“Astucia, estrategia, conocimiento de lo que enfrentamos, disciplina, sabiduría en el reconocimiento de la oportunidad, la impecabilidad en la acción, son algunos de los elementos que serán necesarios en el juego planteado. La verdad no cambia. El miedo al conflicto juega un importante rol en el sostenimiento”.
La palabra conflicto despierta polémica, genera miedo y también remueve emociones internas, muchas de ellas provenientes de traumas de nuestra niñez. Como en muchas facetas de la vida, las personas asumen-utilizan el conflicto de distintas maneras, esas formas se agrupan dentro de un amplio espectro que va desde quienes utilizan la amenaza del conflicto para controlar, someter y manipular, hasta quienes odian y esquivan cualquier situación conflictiva, así esta sea una que le genere profundo daño. En ese espectro también hay un rango de conflictos sanos, propios de la misma naturaleza humana entre individuos que se respetan, pero que tienen ideas o posiciones distintas sobre algún aspecto en particular.
En muchas de las relaciones humanas se pueden ver estos dos polos: personas que tienden a controlar, abusar y someter a los demás, y otros tantos que entran en una dinámica de sumisión-aceptación de situaciones y hechos que son claramente dañinos e insanos, lo que termina con una gran rabia y resentimiento de la persona sometida. El miedo al conflicto juega un importante rol en el sostenimiento de dicha dinámica.
“Aceptar la existencia del conflicto no es una tarea sencilla, su inevitabilidad nos incomoda, implica salirnos de una zona de confort que nos resulta familiar, pero que a la vez nos hace daño, nos limita, nos castra”
Los párrafos anteriores describen parte de la realidad de las interacciones humanas, por lo que pudiesen extrapolarse estas ideas a lo que vive toda una sociedad, en especial la relación de esta con factores de poder. Hace unas semanas Cayetana Álvarez de Toledo mencionaba en un discurso que “entre el conflicto y la sumisión, siempre hay que elegir el conflicto”. Y por muy dura que sea la frase, hay una gran verdad en ella. Ante una relación de opresión y control, siempre hay que levantarse. La pregunta no es si abrir la posibilidad de conflicto, sino cómo será la forma en la que se planteará este.
Una relación de dominio no es sana, por más propensos que determinadas personas puedan estar ante este tipo de interacción, muy dentro de nosotros sabemos, sentimos que no es algo beneficioso para nosotros y queremos que termine. La contraparte no querrá que ello ocurra, por tanto el conflicto es inevitable si queremos salir de la situación. El talante de la contraparte y la firmeza de nuestra posición serán determinantes en la naturaleza y desarrollo del conflicto.
La confrontación puede ser destructiva, de ello no hay duda, pero no necesariamente debe ser así. Habrá casos más fluidos que otros, pero debemos estar atentos a que muy probablemente nos encontraremos a personas o a grupo de ellas que entran en la descripción de lo que Carlos Castañeda denominaba “pinches tiranos” (PT). Los PT son personas que nos hacen la vida imposible, que torturan, que abusan, que les apetece dominar al resto de las personas y que paradójicamente llegan a nuestras vidas como grandes maestros, como relojes despertadores para sacarnos de nuestro letargo emocional.
En casos extremos los PT tienen el poder de destruirte, de aniquilarte. Para vencerlos hay que ser astutos, porque la frontalidad puede significar nuestro fin. No hay que negar la existencia de una situación conflictiva, sino ser inteligentes para enfrentar tal situación, poner nuestros límites y salir de la dominación para finalmente ser libres. La vía pudiese ser utilizar las mismas pasiones, inventivos en su accionar, vulnerabilidades de los PT en su contra, de una forma tan sutil que ni ellos mismos se den cuenta de la celada que se desarrolla.
Sé que esto es más fácil escribirlo que llevarlo a la realidad, sé que el juego puede ser mucho más complejo cuando los PT son los que gobiernan un país. Pero el razonamiento, la verdad no cambia. Astucia, estrategia, conocimiento de lo que enfrentamos, disciplina, sabiduría en el reconocimiento de la oportunidad, la impecabilidad en la acción, son algunos de los elementos que serán necesarios en el juego planteado.
Aceptar la existencia del conflicto no es una tarea sencilla, su inevitabilidad nos incomoda, implica salirnos de una zona de confort que nos resulta familiar, pero que a la vez nos hace daño, nos limita, nos castra. Antes de resignarnos, antes de aceptar “la paz de los sepulcros”, bien vale la pena una batalla inteligente en contra de los PT.
https://lagranaldea.com/2023/07/26/la-importancia-del-conflicto/
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