jueves, 25 de febrero de 2010
¿Una campaña admirable?
Por Miguel González Marregot
En medio de un ambiente político enrarecido, comenzó la campaña por el control de la Asamblea Nacional. El bloque oficialista ha tenido un arranque bastante flojo. El Gobierno Nacional viene dando claras señales de un progresivo deterioro; expresado por la crisis bancaria cercana al sector oficial, la devaluación de la moneda; así como por el muy deficiente manejo de la crisis de servicios públicos como: el agua, la electricidad y el desbordamiento de la inseguridad personal. En realidad, el oficialismo está debilitado y su credibilidad erosionada.
Mientras del otro lado, el bloque democrático opositor -aunque casi por inercia- luce últimamente un poco más recuperado. La Mesa de la Unidad Democrática sigue actuando con una lentitud extrema y básicamente de manera reactiva. Su vocería no parece estar en sintonía con la necesidad de información que requiere el pueblo democrático, para avanzar con mayor celeridad en su organización electoral y política. La Mesa de la Unidad requiere de una rápida y eficaz reestructuración de su política comunicacional.
Consciente de su debilidad y del peligro que corre su proyecto hegemónico ante la eventual recomposición de la Asamblea Nacional, el bloque oficialista ha comenzado a mover sus fichas, como la modificación de los circuitos electorales, la aprobación de leyes tendentes a debilitar financieramente las entidades federales menores. la censura a la comunicación social independiente; mediante el cierre de la señal internacional del canal RCTV y, la represión a las manifestaciones sociales; tanto laborales como estudiantiles que se esparcen de manera legítima por todo el país. Por otra parte, hasta el propio Presidente de la República ha tratado con insistencia de torpedear el posible reagrupamiento de la oposición, ora con el revocatorio, ora con la saliva de loro o con el asunto del golpismo. En el alto gobierno se sabe que, una oposición unida será difícil de vencer.
Las organizaciones políticas de la Mesa de la Unidad Democrática han logrado acuerdos consensuales en algunas entidades federales y, eso sin duda alguna, es un avance. Sin embargo, el tema de las primarias sigue siendo un punto álgido no completamente resuelto; que promete generar “dolores de cabeza”. El caso del estado Miranda para la oposición es un rompecabezas. Allí en aquellos circuitos más disputados, ya surgen candidaturas de las agrupaciones partidistas nuevas y más pequeñas que buscan ganar espacios rápidamente. Así aspirantes como Carlos Vecchio (Voluntad Popular), Alfredo Romero (Foro Penal Venezolano) se lanzaron primeros al ruedo electoral. También, los grandes electores como el Gobernador Enrique Capriles Radonski impulsan sus candidaturas y el joven Yon Goicochea y Julio Borges, ya han recibido su bendición electoral. En Miranda, el partido que parece más tranquilo es “Un Nuevo Tiempo” aunque Delsa Solórzano, Alfonzo Marquina y Ricardo Sánchez suenan ya, como sus aspirantes internos.
Un punto positivo -en medio de todo lo anterior-, es que los sectores democráticos de la denominada sociedad civil (quizás por fortuna), también han comenzado a reactivarse en la medida de sus posibilidades. Temas como la organización popular, la participación ciudadana, la descentralización y la defensa de los derechos humanos y la defensa de la propiedad privada, entre otros, son tratados como aspectos centrales y específicos de una futura agenda político-legislativa dentro de una estrategia general de restitución de la democracia en Venezuela. Y es que el trabajo técnico de las genuinas y no mediáticas, ni electoreras organizaciones sociales venezolanas puede ser una contribución estratégica para el fortalecimiento del trabajo parlamentario de una nueva Asamblea Nacional, fundamentada en la pluralidad y la inclusión.
Una larga y dura campaña electoral se avecina. Aún no se sabe con precisión, si esta campaña será admirable o no. Lo que sí, se supone y con cierto grado de certidumbre, es que la campaña electoral que ya arrancó, determinará en mucho el futuro de la democracia venezolana.
Publicado por:
Ciudadano Libre
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