Por Andrés Cañizalez
Se cumple un año de la
proclamación de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. Eso ocurrió
el 23 de enero de 2019. Resultaba una fecha icónica, un 23 de enero pero de
1958 se vivió el día final de una dictadura y el nacimiento de un modelo
democrático.
El 23 de enero de 1958 abrió
paso a un sistema político que se conformó en torno a la conciliación. En su
momento aquello resultaba atractivo. No sólo era la conformación de acuerdos
políticos, sino también de instancias de coordinación con gremios empresariales
y sindicatos. Simbolizado por el Pacto de Puntofijo, existía en aquel momento
una genuina intención de sentar las bases de un modelo democrático. Tal como se
entendía la democracia en aquel momento, basada en el voto.
Durante algunas décadas
Venezuela fue un ejemplo de democracia en América Latina. Nuestro país tuvo
testimonios de primera mano de lo que había sido la razzia militarista en
Sudamérica. En Venezuela fueron acogidos perseguidos políticos de Chile,
Argentina, Uruguay, Bolivia y Paraguay. Cuando en esos países imperaban
regímenes militares y autoritarios, en Venezuela la gente votaba y el poder
presidencial estaba acotado. No era para nada una democracia perfecta, pero se
respiraban aires de libertad.
Existen amplios y diversos
trabajos que ayudan a explicar lo que algunos estudiosos, entre ellos Tomás
Straka, han pasado a llamar el proceso de desdemocratización de Venezuela. Es
importante entender que en la vida sociopolítica se viven procesos.
El debilitamiento de la
democracia venezolana se evidencia con claridad desde la década de 1980. La
corrupción, la falta de apertura democrática en los partidos tradicionales, la
ausencia de respuestas a la crisis del modelo rentista de la economía, la
desconexión de las élites políticas y económicas del pueblo, entre otros tantos
factores, ayudan a explicar lo que terminó siendo el suicidio del sistema
bipartidista tras 40 años en el poder.
Muchos de los factores que
destruyeron la naturaleza del sistema democrático de 1958, se han visto
potenciados en la etapa de decadencia del chavismo, época que vivimos en la
actualidad en Venezuela.
Tocará escribir también de
por qué el chavismo fracasó de forma tan estruendosa. En su época de oro, Hugo
Chávez tuvo control sobre todas las instituciones, tenía amplio respaldo
popular y legitimidad interna e internacional.
Ahora sabemos por una de las
viudas del poder, Rafael Ramírez, que la cifra que se dilapidó en aquellos años
asciende a 700 mil millones de dólares. Para entender la magnitud de este
desfalco al país, si se trasladan a cifras actuales las inversiones de Estados
Unidos para reconstruir a Europa después de la II Guerra Mundial, estamos
hablando de que el chavismo dilapidó el equivalente a 10 Planes Marshall.
Volvamos al 23 de enero
La irrupción de Juan Guaidó
al proclamarse como presidente interino el 23 de enero de 2019 es una
estrategia que se puede evaluar -un año después- con luces y sombras. Guaidó
sigue siendo la principal referencia de liderazgo democrático para la mayoría
de venezolanos, y aunque sin duda ha decaído la expectativa de que ocurrirá un
cambio en el corto plazo, debe entenderse que estamos dentro de un proceso
sociopolítico que aún no está acabado o concluido.
Maduro, aunque un año
después esté en el poder, sigue luciendo insostenible en el largo plazo.
Venezuela con Maduro en el poder es sencillamente inviable y su salida parece
ser condición necesaria para que se desencadene una transición política y
económica, una suerte de reconstrucción nacional en todos los ámbitos de la
vida nacional.
Un año después de la
proclamación de Guaidó, éste tendrá la ratificación de su legitimidad internacional
con encuentros de alto nivel en Colombia y Europa. Ha quedado en claro que tal
respaldo foráneo, por sí solo, no traerá el anhelado cambio. Sin embargo, sin
ese respaldo claro del extranjero, tampoco habrá transición.
Así como el 23 de enero fue
para millones de venezolanos una fecha icónica, porque ese día en 1958 se acabó
una dictadura. Una nueva fecha símbolo, más temprano que tarde, será celebrada
por quienes padecimos una nueva dictadura en el siglo XXI.
21-01-20
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