JAVIER LAFUENTE y FRANCESCO MANETTO 16 de diciembre de 2020
@lafuentejavi y @fmanetto
Están
a punto de cumplirse dos años desde que Juan
Guaidó (La Guaira, 37 años) tomó posesión como presidente de la
Asamblea Nacional de Venezuela. En cuestión de semanas pasó de ser un político
casi desconocido a liderar la oposición al chavismo. Como jefe del Parlamento
se proclamó presidente interino y, con un fuerte apoyo de la comunidad
internacional, intentó forzar
la caída de Nicolás Maduro, la conformación de un Gobierno de
transición y la celebración de elecciones con garantías. Sin embargo, la
revolución bolivariana sigue ampliando su poder. El pasado 6 de diciembre
recobró el control del legislativo en unos comicios rodeados de acusaciones de
fraude que apenas
registraron una participación del 30%. Guaidó respondió con una
consulta alternativa que se celebró a lo largo de la semana pasada de
forma telemática y culminó el sábado con una votación presencial. El dirigente
de Voluntad Popular, el partido de Leopoldo López, busca frenar el desgaste, la
desmovilización y las críticas internas generadas por el fracaso de la
estrategia. En esta entrevista con EL PAÍS, realizada por videoconferencia,
muestra su determinación a mantener en funcionamiento, aun de forma
paralela, la
Asamblea Nacional de mayoría opositora a partir del 5 de enero, cuando
tomen posesión los nuevos diputados.
Pregunta. ¿Qué
fiabilidad tiene la consulta que acaban de convocar?
Respuesta. Más
allá del esfuerzo que haya hecho el comité organizador, debemos comparar esto
con lo que es. Un movimiento ciudadano, organizado desde la sociedad civil, que
por supuesto en mi caso impulsé en primera persona. Fueron cinco días de
participación muy exitosos porque lograron, pese a la pandemia y la persecución
y en
contraste con lo que fue el 6 de diciembre [celebración de elecciones
legislativas], mensajes importantes. Uno, que la organización y la
unión son fundamentales en Venezuela. Dos, el rechazo al fraude, pero también
elevar la lucha y la solución al conflicto en elecciones presidenciales y
parlamentarias. Sería un error compararlo con el 6 de diciembre incluso, porque
el 6 de diciembre se hizo usurpando las herramientas y los recursos del Estado.
P. ¿Pero cuán
fehaciente será un resultado que no ha sido auditado? ¿No están cayendo en un
error parecido al que critican?
R. No, esa es
la gran diferenciación. No se puede comparar un proceso como ese con uno de
manifestación de voluntarios y participación cívica. Hoy todavía tenemos gente
presa por haber entregado un volante o por haber colocado un punto [de
votación].
P. El
5 de enero se va a acabar el
mandato de la Asamblea Nacional de mayoría opositora que se logró
contundentemente en 2015, por el que usted es reconocido como presidente
encargado por cerca de 60 países. A partir de ese día, ¿qué será Juan Guaidó?
R. El
reconocimiento internacional y la presidencia encargada hoy son instrumentos de
defensa de lo que queda de democracia en Venezuela. La continuidad
institucional es el principio que estamos abrazando en este momento, al no
haber tenido una elección válida, para continuar el mandato de la Asamblea
Nacional y de la presidencia encargada. ¿Con qué base? El artículo 233 de la
Constitución, la no elección celebrada el pasado 6 de diciembre. Pero lo más
importante es la defensa de los venezolanos, de la gente. No podemos permitir
un vacío en la interlocución. Para aproximar una solución, vamos
a necesitar de la fuerza interna y de la interlocución legítima del pueblo de
Venezuela y eso significa mantener e instalar el próximo de 5 de enero
la continuidad constitucional del Parlamento.
P. ¿A partir
del 6 de enero, entonces, usted se va a seguir considerando presidente
encargado?
R. Por la
Constitución y la continuidad institucional con base en el Parlamento nacional.
No podemos caer en la trampa. ¿Qué buscan ellos? Aniquilar la alternativa
democrática, por eso, por ejemplo, no aceptaron la oferta muy sensata que
hiciera Europa recientemente para diferir el fraude y reunir condiciones para
un proceso con un reconocimiento y competitivo. A Maduro no le interesa la
legitimidad de ese proceso del 6 de diciembre.
P. Usted fue
proclamado presidente interino y reconocido para lograr un objetivo: cese de la
usurpación, Gobierno de transición, elecciones libres. Dos años después, nada
de eso se ha logrado. ¿Se debe mantener su Gobierno interino tal cual está
estructurado o tiene que tener modificaciones y recortar cargos?
R. Creo que se
debe mejorar para hacerlo más rápido. Hay que facilitar la presión
internacional, pero también las
garantías a los que hoy están apoyando a Maduro. Cualquier transición
genera incertidumbres, incluso en democracias. En definitiva, a partir del 5, 6
de enero lo que tenemos que hacer es fortalecer la coalición internacional, la
movilización interna para generar presión, pero también las garantías, el marco
para la transición.
P. Todos estos
objetivos que usted ha recalcado muchas veces han perdido también credibilidad.
En estos dos años, las expectativas fueron muy altas y hay muchas críticas
hacia la estructura de ese Gobierno interino. ¿Se debe mantener esa estructura?
R. La revisión
tiene que ver con el objetivo y también el entorno de Venezuela. Hoy, lo
cotidiano en Venezuela es una hazaña, desde colocar gasolina hasta comprar
comida. Si queremos ampliar el reconocimiento al Parlamento nacional, el rechazo
al fraude y aumentar las presiones, probablemente no necesitamos 36
embajadores, necesitamos 44. Pero en Venezuela ¿cómo protegemos a los que se
han designado por parte del Gobierno encargado?
P. El año
pasado le preguntábamos por el fracaso de sus planes y pedía no confundir ese
término con frustración. ¿Sigue creyendo que no ha fracasado?
R. Sigo
creyendo que la gente quiere salir de Maduro. Nuestro gran mandato es salir de
la dictadura, lograr la transición y elecciones libres. Todo lo que vaya orientado
en esta dirección funcionará. Verlo de otra manera es darle la razón a la
dictadura, que torturaron, asesinaron, robaron elecciones. Hay que mejorar
procesos, pero sin perder de vista el contexto. Por ejemplo, la desigualdad
informativa. En los canales de dirección nacional no se mencionó ni una vez la
consulta popular, no se habló de fraude, no se puede mencionar a Juan Guaidó en
ningún programa.
P. ¿Cuál ha
sido su principal error en estos dos años?
R. Creo que hay
dos cosas que mejorar en el cortísimo plazo. Lo primero, generar certeza de que
va a haber una transición, dar garantías precisas a todos los sectores. Un
ejemplo puntual es cómo mejorar un proceso como el de Noruega o lo
que pasó el 30 de abril. Las garantías son esenciales para generar
presión y dilemas a la dictadura. Y el otro elemento importante es el manejo de
la construcción de consensos efectivos. ¿Qué quiere decir esto? La unidad, que
tiene que ser en dos sentidos: la estabilidad y la gobernabilidad, pero también
tiene que ser audaz.
P. De lo
primero se deduce que se ha dejado quizá un poco de lado la fuerza interna por
la fuerza internacional, específicamente por el gran apoyo que les ha dado EE
UU. ¿Eso ha sido un error?
R. No, más que
eso son las garantías. A nivel interno hemos visto grandes movilizaciones,
grandes expresiones, pero podemos lograr fortalecer ese marco. Hay mucha gente
del entorno de Maduro que está hastiada también.
P. Hasta ahora
han apelado a la inmediatez. Uno de sus lemas era “el momento es ahora”, pero
si miramos hacia el futuro se vislumbra una especie de travesía del desierto.
¿Qué viene ahora y cómo va a convencer a todo el universo antichavista de que
usted es la persona adecuada para seguir liderando ese intento de forzar un
cambio?
R. Ahí se
resume, en forzar una solución, lo que podemos ofrecer en el corto plazo. Para
poder ofrecer garantías se necesita interlocución legítima. ¿Cómo lo logramos?
A través del Parlamento nacional. El Parlamento tiene un liderazgo y una
directiva, que en este caso asume la presidencia encargada por la situación
extraordinaria que atraviesa Venezuela. Y en eso hay
un consenso político de todos los partidos de la alternativa democrática. Más
allá de la persona, creo que hay un absoluto consenso político sacando las
diferencias públicas que ustedes conocen y que yo reconozco, pero que son
opiniones y casos personales.
P. ¿Y la
solución va a pasar por una negociación?
R. No quiero
hablar de negociación porque el término es distinto, para lo que se entiende en
la comunidad internacional, a lo que vivimos en Venezuela. Cuando Maduro habla
de negociación lo hace de manera retórica, para disminuir la solución del
conflicto. La solución del conflicto pasa por elecciones presidenciales y
parlamentarias. Más que negociación me gustaría hablar de garantías para lograr
una elección. Para eso necesitamos presión, forzar, porque voluntariamente
Maduro ha demostrado no acceder a una negociación. Los
ejemplos más cercanos son los enviados de Bruselas a Caracas, la
comisión de postulaciones, la mediación del Reino de Noruega. Yo te cambio la
palabra negociación para hacerla más específica y poner sobre la mesa garantías
a todos los sectores para lograr una elección presidencial y parlamentaria para
así no distorsionar el concepto, porque Maduro lo ha vuelto incluso peyorativo
al mal utilizarlo.
P. Es decir, no
se va a negociar la salida de Maduro, pero sí se podrían negociar las
condiciones para tener un escenario que permita a los venezolanos decidir la
salida o no de Maduro.
R. Yo no quiero
utilizar la palabra negociación, de nuevo, porque esto genera dentro de
Venezuela muchos conflictos. Y pido ayuda a la comunidad internacional para
significar esto, porque si no alimentamos la narrativa de la dictadura. Las
garantías van a lograr elecciones presidenciales y parlamentarias. Yo creo que
es importante que Maduro salga y eso pasa por otros mecanismos de presión. Pero
las garantías van dirigidas incluso a su entorno.
P. Durante el
proceso de paz con las FARC en Colombia, el Gobierno comentaba el problema que
tenía internamente al usar unas u otras palabras. Usted sabe que la comunidad
internacional habla de una salida negociada, pero esa palabra le da mucho miedo
porque quizá el sector extremo, más conservador, que hay en Venezuela lo
rechazaría. ¿Cree que debe cambiar ese equilibrio entre lo que tiene que decir
para afuera y lo que tiene que decir para adentro?
R. Yo no tengo
medios en Venezuela para explicarlo. El mecanismo de comunicación con la
ciudadanía para nosotros es Twitter. Y solo ocho de cada diez venezolanos tiene
acceso diario a Internet.
P. Y por esa
virtualidad usted es más presidente interino para la comunidad internacional
que para los propios venezolanos.
R. Yo no
hablaría de virtualidad, sino de efectividad para salir de Maduro. Al final del
día la gran necesidad del pueblo de Venezuela es salir de Maduro.
P. Se va a
producir un cambio en Washington, donde ustedes han tenido en Trump su mayor
valedor en la comunidad internacional. ¿Qué
esperan de Joe Biden? ¿A usted le hubiera gustado que Trump hubiese
vuelto a ganar las elecciones?
R. Lo más
importante con la Administración del presidente electo Biden es sencillo:
ofrecer a nuestros aliados la oportunidad de solucionar el conflicto. Queremos
la aproximación bipartidista que hemos tenido hasta ahora. Con respecto a la
Administración del presidente Trump, el agradecimiento de los
venezolanos en la determinación en la lucha por la democracia. Pero en
definitiva eligen los americanos, nosotros somos el 100% respetuosos con ese
proceso, antes, durante y después de la elección. Queremos que la solución al
conflicto sirva también como seguridad para todo el continente.
P. Hace días
pidió fortalecer las sanciones. ¿Por qué? ¿Cree que las medidas adoptadas hasta
ahora han servido de algo?
R. Más que
fortalecer hablé de homologar. Porque la dictadura a través de Irán u otros
países trata de bypassear [desviar las sanciones], así que no
tienen el efecto deseado las presiones. Cuando hablo de fortalecer quiero decir
mejorar, apuntalar de manera efectiva.
P. ¿Y las que
han se han tomado hasta hoy han conseguido algo?
R. Son la única
herramienta que han llevado a la dictadura por ejemplo a sentarse con Noruega,
a sentarse con Europa, son la única herramienta que hay que les duele
realmente. Hoy no estamos en el escenario de un Gobierno malo. [Maduro] es un
delincuente de lesa humanidad que sistemáticamente tortura, asesina, reprime.
P. Sabe que en
la UE hay muchas posturas distintas. ¿Teme que a partir de ahora algunos países
retiren el apoyo a su cargo?
R. Tengo plena
confianza en el apoyo de la UE a la causa venezolana y el entendimiento de la
pretensión de la dictadura de aniquilar la alternativa democrática.
P. ¿Usted
entendería que la UE mantuviese ese apoyo por la causa venezolana, que le
mantuviese como interlocutor, pero que no le siguiese reconociendo con el
título de presidente encargado?
R. Creo que el
fortalecimiento en sí mismo es importante, tanto del cargo como de la
institución. Y creo que hay un entendimiento de esto. Lo contrario sería, de nuevo,
validar la tesis de la dictadura.
P. Si la UE no
le sigue reconociendo como presidente encargado ¿cree que valida a Maduro?
R. No valida a
Maduro, pero hay que insistir en la protección de la alternativa democrática.
¿Qué pasa si la dictadura me secuestra? Eso siempre es un riesgo latente.
P. No le gusta
la palabra negociación, pero tanto la UE como Noruega han auspiciado en varias
ocasiones una suerte de mediación, una exploración de una vía de salida.
¿Ustedes están dispuestos a participar en alguna iniciativa de estas
características?
R. El que no
quiere negociación es Maduro. Si quisiera una negociación hubiese acordado
algo. La dictadura juega mucho con la propaganda. [Estamos dispuestos] a todo
lo que aproxime a garantías en el menor tiempo posible.
P. Hay un
nombre que ha sobrevolado la conversación, aunque no se haya citado. ¿Se puede
hacer una oposición sólida sin que Juan
Guaidó y Henrique Capriles estén juntos?
R. Se puede
hacer oposición, sin duda, no es un tema de personas. Creo que eso la facilita,
pero no son factores excluyentes. Por ejemplo, Henrique es parte de un partido
político, Primero Justicia, que está absolutamente alineado con todo lo que
hemos venido hablando. No es un factor determinante, pero sería un factor que
facilita.
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