Los jóvenes menores de 21 años han crecido bajo el fenómeno de las redes sociales y más particularmente, con TikTok. Esta característica los ha venido relacionando cada vez más con unas especies de «burbujas de influencia» que se han convertido en su propio mundo, muy distinto al que, generacionalmente, el resto de los humanos, vivimos. No existe una «plaza pública» en TikTok, no existe un «cable a tierra» o centro de gravedad que otorgue algunos elementos centrales que puedan unificar la visión de los jóvenes en relación con los parámetros de la democracia. Aunque en los últimos tiempos muchos líderes políticos y figuras de renombre público, generacionalmente distintos a quienes consumen permanentemente esta red social, se han ido involucrando más en ella visto el aumento exorbitante del número de miembros, no está claro el impacto en el aumento de la comunicación directa con este segmento poblacional. Algo tan necesario en aras del incremento de la participación y el control social necesarios en las democracias.
Esta semana he estado en la bella ciudad de Asunción en Paraguay participando en la asamblea de centros sociales de los jesuitas en América Latina y el Caribe. Han sido días de muchas discusiones y debates acerca de los desafíos que nos plantea la región en términos de la convivencia democrática y los riesgos que se ciernen en el horizonte. Representantes de República Dominicana, Perú, Colombia, México, El Salvador, Guatemala, Honduras, Bolivia, Chile, Argentina, Ecuador, Brasil, Paraguay y Venezuela durante cuatro días hemos repasado -con mucha atención- el estado actual de los sistemas políticos y sus implicaciones para el ejercicio de la ciudadanía en general. En la revisión se nos han prendido las alarmas acerca de un tema que está apareciendo con mucha fuerza en los análisis de coyuntura de muchas organizaciones en la actualidad: las actitudes y el comportamiento de los jóvenes en relación con la democracia.
Ante ello, ya el Centro de Investigación y Educación Popular/Programa para la Paz (Cinep-Colombia) conjuntamente con la Universidad Javeriana y la provincia jesuítica de ese país, han aunado esfuerzos para realizar un diagnóstico completo de las dimensiones comunicacionales de los jóvenes colombianos para aproximarse mejor al fenómeno y ver las dinámicas actuales que están moviendo al mundo juvenil y su forma de entender los principios de la democracia. En las reflexiones de Asunción han aparecido muchos elementos preocupantes en algunos países, como El Salvador, Paraguay, Bolivia, Perú, Venezuela y Nicaragua, muestran una creciente preocupación por el estado de la convivencia democrática y el funcionamiento de las instituciones. Pero este proceso de deterioro no es particular a ningún país de la región sino que se ha convertido en global.
El rol de las nuevas generaciones es crucial. Pero es importante aproximarse a su mundo ante las amenazas que están apareciendo. Los jóvenes no pueden ser aislados en una marea de desinformación y «cosificación» de la vida pública y la política. Es necesaria su integración plena y su participación estelar para ayudar a construir un nuevo mundo. Los resultados de esta primera investigación sobre el tema nos arrojarán más luces sobre el fenómeno y la forma de contrarrestar la forma en la que TikTok divierte pero «sin querer queriendo» promueve una conducta alejada de los principios de la vida en democracia.
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