Por Fernando Pereira
“Las carreteras se
convierten en corredores de niños, de muchos niños. Bastantes niños, en coches,
en brazos. Bastante, bastante. Los colombianos salían con coches y les daban
coches a las madres, cobijas térmicas para los niños”, ese es uno de los testimonios del informe Retornar y
sufrir: sistematización de maltratos contras las familias que vuelven a
Venezuela en pandemia, coordinado por los investigadores Alexander Campos y
Mirla Pérez y que se pudo realizar por la alianza entre el Centro de
Investigaciones Populares y Cecodap.
Recoge las historias de
familias que debieron retornar al país en medio de la cuarentena. Nos detenemos
en lo concerniente a la situación de quienes realizaron la travesía con las
niñas, niños y adolescentes.
No existen privilegios
para los niños. Fueron sometidos a caminar por kilómetros y a la mala
alimentación; al hacinamiento y a la poca atención sanitaria. Además fueron
testigos de la violencia ejercida por los grupos irregulares contra el resto de
la población. La vulnerabilidad e indefensión que vivieron los adultos se
convirtió en extrema en los niños al no tener éstos ningún tipo de
protección o privilegio.
Madres caminando con
sus hijos
Las madres
entrevistadas viajan, casi todas, con sus hijos. Son la excepción aquellas que
los dejan con algún familiar. Y quien lo hace, cuenta que lo hizo, casi
siempre, con la madre. Nadie nos declaró haber dejado a los niños solos o
con alguien que no fuese familiar. Que los niños viajen con las madres, no
quiere decir que lo hagan de forma segura. En sus relatos, quedan
dibujados unos niños muy indefensos legalmente porque no cuentan con sus
papeles de identidad, específicamente el pasaporte, lo que provoca que sean
sometidos a experiencias muy riesgosas para su propia vida.
No son pocos los niños
caminantes. Se nota en sus historias que por el camino se encontraron a muchos
niños viajando. Niños de distintas edades. Insistentemente señalan que eran
muchos los niños que hacen la travesía: “Para comer… bueno, había gente que nos
ayudaba, porque éramos varios, no era yo sola. Claro, yo me los conseguía por
el camino; había gente con niñitos, con niñitos chiquitos, con niños grandes.
Había bastante niños”.
Es importante que
resaltemos que las madres hacen ver la ausencia de cualquier tipo de apoyo
institucional que tenga como objetivo la ayuda a los niños. Son los niños
caminantes con sus madres y nadie más. En el camino sólo reciben auxilio de
personas particulares que por su buena voluntad se la prestan. Tanto de salida
del país, como al retorno, serán las fronteras el punto más peligroso para los
niños.
A pesar de una
presencia tan masiva de niños retornando, en ningún momento nos hablan de algún
operativo o acción de las autoridades nacionales o de los organismos
internacionales expresamente dirigidos a la atención de los niños. Se
encuentran, básicamente, desasistidos y sólo contando con la protección de los
padres y de los mismos compañeros de retornos que se vuelven hacia ellos y
los protegen con especial cuidado. De nuevo, son los mismos habitantes del país
de tránsito los que salen en auxilio de los niños.
¿Y en los centros de
aislamiento?
Los niños
instalados en los centros de aislamiento participan de las mismas condiciones
que padecen los adultos. Por su condición de niños no tuvieron privilegios y,
al igual que sus padres, vivieron las mismas condiciones que hemos
descrito en los distintos centros de aislamiento: la mala alimentación, el
hacinamiento, la poca atención sanitaria, sumado a la exposición de la
violencia que los grupos irregulares ejercían contra el resto de la población.
Se realizan
conferencias, reuniones de alto nivel, campañas de recaudación, ofertas y
promesas que se quedan por el camino y llevan el lento paso de las madres y
niños que deben regresar desde Ecuador o Colombia. El hecho es que no le
ven la cara al apoyo de los Estados (mucho menos del propio) o de los
Organismos Internacionales; los niños caminantes están por su cuenta.
08-12-20
https://efectococuyo.com/opinion/madres-y-ninos-caminantes-por-su-cuenta/
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