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viernes, 11 de septiembre de 2009

11 de Septiembre, el día que el mundo occidental cambio

Hace ocho años presenciamos en vivo y en directo el desplome de las Torres gemelas, el World Trade Center en la Ciudad de New York, producto de un atentado terrorista perpetrado por Al Qaeda.

Desde ese día las cosas cambiaron, no me queda la menor duda; Utilizando como únicas armas unos cuchillos, los militantes musulmanes lograron secuestrar cuatro aviones Jet comerciales, dos ellos impactaron en New York, otro en la sede del Pentagono en Washintong DC y el cuarto se precipito a tierra, supuestamente cuando los pasajeros quisieron retomar el control el aparato, en un acto de heroísmo, enfrentándose a los secuestradores, todos fallecidos.

Se contabilizaron 2,300 víctimas fatales producto de los ataques contra la potencia militar mas grande y poderosa de la historia de la humanidad, por primera vez los estadounidenses sintieron que la guerra les tocaba a sus puertas y lograban paralizar el país en un ataque sin precedentes.

Inmediatamente vino la reacción, declaración de estado de guerra de la nación (que todavía hoy se mantiene), invasión de Afganistan, invasión de Irak, aumento del gasto militar a sumas increíbles y desproporcionadas medidas como la Ley Patriota que permite al gobierno invadir la sagrada privacidad de sus ciudadanos, conversión de la base naval de Guantanamo en campo de concentración, violación de derechos humanos, desaparición forzosa de personas y reclusión en cárceles secretas en países aliados.

Comenzó la temida conflagración entre oriente y occidente, entre el ala radical de los musulmanes y las potencias económicas occidentales y aquí estamos, estancados en una guerra de baja intensidad con mas de un millón de muertos civiles a causa de este conflicto, sin lograr ver una luz al final del túnel que implique una solución y la paz duradera para el planeta.

Las guerras de cuarta generación, en las que un grupo de individuos se enfrentan hasta la muerte con súper ejércitos, dueños de avances tecnológicos, computadoras, personal profesional entrenado para la guerra, es decir, pareciera que con todas las ventajas, no han podido derrotar a las facciones radicales musulmanas, pues ellos actúan por convicción, por veneración a su Dios, dispuestos a dar la vida. Y por cada musulman muerto inmediatamente se aprestan tres o cuatro para seguir el combate. Es una guerra que no tiene fin, y que desde nuestro punto de vista sino se cambia la estrategia, las naciones occidentales perderán al final contra las fuerzas de Alá.

Es por ello que creemos que es el momento de la negociación, de sentarse a conversar, de ceder posiciones siempre que el contrario también ceda parte de las suyas, es importante que la diplomacia entre a jugar un papel fundamental, al final nos vamos a tener que sentar, mientras antes lo hagamos, será mejor para el planeta y para las dos culturas.

Las fuerzas radicales del Islam son minorías, la inmensa mayoría de los pueblos musulmanes, son gente sana, pacifica, que busca la paz, al igual que los que estamos de este lado, no podemos permitir que los radicales de bando y bando decidan el destino de nuestras culturas y pueblos.


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