Otros retos por @aveledounidad
Por Ramón Guillermo Aveledo
Jugó rudo el grupo en el
poder para sacar a Guaidó de la Asamblea y desmoralizar a la oposición. Va
siendo un mal negocio. El liderazgo de la mayoría parlamentaria y el centenar
de diputados fieles a su mandato, en cambio, se han revaluado con gestos
valientes. Ahora vienen las definiciones que marcarán el sentido político de 2020.
La tosca maniobra
oficialista del asalto a la Asamblea Nacional con uso intensivo de fuerza
militar y policial tiene todo el aspecto de haber sido una jugada de altísimo
costo, hasta ahora con saldo negativo. No mejoró su reconocimiento
internacional y, al contrario, los gobiernos de México y Argentina han hecho
pronunciamientos que censuran ese proceder y en Uruguay, en el rechazo a lo
ocurrido están de acuerdo el gobierno saliente de Tabaré Vásquez y el entrante
de LaCalle Pou.
El Grupo Internacional de
Contacto de la Unión Europea, del cual forman parte Francia, Italia, Alemania,
Holanda, Portugal, España, Suecia y el Reino Unido, así como gobiernos
latinoamericanos de Bolivia, Costa Rica, Ecuador y Panamá, emitieron una
categórica declaración que demuestra que no aceptó la validez de lo ocurrido en
el Palacio Federal Legislativo y reconoce a Guaidó como Presidente de la
Asamblea. El uso desproporcionado despliegue militar evidenció lo impresentable
de la acción. Y el control aparente de la Asamblea, garantizado a extranjeros
interesados, ha quedado muy mal parado.
El mismo día, la mayoría
impedida de sesionar en el Capitolio se reunió y eligió y el martes sesionó en
el hemiciclo como si nada, precedida de imágenes desdorosas para el señor que
colocaron en el papel de presidir el cuerpo y su séquito, así como para los
modestos guardias nacionales a quienes se encomendó la triste tarea de impedir
que los diputados entraran a su salón de sesiones.
¿Por qué el grupo en el
poder tomó ese atajo de alto riesgo? Evidentemente porque sobrestima la
impunidad que le da el poder y subestima a sus adversarios ¿Para qué lo hizo?
He escuchado varias explicaciones verosímiles, pero creo que su motivación
principal es dividir y desmoralizar a la oposición y dinamitar el camino de
solución política y electoral, al que le tienen verdadero pavor.
Los gestos de Juan Guaidó y
los diputados, gallardos probadamente, han fortalecido su imagen. Eso da una
ventaja coyuntural importante. Hay que cuidarla y aprovecharla, porque puede
desgastarse y con maña y fuerza el poder trabajará en ello. Es la hora de otra
valentía.
La mayoría parlamentaria y
los diputados opositores que sin formar parte de ella han rechazado el asalto y
apoyado la directiva legítima, tienen ante sí dos desafíos. Uno, mantener la
vitalidad del cuerpo sin poder contar con las instalaciones y el personal a su
servicio; para eso, mucho contacto con la gente y sus duras realidades. Otro,
fortalecer su legitimidad; para eso, tomar iniciativas políticas que ofrezcan
un camino de solución a la crisis. No es cosa testimonial ni menos de apuestas
a la incertidumbre. En un cuadro que será complejo y crecientemente exigente,
la experiencia nos enseña qué puede funcionar y qué no ha funcionado.
14-01-20
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