La celebración el 24 de octubre de un nuevo aniversario del nacimiento de Rafael Urdaneta sólo tiene sentido si se convierte en una actitud de defender con valor a Venezuela y en especial al Zulia, tan maltratado, destruido, humillado. En el Zulia, un Estado generoso y noble, que se desangró y se sigue desangrando para posibilitar el progreso de Venezuela, nada funciona. No tenemos agua, electricidad, gasolina, transporte, seguridad… Calles y carreteras parecen salidas de un bombardeo. Los hospitales están por el suelo y los educadores andan en la calle reclamando un trato y un salario justos, de acuerdo a la transcendencia de su misión, que les permita vivir con dignidad, acudir con buen ánimo a cumplir con su misión y seguirse formando Nunca, ni en tiempos de Guzmán Blanco que juró convertir a Maracaibo en “simple playa de pescadores”, y nombró a Capatárida, un pueblito falconiano como capital del Estado Falcón-Zulia, el Gobierno había maltratado con tanta saña al Zulia.
En estos días en que necesitamos una nueva independencia que nos devuelva la libertad, debemos retomar el coraje de Urdaneta, y trabajar con pasión por el rescate del Zulia y de Venezuela. La historia nos recuerda el valor de Urdaneta y su firme decisión, cuando en momentos en que desertaban los soldados del ejército patriota, se dirigió a Bolívar y le dijo “Si con dos hombres basta para liberar a la patria, presto estoy a acompañar a usted”. Así era Urdaneta: un relámpago de valor. Pero junto al heroísmo de Urdaneta, puesto a aprueba en cien combates y sobre todo en la tenaz defensa de Valencia, me interesa subrayar su lealtad y amor a la Patria.
La lealtad y el amor a la Patria implican asumir con desprendimiento y entrega las nuevas batallas de la independencia que permitan a cada zuliano y a cada venezolano condiciones de vida dignas, en paz y convivencia. Porque la Patria no es algo intangible que se invoca en momentos solemnes. La Patria es, en primer lugar, cada zuliano y cada venezolano que tiene derecho a vivir dignamente; es la constitución que debemos cumplir y defender; es la democracia que debemos recuperar y profundizar; es nuestra tierra que tenemos que defender y proteger, con sus recursos y riquezas que pertenecen a todos y que no pueden ser administrados caprichosamente, o en beneficio de algunos. Defender la Patria es trabajar por una democracia política, social y educativa, que garantice a todos vida digna, sin el acoso de la miseria o la inseguridad, ni el colapso de los servicios esenciales. Democracia con poderes autónomos e instituciones eficientes, que resuelvan problemas y garanticen la igualdad ante la ley de todos sin importar su raza, religión, condición social o ideología política. Defender la Patria es garantizar el derecho a tener comida, agua, electricidad, gas, gasolina y salarios y pensiones dignas; recoger la basura, tapar los huecos de calles y carreteras; hacer que los hospitales y escuelas funcionen bien; poder renovar cualquier documento sin colas humillantes o bajándose de la mula; salir de la casa sin el temor de ser asaltados; poder manifestar pacíficamente sin el temor de ser golpeados. Defender la Patria es castigar la ineficiencia, la corrupción, el matraqueo, el nepotismo, el clientelismo, el vivismo; es impulsar unas políticas productivas y laborales agresivas y eficientes, que nos garanticen a todos un trabajo bien remunerado y bienes y servicios de calidad.
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