YUVAL NOAH HARARI 21 de diciembre de 2020
@harari_yuval
Las teorías conspirativas no las inventó QAnon, han
circulado durante miles de años. Comprender su estructura puede ayudarnos a
esclarecer su atractivo y su inherente falsedad
Las teorías de la conspiración vienen en
todas las formas y tamaños, pero tal vez la representación más común es la
teoría de la Camarilla Mundial. Una encuesta
reciente realizada a 26.000 personas en 25 países les preguntó a los
encuestados si creían en “un solo grupo de personas que en secreto controlan
sucesos y gobiernan juntas el mundo”.
Un 37 por ciento de los estadounidenses respondió que
es “definitiva o probablemente verdad”. Ocurrió lo mismo con el 45 por ciento
de los italianos, el 55 por ciento de los españoles y el 78 por ciento de los
nigerianos.
Las teorías conspirativas, claro está, no las inventó
QAnon; han circulado durante miles de años. Algunas de ellas incluso han tenido
un inmenso impacto en la historia. Consideremos el nazismo, por ejemplo. No
solemos pensar en el nazismo como una teoría de la conspiración. Debido a que
logró controlar un país entero y comenzar la Segunda Guerra Mundial, solemos
considerar el nazismo como una “ideología”, aunque sea una malvada.
Sin embargo, en el fondo, el nazismo fue una teoría de
la Camarilla Mundial basada en esta mentira antisemita: “Un grupo de
financieros judíos domina el mundo en secreto y está conspirando para destruir
la raza aria. Diseñaron la revolución bolchevique, dirigen las democracias de
Occidente y controlan los medios y los bancos. Tan solo Hitler ha logrado ver
la realidad de sus trucos nefarios… y solo él puede detenerlos y salvar a la
humanidad”.
Comprender la estructura común de esas teorías de la
Camarilla Mundial puede explicar tanto su atractivo… como su inherente
falsedad.
La estructura
Las teorías de la Camarilla Mundial arguyen que debajo
de un sinnúmero de sucesos que vemos en la superficie del mundo un solo grupo
siniestro está al acecho. La identidad de este grupo puede cambiar: algunos
creen que el mundo lo dirigen en secreto los masones, las brujas o los
satanistas; otros creen que son extraterrestres, reptilianos o varias otras
pandillas.
No obstante, la estructura básica sigue siendo la
misma: el grupo controla casi todo lo que ocurre, y al mismo tiempo oculta ese
control.
Las teorías de la Camarilla Mundial se deleitan en particular
con la unión de los opuestos. Por lo tanto, la teoría conspirativa nazi decía
que, en la superficie, el comunismo y el capitalismo lucen como enemigos
irreconciliables, ¿no? ¡Error! ¡Eso es precisamente lo que la camarilla judía
quiere que pienses! Y tal vez creas que las familias Bush y Clinton son
enemigos jurados, pero solo están aparentando: a puerta cerrada, todos van a
las mismas fiestas del vecindario.
A partir de estas premisas, surge una hipótesis. Los
sucesos en las noticias son una cortina de humo diseñada con astucia para
engañarnos, y los líderes famosos que distraen nuestra atención son meros
títeres a merced de los verdaderos gobernantes.
El atractivo
Las teorías de la Camarilla Mundial son capaces de
atraer a grandes grupos de seguidores en parte porque ofrecen una sola
explicación sin rodeos para una infinidad de procesos complicados. Las guerras,
las revoluciones, las crisis y las pandemias todo el tiempo sacuden nuestras
vidas. No obstante, si creo en algún tipo de teoría de la Camarilla Mundial,
disfruto la tranquilidad de sentir que entiendo todo.
¿La guerra en Siria? No tengo que estudiar historia
del Medio Oriente para comprender qué sucede allá. Es parte de la gran
conspiración. ¿El desarrollo de la tecnología 5G? No tengo que investigar nada
sobre la física de las ondas de radio. Es la conspiración. ¿La pandemia de la
Covid-19? No tiene nada que ver con los ecosistemas, los murciélagos y los
virus. Sin duda es parte de la conspiración.
La llave maestra de la teoría de la Camarilla Mundial
abre todos los misterios del mundo y me ofrece una entrada a un círculo
exclusivo: el grupo de personas que entienden. Nos hace más inteligentes y
sabios que la persona promedio e incluso me eleva por encima de la élite
intelectual y la clase gobernante: los profesores, los periodistas, los
políticos. Veo lo que ellos omiten… o lo que intentan ocultar.
El error
Las teorías de la Camarilla Mundial cometen el mismo
error básico: suponen que la historia es muy sencilla. La premisa clave de las
teorías de la Camarilla Mundial es que es relativamente fácil manipular el
mundo. Un pequeño grupo de gente puede comprender, predecir y controlar todo,
desde las guerras y las revoluciones tecnológicas hasta las pandemias.
Este grupo tiene una capacidad particularmente
extraordinaria para prever los siguientes diez movimientos en el tablero del
mundo. Cuando suelta un virus en algún lugar, no solo puede predecir cómo se
propagará por el mundo, sino también cómo afectará la economía global un año
después. Cuando desata una revolución política, puede controlar su curso.
Cuando empieza una guerra, sabe cómo terminará.
Sin embargo, no cabe duda de que el mundo es mucho más
complicado. Por ejemplo, consideremos la invasión estadounidense a Irak. En
2003, la única superpotencia del mundo invadió un país de tamaño mediano en el
Medio Oriente, bajo el argumento de que quería eliminar las armas de
destrucción masiva del país y terminar con el régimen de Sadam Husein. Hubo
quienes sospecharon que tampoco le habría importado aprovechar la oportunidad
para obtener hegemonía sobre la región y dominar los vitales yacimientos
petroleros de Irak. En busca de estos objetivos, Estados Unidos desplegó el
mejor ejército del mundo y gastó billones de dólares.
Si nos adelantamos unos años, ¿cuáles fueron los
resultados de este esfuerzo tremendo? Una completa debacle. No había armas de
destrucción masiva y el país quedó hundido en el caos. En realidad, el gran
ganador de la guerra fue Irán, pues se convirtió en la potencia dominante de la
región.
Entonces, ¿deberíamos llegar a la conclusión de que
George W. Bush y Donald Rumsfeld en realidad eran espías iraníes encubiertos a
cargo de ejecutar una ingeniosa conspiración diabólica que ideó Irán? Para
nada. Más bien, la conclusión es que es increíblemente difícil predecir y
controlar los asuntos humanos.
No es necesario invadir un país del Medio Oriente para
aprender esta lección. Si has estado en una junta escolar o un consejo local, o
tan solo has intentado organizar una fiesta sorpresa para el cumpleaños de tu
mamá, es probable que sepas cuán difícil es controlar a los humanos. Haces un
plan y te sale el tiro por la culata. Intentas guardar un secreto y al día
siguiente todo el mundo está hablando de él. Confabulas con un amigo de
confianza y en el momento crucial te acuchilla por la espalda.
Las teorías de la Camarilla Mundial nos piden que
creamos que, aunque es muy difícil predecir y controlar las acciones de mil o
siquiera cien humanos, es sorprendentemente fácil tratar como títeres a 8000
millones.
La realidad
Por supuesto que hay muchas conspiraciones verdaderas
en el mundo. Los individuos, las corporaciones, las organizaciones, las
iglesias, las facciones y los gobiernos siempre están tramando y elaborando
varias conspiraciones. Sin embargo, justo por eso es tan difícil predecir y
controlar a todo el mundo.
En la década de 1930, la Unión Soviética de verdad
estaba conspirando para iniciar revoluciones comunistas por todo el mundo; los
bancos capitalistas estaban empleando todo tipo de estrategias sospechosas; el
gobierno de Roosevelt estaba planeando rediseñar la sociedad estadounidense en
el New Deal; y el movimiento sionista estaba planeando la proclamación de una
patria en Palestina. Sin embargo, estas y un sinfín más de otras maquinaciones
a menudo chocaban, y no estaban a cargo de un solo grupo de gente.
En la actualidad, también es probable que seas el
blanco de muchas conspiraciones. Tus colegas tal vez conspiren para poner al
jefe en tu contra. Una gran corporación farmacéutica podría estar sobornando a
tu doctor para que te dé opioides dañinos. Otra gran corporación podría
presionar a los políticos para bloquear regulaciones ambientales y permitirle
contaminar el aire que respiras. Algunos gigantes tecnológicos podrían estar
hackeando tus datos privados. Un partido político podría estar haciendo fraude
en los distritos electorales de tu estado. Un gobierno extranjero podría tratar
de fomentar el extremismo en tu país. Todas estas podrían ser conspiraciones
reales, pero no son parte de una sola conspiración mundial.
A veces una corporación, un partido político o un
dictador logran reunir una parte significativa de todo el poder del mundo en
sus manos. No obstante, cuando sucede algo así, es casi imposible mantenerlo en
secreto. Un gran poder conlleva una gran publicidad.
De hecho, en muchos casos una gran publicidad es un
prerrequisito para obtener un gran poder. Por ejemplo, Lenin nunca habría
obtenido poder en Rusia evitando la mirada del público. Y al principio, Stalin
prefería las maquinaciones a puerta cerrada pero, para cuando monopolizó el poder
en la Unión Soviética, su retrato colgaba en cada oficina, escuela y hogar
desde el Báltico hasta el Pacífico. El poder de Stalin dependía de este culto a
la personalidad. La idea de que Lenin y Stalin eran solo una fachada para los
verdaderos gobernantes que estaban tras bambalinas contradice toda la evidencia
histórica.
Percatarte de que no hay una sola camarilla que puede
controlar en secreto a todo el mundo no solo es correcto, sino que también te
empodera, pues quiere decir que puedes identificar las facciones que compiten
en nuestro mundo, y aliarte con algunos grupos en contra de otros. De eso se
trata la política verdadera.
Tomado de: https://www.lavanguardia.com/internacional/20201207/49857110897/mundo-parece-gran-conspiracion.html
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