Durante mucho tiempo en Venezuela estuvimos orientados en varias direcciones. Diversas fuerzas pujaban con dinámicas y ritmos distintos. Varias narrativas se entremezclaban y produjeron la búsqueda de caminos distintos entre la opinión pública.
Con la primaria del 22 de octubre, las cosas han comenzado a cambiar en el país. La población definitivamente ha marcado una señal clara: el foco debe apuntar hacia lo electoral, la concentración de fuerzas en esa dirección es clave para lograr procesos de transformación.
La participación política, una vez más, ha demostrado la contundencia de su accionar, de su despliegue, eso fue lo que vimos todos en la jornada del domingo pasado, esa es la verdad.
Pero, más allá de eso, hay que estar muy consciente que ahora viene la construcción de la posverdad. Nicolás Maduro sabe que, en su intento de reelección, necesita diluir toda esa fuerza ciudadana que se desplegó y se concentró en torno a una figura particular que pretende ser su rival en las presidenciales de 2024.
Para construir una posverdad sobre el evento del 22 de octubre, se van a usar todas las técnicas posibles de desinformación y contrainformación para generar una duda razonable y, a la par, fragmentar de nuevo todo el apoyo que ha logrado María Corina Machado.
La población en general, que demanda un cambio de rumbo, va a estar sometida a una verdadera guerra informativa que puede causar confusión y distracción de cara al proceso que debe seguir en 2024.
Para ello es clave encaminar un proceso que conduzca a una elección presidencial cuyo resultado sea reconocido por tirios y troyanos, tal como ha sucedido en Colombia, Brasil, Ecuador, Guatemala y ahora la primera vuelta en Argentina, que permita una reinstitucionalización plural.
El foco entonces no puede ser distorsionado o cambiado según las narrativas que surgirán. Más allá del liderazgo político que intentará de acuerdo a los intereses de cada grupo orientar el rumbo, la ciudadanía debe mantenerse atenta y enfocada. Las elecciones presidenciales de 2024 pueden representar una vuelta al pluralismo político constitucional y legalmente.
No obstante, si la fuerza ciudadana se vuelve a diluir, probablemente puedan surgir rutas alternativas que harán mucho más extenso el padecimiento de la gente impactada enormemente en su cotidianidad por la situación económica.
Unas elecciones presidenciales “fallidas” en 2024 pueden también tener grandes impactos en la región. Un nuevo flujo migratorio de venezolanos cansados y desesperanzados podría tener repercusiones mucho más complejas de las que ya se tienen. En paralelo, la situación social del país pudiera hacer ebullición ante la reaparición de una polarización malsana que restrinja el ejercicio ciudadano bajo parámetros democráticos.
Hay que tener en cuenta que la Venezuela de este momento político no es la misma de años atrás. El liderazgo político del país debe hacer lecturas correctas para procesar sus diferencias con un claro acento electoral. El 22-O nos ha demostrado que quienes han maniobrado a la vieja usanza, han sido barridos por la opinión pública. Por lo tanto, apuntarse al foco electoral es la verdadera ruta al éxito.
https://efectococuyo.com/opinion/y-ahora-que-cual-debe-ser-el-foco-en-venezuela/
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