Comenzamos con los discursos en 1984 con Jaime Lusinchi, por la necesidad de la Reforma del Estado, la cual justificaba de esta forma: “…Tenemos un Estado sin control, un Estado que unas veces asalta y otras es tomado por asalto. Un Estado muy rico repentinamente comprometido. El deterioro de la Administración Pública y su conducción desordenada y contradictoria han determinado que el Estado no puede cumplir las funciones que le son propias…”
Oportunidad para la cual Carlos Andrés Pérez Ex presidente de la República, veía la reforma como necesaria: “…Necesitamos una democracia, real, efectiva, visible que sienta que cada ciudadano se sienta protagonista, de la construcción estatal, de la construcción de su destino.”.
Para Luís Herrera Campins (Ex Presidente) la Reforma del Estado debió atender reformas institucionales, le dio mucho énfasis al poder judicial, concluye: “…queremos perfeccionar nuestra democracia con la superación de sus errores…un Estado promotor bajo cuyo estímulo surjan iniciativas personales…democracia de veras participativa, justa, humana y solidaria…”.
En esos tiempos, Arturo Uslar Pietri pretendió que se atacara el problema de legitimidad en razón a que los partidos políticos habían tomado las funciones de gobierno, quedando el ciudadano sin tener representación, ya que, los concejales, diputados o gobernadores era impuestos por los partidos, en este sentido dice: “…ni el elector tiene quien lo represente, ni a quien reclamar el cumplimiento de las promesas electorales…” entonces advierte: “…si los partidos políticos no tienen la suficiente decisión para encarar a fondo este grave problema, todas las reformas que se intenten para mejorar el funcionamiento del Estado serán ineficaces..”.
En el mismo sentido Gonzalo Barrios, va mas por el tema de la cultura administrativa y concluye: “…no es una candidez pensar que la educación puede dotar al país de esos hombres virtuosos, patriotas e ilustres que constituyen las Repúblicas…”.
El Cardenal José Alí Lebrum, en representación de la Conferencia Episcopal, hace consideración desde lo ético y religioso … la necesidad de la reforma desde la profundización de la democracia.
Para Eduardo Fernández Secretario General, primer partido de oposición Social Cristiano (COPEI), el problema esta en mejorar la democracia, lograr gobernabilidad, descentralización y regionalización fundamentalmente. Señalando que lo fundamental es “…voluntad política…” .
Hubo discurso, pero no, la voluntad política para emprender los cambios que requería el país. Consecuencia de ello: a) ilegitimidad de las instituciones (partidistas y gubernamentales) y b) surgimiento de liderazgos personalistas y populistas.
En cambio ahora si hay “voluntad política”, pero no para procurar los cambios que necesita el país a los fines de mejorar el desempeño de las estructuras administrativas e institucionales, sino, las que necesita “el partido” para mantenerse en el poder, vertidas en el proyecto del “Socialismo del Siglo XXI”, en donde el “partido” es el “gobierno”.
No hay ni un asomo de duda por parte de los personeros gubernamentales, esas son las reformas necesarias y para allá nos llevan.
Somos testigos de la crisis que padece el Estado Venezolano, la cual se agudiza a nivel de colapso institucional; de igual forma un Estado hipertrofiado, amorfo, colapsado, sin capacidad de respuesta e ineficiente en la prestación de los servicios públicos.
Carlota Salazar Calderón
carlotasc@cantv.net
Oportunidad para la cual Carlos Andrés Pérez Ex presidente de la República, veía la reforma como necesaria: “…Necesitamos una democracia, real, efectiva, visible que sienta que cada ciudadano se sienta protagonista, de la construcción estatal, de la construcción de su destino.”.
Para Luís Herrera Campins (Ex Presidente) la Reforma del Estado debió atender reformas institucionales, le dio mucho énfasis al poder judicial, concluye: “…queremos perfeccionar nuestra democracia con la superación de sus errores…un Estado promotor bajo cuyo estímulo surjan iniciativas personales…democracia de veras participativa, justa, humana y solidaria…”.
En esos tiempos, Arturo Uslar Pietri pretendió que se atacara el problema de legitimidad en razón a que los partidos políticos habían tomado las funciones de gobierno, quedando el ciudadano sin tener representación, ya que, los concejales, diputados o gobernadores era impuestos por los partidos, en este sentido dice: “…ni el elector tiene quien lo represente, ni a quien reclamar el cumplimiento de las promesas electorales…” entonces advierte: “…si los partidos políticos no tienen la suficiente decisión para encarar a fondo este grave problema, todas las reformas que se intenten para mejorar el funcionamiento del Estado serán ineficaces..”.
En el mismo sentido Gonzalo Barrios, va mas por el tema de la cultura administrativa y concluye: “…no es una candidez pensar que la educación puede dotar al país de esos hombres virtuosos, patriotas e ilustres que constituyen las Repúblicas…”.
El Cardenal José Alí Lebrum, en representación de la Conferencia Episcopal, hace consideración desde lo ético y religioso … la necesidad de la reforma desde la profundización de la democracia.
Para Eduardo Fernández Secretario General, primer partido de oposición Social Cristiano (COPEI), el problema esta en mejorar la democracia, lograr gobernabilidad, descentralización y regionalización fundamentalmente. Señalando que lo fundamental es “…voluntad política…” .
Hubo discurso, pero no, la voluntad política para emprender los cambios que requería el país. Consecuencia de ello: a) ilegitimidad de las instituciones (partidistas y gubernamentales) y b) surgimiento de liderazgos personalistas y populistas.
En cambio ahora si hay “voluntad política”, pero no para procurar los cambios que necesita el país a los fines de mejorar el desempeño de las estructuras administrativas e institucionales, sino, las que necesita “el partido” para mantenerse en el poder, vertidas en el proyecto del “Socialismo del Siglo XXI”, en donde el “partido” es el “gobierno”.
No hay ni un asomo de duda por parte de los personeros gubernamentales, esas son las reformas necesarias y para allá nos llevan.
Somos testigos de la crisis que padece el Estado Venezolano, la cual se agudiza a nivel de colapso institucional; de igual forma un Estado hipertrofiado, amorfo, colapsado, sin capacidad de respuesta e ineficiente en la prestación de los servicios públicos.
Carlota Salazar Calderón
carlotasc@cantv.net
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