Por Chuo Torrealba, 07/12/2014
Cuando el mandón que debería gobernar “legisla” por decreto; Cuando el
mandón que debería legislar gobierna por micrófono; Cuando no hay separación de
poderes; Cuando la justicia es partidaria; Cuando una y otra vez se afirma
desde el poder que la Fuerza Armada es dócil a la parcialidad política
gobernante; Cuando el partido del presidente invade al Gobierno y cuando el
Gobierno invade al Estado; En fin, cuando se intenta colocar a un
documento sectario, llamado “Plan de la Patria”, por encima de la Constitución
Nacional, se vulnera la democracia y es deber del pueblo restituirla y lograr
de nuevo la vigencia plena de la Carta Magna, esa misma que establece que el Estado
Venezolano no es “socialista” sino un Estado democrático y social de derecho y
de justicia, la que dice que es el pluralismo y no el socialismo lo que
caracteriza a nuestra nación, la que dice que la Fuerza Armada no obedecerá a
parcialidad política ni a personalidad alguna…
Este proceso de destrucción de la institucionalidad democrática se da
en el marco de una crisis económica que ahora, cuando el dólar está a más de
160 bolívares por unidad y el precio del petróleo venezolano bordea los sesenta
dólares por barril, es cuando muestra toda su dramática profundidad. Pero esta
debacle económica se viene incubando desde hace 15 años, cuando se inició la
invasión de fincas y haciendas, la expropiación de empresas y fábricas, la
“intervención” de comercios y empresas de servicios. Hasta el 2012, los altos
precios internacionales del petróleo y la habilidad política de Chávez lograron
ocultar al pueblo llano el desastroso estado de nuestra economía, pero la
desaparición física de Chávez y el fin de los años de las vacas gordas en el
mercado petrolero mundial dejó al desnudo la esencia perversa del modelo
gobiernero.
En efecto, en poco más de año y medio el relevo bicéfalo
Diosdado-Madurista devaluó la moneda en cuatro oportunidades, pulverizando el
ingreso del venezolano al transformar el salario mínimo en salario ínfimo,
subió los precios de los bienes de consumo más esenciales y restringió
brutalmente las importaciones, hasta lograr que desaparecieran del mercado
interno las medicinas, los desodorantes y los repuestos automotrices, entre
otros insumos básicos, mientras se implanta un paquete fiscalista y se mantiene
en amenazante suspenso el alza de la gasolina.
LA PROTESTA LLENO LAS CALLES, PERO FUERON CALLES DISTINTAS…
Obviamente este arrebato de las libertades, primero, y esta agresión
contra la calidad de vida, después, necesariamente produjo como respuesta una
agudización de la conflictividad social. Durante el 2014 la juventud
opositora y el pueblo chavista enfrentaron duramente al gobierno, pero lo
hicieron en momentos distintos y con énfasis diferentes: La agresión
oficial contra las libertades democráticas generó durante la primera mitad del
2014 la protesta estudiantil y juvenil, que al ser respondida por el gobierno
con el uso desproporcionado de la fuerza legal (los cuerpos de seguridad del
Estado) e ilegal (los grupos paramilitares mal llamados “colectivos”) puso al
descubierto ante el mundo la naturaleza esencialmente represiva del régimen, y
su condición de violador contumaz de los derechos civiles y políticos; Durante
la segunda mitad del 2014 la agresión oficialista contra la calidad de vida del
venezolano ocasionó la protesta obrera en SIDOR, en Corpoelec, en los centrales
azucareros estatizados, en las empresas cementeras expropiadas, en Bolivariana
de Puertos y en los mismos ministerios, poniendo en evidencia ante la propia
base social oficialista la condición antiobrera y antipopular del Gobierno, así
como su vocación de violador empedernido de los derechos económicos y sociales
de la población.
La reflexión sincera y profunda sobre lo ocurrido en este 2014 lleva a
una sola conclusión: Muy probablemente en el 2015 confluirán la calle
sensibilizada políticamente y la calle estremecida por lo económico y social.
Ambas “calles” pueden y deben unirse en una sola vía de protesta popular contra
un gobierno y un modelo que terminaron agrediendo tanto la libertad como la
igualdad. Unir ambas calles requerirá esfuerzo, visión y liderazgo, pero será
imprescindible hacerlo por dos razones fundamentales: Primero, porque tal
unidad es imprescindible para lograr la victoria sobre un adversario que,
aunque disminuido, aún posee recursos muy importantes tanto financieros como
políticos para la manipulación clientelar, el abuso institucional y la
represión; Segundo, porque esa misma unidad es clave para garantizar la
gobernabilidad posterior al triunfo político, condición ésta indispensable para
detener la caída del país e iniciar la construcción de una economía abierta y
productiva, una sociedad justa e inclusiva y una democracia funcional y
transparente.
EL RÉGIMEN EN BUSCA DE UNA “AYUDAÍTA…”
Sin tener ni el cariño ni la confianza de sus propias bases, en evidencia
por ejercer una represión física e institucional que en vez de salvarlo lo
acusa, culpable y víctima al mismo tiempo de una debacle económica que es
incapaz de encarar y resolver, el “gobierno” bicéfalo del Diosdado-Madurismo
enfrenta el colapso como una opción de futuro no sólo posible, sino altamente
probable. A la luz de sus resultados, es evidente que este gobierno tiene dos
cabezas, pero ningún cerebro. En una circunstancia tan extrema, el régimen
depende de recibir una “ayudaíta”…
Y tal “ayudaíta”, desafortunadamente, es posible: Si la protesta
social no se une al combate político, si los pobres de los barrios y los
empobrecidos de la clase media no confluyen en una protesta congruente y
poderosa, si el pueblo opositor y el pueblo chavista descontento no construyen
juntos una nueva e inmensa mayoría, si la ciudadanía democrática independiente
y los partidos políticos de oposición no optimizan su comunicación y
coherencia, y si las organizaciones partidistas de oposición no redefinen y
potencian su actual nivel de unidad, para que deje de ser una “unidad
opositora” y se convierta en una alternativa de poder, si no hacemos todo eso
en 2015, posiblemente el régimen totalitario tenga la “ayudaíta” que necesita
para sobrevivir.
LO QUE ESTA EN JUEGO ES EL PODER
Lo que viene requiere temple, estrategia, determinación y disciplina.
Es el tiempo de firmeza en la calle, en la calle que importa, la calle con
pueblo. Es también el tiempo de la Política con “P” mayúscula. Unidad,
consecuencia y seriedad generan victorias. Crisis económica, conflictividad
social y solución política son la entrada, comida y postre del menú del 2015.
Pero que nadie se engañe: Aunque las elecciones del próximo año son
parlamentarias, aquí lo que está en juego es el poder. Las elecciones podrían
ser municipales o de una reina de carnaval, y aun así lo que aquí está en juego
es el poder. ¡No el “gobierno”, el Poder! El que pretendió ser un régimen
totalitario es ya apenas un gobierno de minoría, en tránsito acelerado a
convertirse en oposición.
¡Palante! ¡Fuerza, Venezuela!
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