SJ. Luis Ugalde 29 de octubre de 2023
Domingo
22, 3:00 pm, la calle Industrial de Catia llena de electores alrededor de un
par de mesitas y cuatro sillas bajo un toldo elemental. Largas colas con caras
alegres y conversaciones cordiales entre desconocidos, unidos por la voluntad
común de CAMBIO. Un señor me dijo, desbordado de alegría por el gentío: “Esto
nunca se ha visto en Catia”. Luego de dos horas me retiré a las 5:00 de la
tarde y todavía centenares seguían pacientemente en la cola. Ni siquiera el
diluvio que los empapó logró dispersarlos; apostaban por el cambio democrático
y no querían perder el tren de la esperanza. Pero Catia no era única; con ella
estaban firmes Antímano-UCAB, La Vega, La Florida, Caracas entera y Venezuela…
Previamente, los entendidos decían que 1 millón de votantes en una primaria con tantos obstáculos era una cifra elevada y difícil de alcanzar. La realidad desbordó esa cifra que al final ha llegado a 2.400.000. La aparente apatía se transformó en emoción y esperanza de cambio concentradas en María Corina Machado. Más de 90% de los votantes la escogió por coherente, intransigente con la corrupción, inteligente, valiente y firme en el rechazo a la dictadura. Venezuela debe a Jesús María Casal, a la Comisión de Primaria y a miles de colaboradores en las regiones y en las mesas de votación, una profunda gratitud por su extraordinaria conducción y desempeño.
Con
esa emoción contagiosa en torno a una candidata tenemos un año intenso por
delante para la elección presidencial y cambio renovador en todas las
instancias políticas y de gobierno. La dictadura que hace un cuarto de siglo tuvo
apoyo popular, recursos y poder sin límites, tratará de imponerse con la
mentira del poder, supliendo la actual falta de respaldo popular con la
imposición arbitraria abusando de armas, leyes y exclusividad comunicacional.
Por
eso el poder primero decidió que el domingo no hubo elecciones y ningún medio
de comunicación (TV, prensa, radio…) pudo decir absolutamente nada de la
impresionante movilización pacífica que vivimos los venezolanos en la calle,
sin policías, ni ejército, y sin heridos ni muertos. En las amordazadas
noticias del lunes 23 no existió la primaria electoral y millones de
venezolanos éramos ninguneados; para el martes 24 salió la nueva “verdad” desde
la Presidencia y desde la Asamblea del régimen y otros mandaderos, la “noticia”
de que el domingo había tenido lugar un “megafraude”, una “descomunal estafa” y
un delito que debía ser anulado y castigado. El ojo penetrante del poder había
descubierto que sólo habían votado 500.000 y los otros 2 millones eran de fabricación
fraudulenta. Es decir que usted, 2 millones de venezolanos y yo, no existimos,
pues así lo decide la dictadura. Ahora esta va a reforzar las trincheras y
preparar las tropas de asalto jurídico y los gases asfixiantes para anular la
primaria e impedir que en la segunda mitad de 2024 el triunfo democrático abra
la puerta a la reconstrucción del país que toda Venezuela necesita y desea.
A los
demócratas y a nuestra candidata unitaria nos espera un año de intensa
movilización callada para recoger las fuerzas diversas y aunarlas, pues solo
juntas tienen la potencia necesaria para ganar y para que el nuevo gobierno no
sea un fracaso trágico y la transición no sea de odio estéril y venganza, sino
de abrazo, reconciliación y renacer nacional. Nuestra candidatura debe
movilizar los espíritus, y activar la esperanza de cambio, incluso en quienes
todavía no se atreven a salir de las cenizas que quedan del chavismo muerto.
María Corina desde su firmeza por el cambio y con humildad tiene que buscar la
unión de las diversas corrientes democráticas y convertirse en esperanza
también de quienes sufren el desengaño madurista. No será posible el triunfo de
2024, ante las resistencias desesperadas de la dictadura, sin que la candidata
democrática siembre la necesaria unidad en la diversidad.
El
actual desastre de Venezuela es de dimensiones de derrota bélica y tierra
arrasada. La recreación del país a primera vista parece imposible sin un
liderazgo y miles de liderazgos de mente renovada, reconciliadores y con
voluntad férrea en las diversas áreas de la actividad nacional (salud,
educación, sectores productivos, medios de comunicación y cultura,
infraestructura…). El renacer de una Venezuela democrática y plural. Esperamos
de María Corina y de otros liderazgos que estén a la altura de lo que vivimos
en la primaria y desaten las mejores virtudes productivas de la Venezuela que
necesitamos en bienes y responsabilidad ciudadana. Que María Corina no sea
vista como amenaza, sino como invitación y oportunidad, incluso por aquellos
seguidores de la dictadura que no han cometido delitos mayores en estos años de
desastre nacional. Sumar fuerzas, multiplicar capacidades y acuerdos, cultivar
el pluralismo productivo y estimular iniciativas libres para que los
venezolanos ganemos las próximas elecciones y el reto formidable del renacer
nacional.
Todo
ello requiere de inversiones multimillonarias. que no sólo significan capital,
sino oportunidad para que millones de trabajadores con crecida productividad
eleven sus actuales miserables ingresos familiares que hoy son unos pocos
bolívares de hambre. Esta Venezuela tan profundamente enferma no podrá renacer
sin una fuerte colaboración (y reinserción) internacional política y abierta a
inversiones en un terreno donde la nueva esperanza sustituya al temor y
agresividad que apagó las solidaridades y las inversiones, sin las cuales no
tenemos futuro.
Es muy
importante que desde ahora la Fuerza Armada encuentre su lugar de máxima
importancia en esta Venezuela naciente. Las posibles desconfianzas y los
prejuicios existentes hacia la candidata ganadora se superan con encuentros,
conversaciones y aclaración de dudas sobre el cambio democrático que queremos.
SJ.
Luis Ugalde
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