Ángel Lombardi Lombardi 17 de septiembre de 2023
La
palabra ideología es de uso reciente en la historia, creo que se usó por
primera vez en el siglo 18. En la práctica se usó para identificar creencias
que en las masas sustituyen a las creencias religiosas. Así es como se pasó del
fanatismo identitario religioso al fanatismo identitario ideológico. En la
historia eurocéntrica, las diversas divisiones del cristianismo, la llamada
Reforma, crea una dinámica de intereses económicos, políticos y geo-políticos
que terminó en la aberración fanática de las guerras religiosas.
Por dos siglos los europeos se mataron entre ellos, llamándose todos cristianos, usando la religión como máscara para esconder deseos terrenales de poder, riqueza, preeminencia y hegemonías militares, políticas y económicas.
Con la
revolución francesa de 1789 la ideología pasa a ser laica, pero mantiene el
fanatismo de la división entre partidarios del viejo sistema y los
reformadores, popularizado como el antagonismo entre liberales y conservadores.
Esto cambia con la aparición del marxismo, herederos del fanatismo «jacobino» y
de la violencia revolucionaria de Robespierre y Saint Just y la llamada época
del terror cuando se gobernaba con la guillotina.
En
1917 esta tradición y este modelo, al llegar los bolcheviques al poder, se
continua y se reproduce a escala mundial y se asume la ideología
izquierda/derecha como proyección de la Asamblea Nacional francesa de
1792-1793, la que condena a la guillotina al rey Luis XVI por el simple hecho
que los que votaron por la muerte del rey se sentaban en el lado izquierdo del
hemiciclo, el grupo jacobino y los que no estuvieron de acuerdo, los
girondinos, que también formaron parte de la revolución de 1789, estaban a la
derecha.
De
esta tonta y causal causa, se generaliza con el marxismo la sacralización de
ser de izquierda y se demoniza ser de derecha. Seguimos en el fanatismo, no ya
solo religioso sino ideológico, como si la verdad política y la razón histórica
solo le pertenece a quiénes se arropan bajo las palabras mágicas:
izquierda-progresista vs derecha-reaccionaria.
Con
ello se cae en el juego perverso del nominalismo, no somos nuestros actos y
valores, sino como nos definen quienes se asumen como poseedores de la verdad
única y absoluta, como si de Dios hablaran. Esto es simple y pura idolatría,
como si el bien y el mal no anidaran en cada ser humano como posibilidad
cierta.
Cristianismo
vs Islamismo, Occidente vs Oriente, Democracia vs Autocracias, Derechas vs
Izquierdas, etc. son «construcciones» ideológicas para incautos, asentadas
sobre la peor tradición humana, el fanatismo religioso y político cuyo símbolo
bíblico es el asesinato de Abel por su hermano Caín.
Si la
humanidad quiere sobrevivir en paz, debe potenciar la característica más
importante de la condición humana, además de la dignidad personal y la libertad
y es nuestra capacidad cooperativa. Nadie logra nada solo ni por sí mismo. La
inteligencia es social, la acción tiene que ser racional y solidaria, la economía
tiene que estar al servicio del bienestar de todos y la política es para
entenderse y convivir en una sociedad democrática con Estado de Derecho y
Derechos Humanos.
Ángel
Lombardi Lombardi
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