vida, pero si centráramos el debate político en votar o
no votar, terminaríamos haciendo el juego a la dictadura: si votas legitimas su
triunfo y si no votas, le entregas el Poder. Si además hay agresiones,
descalificaciones y rabia entre los opositores, la dictadura lo celebra.
Rutas
de esperanza. Vemos tareas fundamentales para el trabajo de los demócratas de
aquí a Diciembre.
1)
Con este régimen no hay futuro. Hay que salir constitucionalmente de él.
2)
No convertir la divergencia en agresión y descalificación entre opositores, de
modo que se hagan enemigos irreconciliables. Para la reconstrucción de la vida
nacional y rescate de la democracia hacen falta todos los demócratas y toda la
sociedad civil y es necesario el renacer de la unidad superior, por encima del
sí o del no.
3)
Ahora el tema político central no es lo electoral, sino lo económico-social,
con gravísimas tareas que requieren todo nuestro esfuerzo movilizado y todo el
apoyo internacional posible para el cambio. Este abarca la respuesta a la
emergencia humanitaria, que incluye el COVID-19, pero que ni empieza ni termina
ahí. En este país arruinado, lleno de perseguidos, presos políticos y
desterrados, con millones sin trabajo, ni ingreso vital, es primordial el
renacer de la actividad productiva con trabajo, ingresos con poder adquisitivo
y vida para millones y sus familias; el rescate de los sistemas de salud y de
educación en todos los niveles y de los poderes del Estado (hoy secuestrados),
sus instituciones y servicios públicos (luz, agua, gas, transporte, seguridad).
Son exigencias y movilizaciones que no se pueden dejar para mañana y menos para
el año que viene. Es aquí -y no en campañas electorales para perpetuar el régimen-
donde renace la conciencia política liberadora y se centra la acción de toda la
sociedad civil. Sería una tragedia que en este enorme naufragio nacional la
población viera a los partidos dedicados a la farsa electoral o simplemente a
abstenerse.
Por
eso la Unión Europea, el Grupo de Lima, EE.UU. y el Grupo de Contacto por
primera vez coinciden en exigir unas elecciones presidenciales (y
parlamentarias) que permitan salir de esta cárcel de hambre y miseria sin
futuro.
4)
Hay incipientes propuestas esperanzadoras como el llamado reciente que hace
Guaidó a los principales factores políticos, a la sociedad civil y a todos los
demócratas a construir un camino común con propuestas movilizadoras. Se esperan
concreciones.
También
hay varias propuestas que lleven, con movilización y organización, a manifestar
de manera explícita y visible que la gran mayoría quiere salir del régimen. Una
es la Consulta Popular propuesta por varios y relanzada por el Consejo Superior
de la Democracia Cristiana: la Asamblea Nacional actual presidida por Guaidó
acordaría activar los artículos 70 y 71 de la Constitución, con apoyo y
garantía internacional (ONU, OEA...) para que la dictadura no lo pueda impedir.
De Mérida nos llegan otras propuestas complementarias. Necesitamos un nuevo
Gobierno Nacional de transición con fuerte apoyo internacional y sin las
sanciones impuestas a los crímenes del actual gobierno.
Lo
más conveniente parece ser organizar las elecciones (presidenciales y
parlamentarias) para el primer semestre de 2021, una vez superada la pandemia y
creadas las otras condiciones democráticas. Ahora la tarea no es votar o no
votar sino contribuir a que toda la sociedad civil asuma su responsabilidad en
la transición para lograr el fin del nefasto régimen
Luis
Ugalde, SJ
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