Trino Márquez 27 de octubre de 2023
@trinomarquezc
La
Primaria fue un éxito en muchos sentidos. La asistencia en el país y en el
exterior a las urnas electorales superó todas las expectativas. Diosdado
Cabello perdió su puesto como Casandra oficial del régimen. Fallaron sus
vaticinios. Decía que la consulta no iba a realizarse debido a la ineptitud de
los organizadores. Fracasó la estrategia del régimen dirigida a lograr que la
Primaria implotara por el peso de los errores de quienes la conducían y de la
eficacia de quienes desde adentro y afuera la atacaban.
Más de 10% del Registro Electoral Permanente (REP) se acercó a los improvisados centros de votación a manifestar su opinión. En términos gruesos, eso significa que alrededor de 25% de los electores de la oposición se animaron a votar. Todo esto ocurrió en medio de la falta de recursos financieros, el bloqueo informativo y las amenazas e intimidación del Gobierno para que la gente no participara. En la jornada se movilizaron tanto los sectores de la clase media como los estratos populares y los grupos más desfavorecidos del país. Se produjo una clara correspondencia entre lo que reflejan las encuestadoras más serias acerca de la insatisfacción con el Gobierno y el rechazo activo que se vio el 22 de octubre.
Del
éxito de la consulta fueron protagonistas los candidatos y partidos de la
Plataforma Unitaria, la Comisión Nacional de Primaria, el ejército de
voluntarios que contribuyó con el desarrollo de la jornada y los ciudadanos que
superaron las adversidades. El papel de Jesús María Casal fue clave para evitar
que la iniciativa encallara en los momentos en los cuales parecía que todo se
iba a pique.
El
triunfo de María Corina fue categórico. Su ascenso al estrellato se produjo
luego del declive y, finalmente, la salida de Juan Guaidó del escenario
nacional. Esa vía se despejó aún más con el retiro de Henrique Capriles de la
competencia electoral. Estas dos circunstancias, junto a su discurso frontal y
sin concesiones frente al régimen, la convirtieron en la favorita
de los sectores que aspiran un cambio sustancial en la conducción nacional.
María
Corina emergió el 22-O como la figura más popular, querida y admirada de la
oposición. Sin embargo, esta circunstancia no la convierte automáticamente en
la líder indiscutible de quienes adversan al Gobierno, ni en una víctima del
régimen autoritario, que debe ser respaldada para que logre su habilitación,
mandato popular sellado en la Primaria.
La
oposición no constituye un bloque homogéneo y compacto, sino un archipiélago de
pequeñas agrupaciones y nombres con diversos y hasta contrapuestos intereses.
Para Manuel Rosales, el poderoso e indescifrable gobernador del Zulia,
presidente de Un Nuevo Tiempo (UNT), el triunfo de María Corina no representa
una orden que debe ser acatada. En repetidas oportunidades ha dicho que aspira
y aspirará a ser presidente de la República hasta su último suspiro. Como ya no
es tan joven y el tiempo no le sobra, ahora podría volver a ser candidato. De
hecho, no compitió en la elección para no tener que medirse con María Corina y
quedar descalificado para correr por su propia cuenta. A la Acción Democrática
jefaturada por Henry Ramos Allup, el liberalismo de la líder de Vente Venezuela
no le simpatiza mucho. Para Primero Justicia, con Julio Borges y Henrique
Capriles como máximas figuras, tampoco la victoria de María Corina debe
entusiasmarlo demasiado. Entre ellos siempre ha habido tensión. El prometido
apoyo a la candidata unitaria surgida de la Primaria, podría romperse en la
búsqueda de una unidad ‘superior’, con un aspirante menos controversial. La
excusa perfecta podrían hallarla en la inhabilitación de MC.
El
horizonte no está totalmente despejado para ella. La Plataforma Unitaria de
Venezuela, agrupación a la cual MC no pertenece y con la que ha tenido
importantes divergencias, fue la que suscribió el reciente Acuerdo Preliminar
en Barbados. Como se sabe, en ese documento no se contempló levantar las
inhabilitaciones. El rescate de MC tendrá que incluir, en un papel protagónico,
a Gerardo Blyde, a los partidos de esa plataforma –donde UNT, AD y PJ ocupan un
lugar preeminente- y a los miembros independientes que la integran.
En
este terreno minado es por donde debe caminar MCM. De la antipolítica,
dentro de la que se ha movido durante mucho tiempo, tendrá que pasar al campo
de la política. El discurso que le sirvió para ser la abanderada de la
Primaria, creo que no le va a ser tan útil para convertirse en la candidata
nacional de la Unidad. Deberá neutralizar, atraer y convencer a un grupo
de partidos y líderes mañosos, caciques, acostumbrados a la política más
tradicional, carentes del encanto que demanda la política actual y la situación
de Venezuela, pero sin los cuales no obtendrá la habilitación ni el respaldo
institucional necesario para ser candidata oficial en 2024 y Presidenta de la
República.
La
Reina tendrá que pactar con los señores feudales. Así es la política.
Trino
Márquez
@trinomarquezc
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