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domingo, 18 de junio de 2017

La marcha del hambre, @Yedzenia



Por Yedzenia Gainza, 03/06/2017

Los tarifados del régimen dirán que es una exageración, que en Venezuela no hay hambre y las colas en los supermercados es porque hay dinero de sobra para comprar. Ya saben, como en cualquier país del mundo donde los ricos hacen cola en los supermercados para comprarlo todo simplemente porque pueden permitírselo.


La marcha de las ollas vacías o marcha del hambre no es solamente la de familiares de niños desnutridos internados en esas barracas en las que se han convertido nuestros hospitales, tampoco la de las personas que se han visto obligadas a buscar entre la basura algo para comer. Es la marcha de aquellos que ven cómo el salario no les alcanza para cubrir dos baldas de la nevera, la de los que tienen que recurrir al trueque para conseguir alimentos básicos en cualquier hogar, la de los que deben recorrer decenas de supermercados o cientos de kilómetros para comprar la comida que no consiguen en su barrio, la de quienes han visto disminuir las porciones en su plato, las de quienes saltan una o más comidas al día, la de los que dan de desayuno a sus hijos un vaso de agua con azúcar o los mandan a la escuela con un mango para la merienda. La de quienes escuchan a sus tripas protestar con el mismo murmullo que hacen las ollas cuando ya no queda nada en el fondo.


Es también la marcha de quienes no pueden seguir la dieta especial necesaria para determinadas enfermedades, la de quienes ya no tienen ni sobras con qué alimentar a sus mascotas, la de aquellos que han sufrido una drástica bajada de peso mientras la cúpula del régimen exhibe sin vergüenza una barriga reflejo de la asquerosa abundancia a expensas de millones de personas.


Marchan quienes tienen que conformarse con comerse una viuda porque ni siquiera es posible salpicarle un poco de mantequilla, los que esperan que la corrupta GNB no se quede con los envíos hechos por familiares en el extranjero, también aquellos que con toda la impotencia del mundo alguna vez han tenido que acudir a un bachaquero y pagarle diez veces o más lo que cuesta realmente un producto de primera necesidad. Es la marcha de quienes han tenido que cerrar sus negocios porque no pueden hacer frente a los continuos aumentos de sueldo que decreta Maduro al tiempo que congela los precios.



La marcha del hambre es la de los que tienen la mitad de sus ollas llenas de agua porque no saben cuándo les cortarán el servicio, y mucho menos cuándo se lo restablecerán, la de quienes hacen lo que está a su alcance para ayudar a los demás. La de los que han aprendido a picar la mitad de la mitad de la mitad.



Esta marcha debería ser también la de esos que disparan a quemarropa para defender un régimen al que no le importa que salgan a la calle apenas con desayuno ni que duerman en el suelo reventados por el cansancio. Debería ser la marcha que abra los ojos a los uniformados que reprimen sin piedad a personas que pasan las mismas penurias que ellos. Debería ser el momento de dejar de cometer crímenes creyendo que podrán evadir su responsabilidad.


La de hoy es la manifestación de quienes no saben cuándo por fin podrán trabajar para algo más que medio comer, la de los que sueñan con entrar a un supermercado sin hacer cola, sin carnet de partido, sin cartilla de racionamiento y encontrar estantes llenos de todo tipo de víveres asequibles sin la vigilancia de ningún militar corrupto.  Es la marcha de todos los que saben que si el régimen chavista sigue en el poder, llegará el día en el que las calles pasarán de ser el escenario de la lucha por la libertad a una gran fosa común en la que irán cayendo uno a uno venezolanos extenuados de tener la barriga pegada al espinazo.

La marcha del hambre es la de todos los venezolanos hambrientos de libertad, justicia, seguridad, medicinas…  Y también de pan. Porque de este circo macabro protagonizado por asesinos con su decadente función desde 1998 ya estamos hartos.


Yedzenia Gainza
@Yedzenia
http://yedzeniagainza.com

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