Por Roberto Patiño
¿Cómo enfrentan las
comunidades la emergencia y las crisis superpuestas del modelo dictatorial y la
pandemia del covid-19 en Venezuela?
En El Cementerio, por ejemplo,
ante el grave problema de la falta de agua, líderes de un sector en el que el
servicio todavía funciona se ponen de acuerdo con líderes de sectores
colindantes desabastecidos. Establecen conexiones con mangueras para así poder
compartir el agua entre las personas.
Esta acción genera un
alivio de enorme importancia que surge a partir de la aplicación de valores
convivenciales. Se contrapone a la represión, opacidad y oportunismo
instrumentalizados desde el Estado.
En San Antonio de El
Valle, Tibisay maneja redes de información con aliados en otras organizaciones
vecinales y grupos de acción social, lo que le permite monitorear la situación
de contagios de covid-19 en su comunidad. Hace un gran trabajo de
concientización difundiendo medidas de protección y cuidado, detectando a las
personas más vulnerables y articulando ayudas de medicinas, alimentos,
transporte y voluntariado.
Estos casos
ejemplifican la importancia que el liderazgo comunitario ha venido
alcanzado en el contexto de deriva autoritaria y pérdida de espacios
democráticos que han signado la crisis nacional. Representan una opción
alternativa que ve el liderazgo y la acción social y política no como un
ejercicio de acumulación de poder, sino que asumen la responsabilidad
individual y colectiva en la búsqueda mancomunada de soluciones e iniciativas
que redunden directamente en el bienestar general.
En el movimiento
Caracas Mi Convive, hemos trabajado para la generación de una plataforma que
reconozca, potencie y ayude a generar este liderazgo, con la visión de que
significa una nueva forma de acción social y política. Un liderazgo que se
expresa de diversas maneras: organizaciones civiles que hacen vida en la
comunidad desde hace años, jóvenes vinculados a iniciativas en contra de la
violencia o en la promoción del deporte, madres que en medio de las
dificultades convierten a sus hogares en guarderías o comedores, maestros que
trabajan en escuelas que constituyen puntos de encuentro en el barrio,
representantes de organizaciones religiosas con vínculos estrechos con la
comunidad, activistas sociales que recuperan espacios, organizan protestas,
coordinan movilizaciones.
Este liderazgo diverso
nos ha permitido desarrollar iniciativas como Alimenta la Solidaridad, Monitor
de Víctimas y la Red Solidaria. A nivel nacional nos ha permitido construir un
tejido de casi 600 líderes presentes en distintos estados del país, con un
compromiso de voluntariado, organización y autogestión.
Como dice Marbelis, una
de nuestras madres líderes en Alimenta La Solidaridad: «En el trabajo con el
comedor nos hemos dado cuenta de que no podemos depender solo de la
organización (Caracas Mi Convive) y que es algo que nos corresponde asumir a
nosotras…He aprendido que no solo se trata del plato de comida que llevas, es
que creces como persona».
El reconocimiento del
valor del otro y de sí mismos, es también fundamental. Así lo afirma Amelia,
otra de nuestras madres: «Aprendí a tener firmeza y confianza en mí, y que lo
que yo piense, es lo que tengo que sacar adelante».
En el contexto de
orfandad institucional, represión e imposición de sistemas de control que
estamos padeciendo, el liderazgo de las comunidades expresa la respuesta
convivencial de las personas, en sintonía con los aspectos más luminosos de
nuestro gentilicio y humanidad. Su papel en los procesos para lograr un cambio
hacia la democracia y la construcción de un nuevo país son fundamentales.
08-08-20
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