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viernes, 4 de septiembre de 2009

Navarro como “símbolo”…

Que el pasado jueves 27 de agosto el Ministro del ( ja ja…) “Poder Popular” para la Educación, el señor Héctor Navarro, haya dejado embarcados a más de 500 padres, representantes, docentes y directivos que fueron convocados por él mismo para conversar sobre la recién aprobada Ley de Educación, es mucho mas que un gesto de patanería burocrática. Es algo que va más allá de las urgencias gastrointestinales de un funcionario, a la hora de enfrentarse cara a cara con el Soberano. Es algo, en fin, que rebasa la mala educación o el culillo de un individuo. No es por disculpar a Navarro, pero lo ocurrido el pasado jueves es –antes que un desaguisado personal- todo un emblema de como una camarilla cínico-militar se “relaciona” con el pueblo.

EL “CÓDIGO GASEOSO” MADE IN CUBA…

En efecto, si pasamos revista a los últimos “encuentros” de la burocracia gobernante con la gente (incluyendo por cierto a muchos sectores que hasta ayer votaban por Chávez cada vez que había una oportunidad) tendremos que concordar en que esa es una relación que está, literalmente, “echando humo”: Ya se trate de los obreros de Guayana, o de los agricultores de Timotes, de los damnificados de Caracas o de los estudiantes de Mérida, el “código comunicacional” por excelencia de las nuevas cúpulas podridas es… el gas lacrimógeno. La represión no es ya el recurso final, al que se acude cuando el diálogo ha mostrado ser ineficaz. Ahora la represión es el primero, o el único recurso en el arsenal del chavez-diosdadismo para intentar lograr mediante el miedo o la resignación el acatamiento que antes conseguían mediante el entusiasmo o la esperanza.

La respuesta del pueblo venezolano esta dejando perplejos a los asesores cubanos, autores de esta “metodología” para controlar a los dóciles mediante el bozal de arepas, y a los “alzaos” mediante “gas del bueno” y perdigón. “Oye tú, mi hebmano, estos venezolanos si son extraños”, se dirán entre ellos. “En vez de venderse por las becas, las lavadoras, los colchones o las neveras, que por consejo nuestro reparte el gobierno en campaña electoral, en este país la gente va, hace la cola y agarra todo lo que pueda agarra, y después van y votan por un tal Ocaríz”. “Y eso no es nada: lo peor de todo es que a esta gente no hay como métele miedo: Si le echan plomo, perdigón o gas del bueno, estos venezolanos lo que hacen es calentase más. Ve tú: Tanto palo que se repartió antes, y así y todo a la marcha del sábado pasado fue gente cantidaaa”….

LA NUEVA MAYORIA DEMOCRATICA YA EXISTE…

Todo eso es verdad, pero nuevo no es. El pueblo venezolano, tanto chavista como independiente u opositor, ha dado numerosas y repetitivas demostraciones de coraje cívico, tanto frente al halago como ante la represión. Aquí el elemento novedoso, que ciertamente podría hacer la diferencia, sería que emergiera un nuevo vehículo político, capaz de expresar a la nueva mayoría democrática que ya existe.

En efecto, según todos los estudios, sondeos y encuestas, en nuestro país la población que se siente expresada en el accionar y el discurso de los partidos políticos de oposición es un porcentaje que se ubica entre el 14 y el 17 %. Este grupo forma parte de un conjunto más amplio, integrado por los venezolanos que sistemáticamente votan contra el chavismo. Este conjunto representó –según el Consejo Nacional Electoral- el 51 % del país cuando se hizo el referendo de la Reforma Constitucional, y luego alcanzó el 45 % cuando se realizó el referendo sobre la Enmienda. En términos gruesos se puede afirmar sin exagerar que este conjunto, consistentemente opositor, es casi la mitad del país.

Pues bien. A ese volumen de población crítica frente al proyecto autoritario hay ahora que agregar a los ríos de gente que, entre el rugido de los perdigones y las nubes de gas lacrimógeno, se están saliendo del “campo magnético” del chavismo. No se trata ya de individualidades como Miquilena o Baduel. Tampoco de grupos organizados como el MAS o Podemos. Estamos hablando ahora realmente de torrentes humanos: trabajadores petroleros, obreros siderúrgicos, buhoneros desalojados, contratistas expropiados, curieperos cimarrones, merideños indignados, ciudadanos de a pié de todo el país, del barrio y de la urbanización, gente en fin que hasta ayer creyó, confió y votó con una venda roja sobre los ojos y que hoy, caída la venda, no están ya del lado del gobierno… pero que no necesariamente están al lado de la oposición convencional.

UNA POLITICA QUE UNIFIQUE Y EXPRESE EL DESCONTENTO POPULAR

Construir esa nueva opción política, que sea capaz de respetar y expresar la diversidad de esta nueva mayoría democrática, es una tarea inaplazable. Esa nueva opción tiene que ser el vehículo de un arco muy amplio de grupos sociales y de sectores de opinión: desde los militantes de Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo, de AD y COPEI, hasta a los grupos de base del descontento chavista o ex-chavista. Aun así, no puede ser una “colcha de retazos”. En su pluralidad debe expresar y proponer una visión coherente y congruente de lo que puede y debe ser la Venezuela post-chavista, una Venezuela que quiere, debe y puede avanzar hacia el 2021 y más allá, y que por cierto no se plantea retroceder hacia el país que éramos antes de 1998.

¿Será esto posible? La burocracia gobiernera cree que no, pues supone (con alguna razón) que el principal obstáculo para que una opción como la descrita alce vuelo es el egoísmo, la miopía, la falta de grandeza de cierto liderazgo opositor. Pero no sería la primera vez que esa burocracia prepotente y soberbia se equivoque. En la calle, peleando por derechos laborales o por mejores condiciones de vida, el pueblo en lucha ha construido una unidad social que ha hecho retroceder al gobierno en numerosos sitios. Por eso el chavez-diosdadismo intenta resucitar la polarización, usando para ello el discurso confrontador y la violencia física. ¿Cuál será la respuesta de la oposición convencional? ¿Jugar en el tablero de la polarización, que es la estrategia de los burócratas gobierneros? ¿O abrir juego, abrir espacio, para que la nueva mayoría democrática encuentre un vehículo político capaz de derrotar en la calle y en los votos al actual desgobierno?

Ese es el tamaño del compromiso. ¿Que cómo se puede hacer? Sobre eso escribiremos la próxima semana…

http://radardelosbarrios.blogspot.com/

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