Andrés Cañizález 01 de mayo de 2023
@infocracia
Las fronteras nacionales limitan el
territorio, pero las vivencias, identidades, costumbres y modos culturales
viajan con cada persona al lugar en donde hayan decidido (o podido)
establecerse
or
largo tiempo el enfoque sobre las migraciones internacionales, pese a la
movilidad humana que este fenómeno conlleva, parecía limitarse a las fronteras
nacionales. Salir de su país de origen, cruzar una frontera, establecerse en
otro país.
Existió una mirada, bajo ese prisma, una especie de generalización: el migrante vivía una suerte de borrón y cuenta nueva cuando cruzaba una frontera. La reflexión actual, desde la subjetividad que tiene cada ser humano, se plantea que aunque legalmente y territorialmente ocurrió una separación, muchos migrantes siguen conectados con su lugar de origen, o establecen ritos e identidades propias de su comunidad en el nuevo país de acogida.
Peggy
Levitt y Nina Glick-Schiller, en 2004, abren las puertas a otros abordajes.
Según estas autoras, es crucial reformular el concepto de sociedad. Observan
ellas que la vida de un número creciente de individuos no se puede entender
sólo observando dentro de las fronteras nacionales, y que por lo tanto, deben
repensarse y redefinirse las fronteras de la vida social.
Comienza
a hablarse de transnacionalismo y migración. Ese concepto de transnacionalismo
refiere a las actividades transfronterizas de actores privados provenientes de
las bases (excluye a gobiernos, organismos internacionales como la ONU
y a las grandes corporaciones globales).
De
acuerdo con la doctora Laura Velasco Ortiz, profesora de El Colegio de la
Frontera Norte (Tijuana, México), dentro del transnacionalismo están “aquellos
migrantes que tienen los dos pies en el país de acogida y su mente y corazón en
el país de origen”.
La
migración, para muchos, es una ruptura con la vida que se quedó en la nación de
origen, y hacen todo lo posible por mimetizarse con la sociedad que les recibe,
pero en otros el proceso se vive con una suerte de dualidad.
Para
Velasco Ortiz son migrantes que buscan el diálogo y la interconexión entre
ambos mundos. No todos los migrantes son transnacionales, pero quienes sí lo
son, apuestan por actividades “multivinculadas”, como lo ha señalado Alejandro
Portes.
Para
este autor tienen capital importancia las redes sociales, pero no las limita a
las plataformas tecnológicas. Se trata de redes transnacionales desde
abajo: Redes sociales que conectan a individuos, física y virtualmente,
achicando la distancia y diluyendo el tiempo.
Para
otros autores, la transmigración ha cobrado importancia en este siglo XXI por
la internacionalización creciente que viven la economía y las finanzas, junto
al impulso de nuevas tecnologías de comunicación, así como la expansión global
del transporte, especialmente del transporte aéreo.
Ludger
Pries, al igual que Portes, insisten en catalogar al fenómeno de
transmigración. Migrantes que siguen conectados muy de cerca con lo que
ocurre en sus comunidades y familias, que “trasladan” costumbres e
identidades entre uno y otro punto (origen y acogida) y que difícilmente se
definen con una sola nacionalidad.
Al
contrario de lo que sostenían visiones anteriores, que apostaban por una
inserción completa del migrante en su nuevo entorno, Portes sostiene que
asimilación y transnacionalismo no se contraponen, y nos recuerda que con
frecuencia aquellos migrantes mejor establecidos participan en actividades
transnacionales.
La asimilación,
por otra parte, puede impulsar envío de dinero al punto de origen. Estas
remesas han dejado de ser asunto secundario, en algunas ocasiones son pilares
financieros de los países emisores de migrantes.
A fin
de cuentas, estamos presenciando un nuevo espacio social. Levitt y
Glick-Schiller observan que algunos migrantes están fuertemente influidos por
sus continuados lazos con su comunidad de origen o con redes sociales más allá
de las fronteras nacionales.
De esa
forma, la dinámica transnacional en materia de migración contribuye a
formular un nuevo paradigma: sociedad y Estado nacional no son una ni la misma
cosa. Las fronteras nacionales limitan el territorio, pero las vivencias,
identidades, costumbres y modos culturales viajan con cada persona al lugar en
donde hayan decidido (o podido) establecerse.
Tomado
de: https://elestimulo.com/migracion/2023-03-30/apuntes-sobre-la-transmigracion/
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