César Pérez Vivas 08 de diciembre de 2020
@CesarPerezVivas
El pasado domingo seis de los corrientes, la dictadura
completó su vulgar simulación electoral. Se trata de una historia que ya hemos
venido presenciando en los últimos tiempos, ahora repetida y mejorada en el
conjunto de fechorías cometidas para concretar una nueva estafa a la nación. En
medio de una soledad, sin precedentes, ejecutaron el fraude más escandaloso que
se conozca en la historia política de América Latina.
Todo un esfuerzo de falsificación de la realidad política
para justificar un nuevo paso hacia el totalitarismo. La cúpula roja necesitaba
cerrar el ciclo de la inconstitucional, inepta y folclórica Asamblea
Constituyente y terminar de ejecutar físicamente a la legal y legítima Asamblea
Nacional elegida el 6/12/2015.
Solo en los tiempos de la República Democrática
Alemana se había registrado uno de estos capítulos de simulación política. Al
fraude constitucional aplicado en todo el proceso de preparación de la
simulación, se añade ahora el vulgar fraude numérico cumplido este domingo. Los
estudios más favorables estiman que no llegó al 18% el nivel de participación
en el grotesco evento. Pero en la madrugada de hoy lunes, el ente electoral del
régimen anunció en su primer boletín oficial, emitido después del recuento de
82,35% de las papeletas, que la participación se ubicó en 31%. Un examen hecho
sobre una selección aleatoria de actas, ubica la participación en solo el 15%.
De modo que la cúpula ha multiplicado por dos la real presencia de ciudadanos
en los centros de votación.
Al igual que lo hicieron en el momento de justificar
el nombramiento de la fallecida Constituyente, ahora han manipulado las cifras
de participación, y han proclamado como diputados a los personajes que la
dictadura ha considerado útiles a su plan de dominación. En el 2017 la empresa
Smartmatic denunció la manipulación de la data de participación. Por eso
dejaron de trabajar bajo las órdenes de Jorge Rodríguez, el autor intelectual y
principal ejecutor de esta pérfida maniobra.
Ahora todo estuvo más controlado para poder hacer el
manejo de los números de participación sin que nadie, desde el mismo seno del
monstruo, se atreva a denunciar.
Lo cierto es que los centros de votación estuvieron vacíos. Nada que ver con
los tiempos, en los que desde temprano, estos se atiborraban de ciudadanos
dispuestos a ejercer su derecho a elegir.
La
gente entendió que aquí no había oportunidad de elegir. Todas las tarjetas
estaban dispuestas para darle a Maduro un cuerpo político de sumisos
funcionarios, que deben simular ser diputados.
Lo cierto es que todo este proceso se adelantó más en
el afán por desaparecer a la Asamblea legítima, y a su presidente Juan Guaido,
que por contar con una Asamblea Nacional controlada por el gobierno.
A Maduro y su camarilla, el desconocimiento y atropello
a la legítima asamblea, se le transformó en una pesadilla por su total
desprestigio ante el mundo democrático.
Pero ahora con este fraude su ilegitimidad crece de
forma significativa. No solo se trata del fraude adelantado para justificar su
usurpación de la presidencia, ahora se añade el fraude parlamentario con lo
cual todo el sistema político venezolano consolida su naturaleza fraudulenta y
autoritaria. Estamos ya en los niveles del totalitarismo.
Hace tiempo que el régimen paso del ventajismo, el
desequilibrio de los poderes públicos, el fraude legal y constitucional, la
violación progresiva de los derechos humanos para terminar en la instauración
de un totalitarismo criminal sin precedentes en nuestra historia.
El próximo 5 de Enero de 2021 repetirán, con menos
ruido, la toma del palacio federal legislativo cumplida el pasado 5 de enero de
este año, cuando con la complicidad de varios diputados elegidos en la
plataforma democrática, instalaron una directiva títere para justificar la
expulsión de la mayoría parlamentaria de su sede natural.
La simulación electoral cumplida este fin de semana
para hacerse, de forma inmoral e inconstitucional del parlamento, y los actos
de fuerza que le van a suceder, en nada van a conferirle gobernabilidad a
Maduro y su camarilla. La tragedia que vivimos no se ha producido por falta de
herramientas políticas y económicas con las cuales atender la compleja
problemática de nuestra sociedad, ella es fruto precisamente de la instalación
de una dictadura criminal. Es la derivación totalitaria la que ha generado la
ingobernabilidad.
Él saqueó de nuestras riquezas, la violación masiva de
los derechos humanos, la ruptura del orden constitucional es la verdadera causa
del caos. De modo que tener ahora este grupo de personas haciendo el papel de
parlamento, no va a ofrecerle ninguna herramienta nueva a Maduro. Por el
contrario ahora no tendrá la excusa de una asamblea que le impide gobernar.
Ya inventarán otro culpable de la profundización de
nuestra tragedia. La lista de culpables es bien larga: los escuálidos, la
oligarquía, el imperio, la guerra económica, el saboteo, Colombia, Uribe,
Obama, Trump, etc, etc.
La impúdica simulación electoral cumplida no va
entonces a representar un cambio o mejoría de la situación de nuestro pueblo. Va
a profundizar la tragedia. Por lo tanto será un nuevo elemento que hará
inviable a este régimen inmoral e inepto.
El tiempo nos mostrará la contribución que este asalto
al parlamento tendrá en el final de su presencia en la vida nacional. Venezuela
es inviable con este sistema totalitario, convertido en corporación criminal
que afecta de forma directa la vida de todos quienes aquí vivimos, con un
efecto demoledor en toda la región.
Más allá de esa vulgar simulación, la sociedad
democrática venezolana está en el deber de perseverar en la lucha revisando su
organización, su estrategia y su táctica. Haciendo una reflexión sobre las
luchas libradas, sus aciertos y errores. Comienza una nueva etapa en la lucha
política de la sociedad venezolana.
César
Pérez Vivas
@CesarPerezVivas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico