Fe y Alegría, que se define como un Movimiento de Educación Popular Integral y de Promoción Social, está cumpliendo 68 años de vida, de historia y también de aprendizajes.
Comparto los que veo, todos importantes y entrelazados.
1. La educación despierta potencialidades. En un buen maestro, en una buena primaria puede estar el futuro de éxito y realización de cualquier chico o chica, aún con entornos muy difíciles, pues la educación potencia las inteligencias múltiples.
2. Sin maestro no hay escuela ni educación posible. Hemos ayudado a crear centros educativos en casas de familia, galpones prestados, hasta en patios con solo un árbol como abrigo se han abierto cursos de capacitación. Recuerdo dos de las últimas escuelas que ayudé a crear en Guayana. Una en San Félix, con vista al Orinoco. Pasamos 5 años junto con las madres, gestionando un terreno ante la CVG que no terminaba de otorgarlo, a pesar de que estaba calificado para educación. Pero la comunidad no tenía escuela así que la abrimos en el local de la capilla, luego el otro año fuimos buscando casas de familia que nos prestaran su porche o su recibo. Así estuvimos 5 años, hasta que nos dieron el terreno y se pudo construir la sede, pero no teníamos maestras… Por eso hay que cuidar al personal y procurar su dignificación.
3. La formación es base. No sólo formación de los docentes, de todo el personal, de los equipos directivos, del administrativo, del personal de apoyo para el ambiente -el obrero pues-. Se trata de formarlos para su responsabilidad y también como personas. El cultivo de la interioridad, su importancia. Mientras peor está la situación, más falta hace la formación de la persona. Hay que incluir a los padres y representantes en la formación. Las reuniones no pueden ser sólo para entregar boletas, mucho menos para quejarse de los alumnos.
4. Flexibilidad, creatividad… El mundo es cambiante, la educación tiene que servir no para “pasar exámenes” y llenar planillas, sino para formar personas, para crear fraternidad, ciudadanía, para que se pueda aprender toda la vida. La rigidez no ayuda, menos en estos tiempos cambiantes. Hay que recordar la pregunta de nuestro fundador, el padre José María Vélaz, en el poema conocido como El Testamento: “¿Hasta dónde podrán volar / el ingenio, la ilusión y los anhelos?”. Y me gusta responder: hasta el infinito. Hoy habría que añadir que el llamado del fundador es a atreverse, a educar en las fronteras…
5. Los problemas se reconocen, no se escoden ni se disfrazan. Este es un aprendizaje muy importante. Si no se reconoce un problema, nunca se enfrenta y ahí seguirá, haciendo daño al personal o a los alumnos. Pero si se reconoce, se da el primer paso para enfrentarlo y resolverlo. No nos puede dar pena reconocer que hay cosas que no nos están saliendo bien, por ejemplo. La humildad es expresión de inteligencia y no de debilidad como a veces se cree.
6. Solos no podemos, aislados no podemos, necesitamos aliarnos. Por aquí pudimos haber comenzado, pues el padre José Mary hace 68 años no se fue sólo a recorrer barrios pobres de la Caracas de entonces. Salió con alumnos de la recién fundada UCAB, y luego ya en la comunidad en la cual hablaba con todo el que se encontraba, se alió con Patricia y Abraham Reyes, esa extraordinaria pareja que generosamente le cedió la casa que habían estado construyendo con tanto sacrificio, casa en la que nació la primera escuela de Fe y Alegría. Luego, José Mary que siempre pensó no en una escuela, sino en una red de escuelas -“tenemos que ser muchos para que nos oigan y nos hagan caso”, decía-, siguió buscando aliados para conseguir recursos, para conseguir terrenos, para conseguir gente osada que se atreviera… y hoy lo estamos viendo que solos no podemos, cuando sabemos que la educación venezolana está en emergencia y se requiere de una gran alianza para salvar la educación. Las alianzas comienzan en la propia escuela, con el trabajo en equipo, luego dentro del personal, luego la alianza con las familias -siempre del mismo lado de la cancha-, luego vecinos y la comunidad, y ahora, con todos los actores del país. De ahí nuestro lema de este año: Alianza por la educación.
7. El nombre no es sólo un bonito nombre: Fe y Alegría. Finalmente hemos aprendido que la fe y la alegría son necesarias para educar. Fe en Dios, fe en los maestros, fe en los alumnos que llegan a nuestros centros, fe en que, a pesar de las dificultades las semillas germinarán. Y alegría en lo que hacemos: pedagogía de la alegría es parte de nuestra práctica educativa.
Nos debemos sentir orgullosos de este movimiento educativo nacido en Venezuela que hoy está presente en 22 países. Esperamos que los aprendizajes nos ayuden a perseverar, a seguir apostando por la educación y ayuden a otros.
https://correodelcaroni.com/opinion/hagamos-las-paces/68-anos-ensenando-y-aprendiendo/
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