José Luis Farías 25 de enero de 2020
@fariasjoseluis
Corto
y Picante:
La
madrugada de este 23 de enero debió despertar cual Gregorio Samsa convertido en
un monstruoso insecto. Han sido días de apremio para él. En lo que va de semana
no le ha sido fácil conciliar el sueño entre los pleitos con Diosdado, las
estupideces de Jorgito y las sorpresas de Guaidó.
Su
vacío de escrúpulos no es suficiente protección para no sentirse un lastre al
ver en directo desde Davos a un Juan Guaidó crecido hablándole con sobriedad y
precisión al mundo de los problemas y de los sueños de libertad, democracia y
progreso que tiene Venezuela.
Primero
fue que si Guaidó apareció en la Cumbre Antiterrorista de Bogotá, que si Craig
Farrel, el Jefe del Comando Sur, se reunió con militares colombianos, que si el
buque USS Detroit de la Armada norteamericana, que si la nave tiene "un
cañón de 110 mm, sistema de misiles antiaéreos, misiles de guerra anti
superficie, torpedos", que si navega a 26,5 millas náuticas de las costas
venezolanas. Piense usted en Soleimani, por ejemplo. ¡No es fácil!
Luego,
que si el tal Guaidó aterrizó en Londres, que si lo recibió el Primer Ministro,
Boris Johnson, que si de ahí voló a Davos y se reunió con Angela Merkel y un
"pocotón" de gente más, mucha gente importante del mundo de la
política, los negocios y las finanzas, que si todos cual
"guaidolover" se retrataron con él, que si Ivanna Trump. ¡Cochina
envidia!
Y
ahora, estos 15 minutos de gloria del afortunado orador en el púlpito del Foro
económico más importante del planeta que ha madrugado para ver hasta enrojecer
su rostro de ira. ¡Es mucho con demasiado!
"Hoy
23 de enero del 2020 no solamente tenemos capacidades sino la posibilidad de
realizaciones en nuestro país.
Quiero
que se paseen por un segundo por esta idea: Venezuela libre, Venezuela
democrática, con respeto a los derechos humanos, con capacidad de inversión, de
recuperación de sus campos petroleros, pero también de la agroindustria, de la
posibilidad que tendremos de reconstruir y consolidar una región democrática
plena, al servicio de la humanidad, de detener el desastre.
Esa
sola idea vale la pena, esa sola idea de atender la emergencia vale la pena.
Nosotros no nos vamos a detener si tenemos que saltar muros como nos toco a los
diputados para ir a trabajar a cumplir con nuestro deber, lo haremos".
El
kafkiano amanecer de Nicolás Maduro este 23 de enero debió ahondarle su
inutilidad, cultivada en sus días de vago reposero, cuando Guaidó a
continuación dejó caer la frase clave de su discurso:
"También
les digo, y por eso estamos aquí, solos no podemos , enfrentamos a un
conglomerado internacional criminal. Necesitamos de su ayuda ".
Menos
mal salió "bobolongo", Nicolás. ¿Te imaginas...?
José
Luis Farías
@fariasjoseluis
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico