Isabel Pereira Pizani 28 de noviembre de 2022
@isapereirap
Mientras
escribo recuerdo a Chávez que, en sus interminables cadenas, en cada inflexión
repetía contundente: “El problema es el capitalismo, que roba, explota,
destruye… un sistema que sólo le interesa hacer más ricos a los ricos”. Muchos
en ese entonces creían que esto era cierto.
Reviso el informe Encovi 2022 y encuentro que después de más de 20 años de un gobierno socialista que ha implantado un régimen contrario a la libertad en todos los planos, en el económico, contra el mercado y el crecimiento empresarial, solo hemos llegado al final predecible, un aumento de la desigualdad, lo cual significa que el bienestar sólo cubre al pequeño grupo de protegidos y cercanos al gobierno, mientras el resto, más del 90% se empobrece sin remedio.
Para
un gobierno socialista que toma el poder con el grito de guerra de acabar con
la desigualdad, constatar que la diferencia ha aumentado es prueba de un
fracaso estruendoso. No solo ha fracasado, sino que ha destruido lo que existía
y no ha logrado poner algo distinto y nuevo en la realidad.
Este
resultado es prueba de un fiasco teórico, el modelo socialista no resuelve la
desigualdad, y un fracaso practico, en sociedades donde se impone el
socialismo, la desigualdad aumenta. Este resultado puede comprobarse en todo el
mundo en los 16 países que conformaban la Unión Soviética, en la anterior China
y entre nosotros en Cuba.
Según
los informes estadísticos en Venezuela la mayoría de nuestra gente está en la
clase D y E. Habitan en barrios sin servicios, con viviendas inacabadas,
carentes de servicios comunitarios, con dificultades para acceder a un ingreso
que les permita vivir adecuadamente, esto por falta de educación o preparación
para el trabajo y/o por falta de oportunidades.
Cada
vez existen menos empresas, la oportunidad más fácil es la informalidad o el
empleo público improductivo (sin ningún futuro, pues casi siempre funciona como
mecanismo de afiliación política). Los números muestran que la población sin
actividad económica es alrededor de 7 millones de personas y que los informales
se acercan a los 6 millones. “El sector de manufactura es el más afectado, pues
en 1999 había 11.138 industrias, pero esa cifra se fue en caída libre y en 2020
solo quedaban 2.121 operativas, mientras que de 600.000 comercios que había el
año pasado, solo quedan 2.000. Miles de trabajadores quedaron sin empleo» (Luis
Oliveros).
Si
esto es así, entonces tendremos dos bandos en nuestra sociedad: los que
trabajan en el gobierno y/o empresas formales y por ende son contribuyentes
(cerca de 6 millones) y el resto, es decir aquellos que hay que sostener, que
no pagan impuestos (12 millones de personas); súmele a esto el desempleo.
Según
el Fondo Monetario Internacional Venezuela registra una tasa de desempleo
de 58,3% en 2020 y lo que va de 2021, la cifra más alta del mundo. La verdad es
que el resultado es desalentador. Entonces ¿el problema será el capitalismo,
como dicen Chávez y Maduro? “El economista Edgar Urbáez señaló que las pocas
empresas que están laborando lo hacen a 30% de su capacidad”
Veamos
qué han hecho los socialistas para resolver el problema, según ellos, creado
por el capitalismo.
La
impresión a priori es que durante estos últimos veinte años
este gobierno ha ignorado la pobreza como tema estructural, social, económico y
cultural. Su visión de la pobreza se reduce a un campo de proselitismo
político. Crea la bolsa CLAP como mecanismo de redistribución de alimentos
baratos, pero lo nutre con importaciones, no lo convierte en una fuente de
crecimiento, de fomento de la producción de alimentos, propicio para el
surgimiento de nuevas empresas proveedoras y para la generación de empleos. La
revolución se conforma con importar los alimentos de Brasil, Nicaragua, México,
los verdaderos ganadores del proyecto CLAP.
La
salud y la educación se las ha entregado a un país completamente en crisis como
es Cuba, traen médicos o funcionarios de allá, se pelean y tratan de arruinar
nuestras universidades, provocan un éxodo terrible de nuestros jóvenes
graduados, abandonan la red de ambulatorios (más de 4.000) y nuestra excelente
infraestructura hospitalaria. Sustituyen la red de salud por unos cuchitriles
de 20 mts2 en los barrios -hoy abandonados-. Peleados con los médicos,
abandonados los hospitales y ambulatorios ¿Qué clase de salud podemos tener?
En
cuanto a la posibilidad de que las familias venezolanas tengan mejores
ingresos, esto se convierte en otra gran estafa. Una de las grandes vías para
dejar de ser pobres es que existan más y mejores empleos y cada vez menos
población dependiente o inactiva por cuenta de cada trabajador, el socialismo
produce lo contrario, menos empresas, más empleo improductivo y aumento de la
población dependiente de subsidios.
La
población inactiva ha aumentado en 2 millones. Es curioso constatar cómo entre
la población inactiva la categoría estadística “Otros” agrupa a más de 1 millón
500 mil personas, mayor a la cifra del desempleo ¿o será que ahí están parte de
los desempleados? Mientras esa carga de inactividad esté sobre los hombros de
nuestros trabajadores, la mayoría con salario mínimo, el más bajo de América
latina, o se resuelva con subsidios miserables, nunca dejaremos de ser pobres.
El
otro aspecto fundamental se refiere a los programas o políticas a favor del
sector informal del mercado de trabajo, 6 millones de trabajadores. Querido
lector ¿ha oído o leído alguna propuesta del gobierno durante estos 20 años
cuyo objetivo sea mejorar, regularizar o apoyar el crecimiento del ingreso de
este grupo, el cual es el sector más numeroso de trabajadores (el doble que el
empleo público y 2 millones más grandes que el empleo del sector privado
formal)?
En síntesis
¿Qué ha hecho el gobierno para resolver la desigualdad? Hacer crecer los
inactivos, engañar a los jóvenes con una oferta de programas educativos
mediocres como La Chamba Juvenil, cuya perversa propuesta es hacer creer a los
jóvenes que capacitarse o estudiar y aprender no es necesario, que puedan
cambiar su etapa de estudiar por un salario miserable que alcance para los
gastos de un fin de semana.
El
CLAP y los insignificantes bonos no son más que un engaño a las familias,
no pueden suplir el trato a los venezolanos como ciudadanos productivos y
emprendedores, única posibilidad para el retorno de los 7 millones de
venezolanos que han huido del país por carecer de medios para sobrevivir,
aquellos que en un momento dado de sus existencias se encontraron con las manos
vacías y sin alternativas, puedan iniciar un proceso de regreso positivo.
Ahora
veamos ¿qué podrá hacer el candidato electo en las primarias? En principio todo
lo contrario, lo elemental, en lugar de destruir y expropiar empresas, fomentar
el surgimiento de miles de ellas, nuevas empresas por todas partes, en cada
Municipio, empresas capaces de generar buenos empleos y oportunidades para la
gente, erradicar la tara intervencionista, estatizadora por la promoción de la
libertad económica y emprendimiento.
Respaldar
nuestros productores, la manufactura, criadores, pescadores, grandes, medianos
y pequeños. Recuperar los azotados medios de comunicación, no olvidar que han
sido 221 estaciones de radio cerradas, 7 cadenas de TV y más de 60 periódicos.
Revivir instituciones de apoyo a los productores y emprendedores como una vez
fue Agroisleña, capaz de suministrar insumos, equipos, y asistencia técnica a
nuestros productores, una empresa privada más útil para el productor que el
Ministerio de Agricultura, ocupado sólo de alentar invasiones y expropiar las
empresas rentables, irresponsablemente expropiad por Hugo Chávez.
El
gran objetivo es lograr que la gente pueda ganarse la vida decentemente, menos
inactivos, menos improductividad, acabar con la educación sin calidad, menos
trabajo basura e informalidad precaria, corregir las graves fallas de servicios
básicos (agua y electricidad). Apostar a una muy buena educación, formación,
créditos para los trabajadores y emprendedores a todo lo largo y ancho del
país. Crear muchísimas empresas y por ende montones de empleos, nuevos
emprendedores, seguridad en las calles y en los hogares, aumentar la confianza
en nuestras leyes y jueces comenzando por soltar a todos los que están presos
injustamente, abrir las puertas a los exiliados, a nuestros petroleros en
diáspora, entre otros.
Creo
que la destrucción ha sido tan profunda y desbastadora que el triunfador de las
primarias podrá y tendrá que concientizar la magnitud del reto que enfrentamos,
la crisis total que nos apabulla. Un gran trabajo que debemos apoyar todos los
venezolanos.
No
olvidar que nuestra gran ganancia ha sido crear conciencia de que la solución
no es el socialismo, mil veces derrotado en todos los rincones del mundo.
Apreciar y revalorizar el capitalismo cuando es solidario, humanitario, capaz
de crear riquezas y de prevenir inequidades al mismo tiempo.
Solo
deja de ser pobre una sociedad cuando se genera más valor cada día, hay paz,
seguridad, respeto a la condición humana y sus amplias mayorías pasan a formar
parte de una clase media en permanente progreso, educación y
responsabilización. No hay ninguna alternativa.
Hay
que lograr que las condiciones de vida que prevalecen en los estratos D y E
desaparezcan, sean derrotadas, que las soluciones de crisis y malestar puedan
ser prevenidas, corregidas o resuelta por la voluntad del resto de la sociedad.
Sólo este camino calmará nuestras angustias existenciales.
Isabel
Pereira Pizani
@isapereirap
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