Ángel R. Lombardi Boscán 26 de octubre de 2023
Contra
todos los pronósticos, contra el saboteo del propio régimen y contra el saboteo
de algunos de los integrantes de las oposiciones, en su mayoría cohabitadores y
otros mercenarios, las primarias del 22 de octubre de éste año 2023 fue todo
un éxito. Hacer unas elecciones limpias bajo el protagonismo de la sociedad
civil y con una participación de más de 2 millones de venezolanos, en su
mayoría, diezmados y maltratados por una revolución con vocación para destruir
tiene a todos asombrados.
Además, se legitima una nueva candidatura unitaria de toda la oposición alrededor de María Corina Machado que obtiene un 93% de todos los votos, es decir, no fue electa, sino aclamada. El próximo evento electoral, las presidenciales del año 2024, encuentra a una oposición renovada y con nuevos bríos. Y sin estar atada a los cogollos partidistas sino como representación de una ciudadanía que asumió todo el protagonismo principal en éste proceso.
Ahora
toca no caer en triunfalismos excesivos ya que la opción por la democracia se
enfrenta a una voluntad de poder anti-democrática. La diferencia entre un
gobierno y un régimen radica en que el primero sabe que tiene los días contados
y le tocará entregar si pierde una elección; en cambio un régimen no se plantea
ni entregar el poder y mucho menos perder. Si para ello tiene que transgredir
la Constitución o cometer fraude eso es sólo un procedimiento de manual en que
ya varias veces ha incurrido. Su sostén no es la legalidad sino la
fuerza.
Hay
una lectura asociada a la confianza. El domingo 22 de octubre la gente votó con
entusiasmo y esperanza. Comprende e intuye que el camino es el civilizado para
salir del manicomio rojo. Aspira a contribuir a que Venezuela vuelva por los
derroteros de la modernidad política. Se sacudió el desánimo y el miedo: armas
principales del régimen para hacer de los venezolanos almas muertas.
Otro
mito que se cayó es el del CNE. Votar sin el Plan República, sin el CNE de
Maduro y sin ver los puntos rojos no tiene precio. ¡Es la Gloria Cívica! Lo
mejor del 22 octubre, día histórico sin la menor duda, es que la gente fue a
votar sin que fuera arreada como ganado. Sin que los militares y sus armas nos
estén intimidando. Sin la capta huella vigilante que delata y manipula a favor
del régimen quien y como vota. Se vivió la democracia de verdad o por lo menos
uno de sus capítulos más significativos, el de unas elecciones libres, y que el
régimen tenía coaptado.
El
voto manual demostró ser más efectivo y seguro que el automatizado que ya hoy
es motivo de una gran desconfianza. Las maquinitas tramposas del CNE como
franquicia del PSUV y algunas organizaciones partidistas cohabitadoras que
pidieron la colaboración del CNE en las primarias ya hoy también revelan su
misterio. El régimen les repartía los pellejos, una o tres gobernaciones y
otras tantas alcaldías, desde una votación retorcida. Y ellos felices aceptaban
la trampa.
Si
María Corina Machado es inteligente, y lo es. Y si se deja asesorar muy bien
por gente buena y competente, su liderazgo pudiera llegar a ser histórico y no
de medio pelo. Ahora toca solidificar la UNIDAD. Incluso estableciendo puentes
hasta con el mismo chavismo dispuesto a negociar una transición ejemplar.
«María
Corina Machado es puro sentimiento del pueblo que ve en ella la esperanza del
cambio»: es lo que más se escucha entre los ciudadanos sin importar el estrato
social o si están afuera o dentro del país. Lo que Chávez representó como
fenómeno político hacia un pueblo desencantado en el año 1998 se está
reeditando con María Corina Machado en éste 2023 y 2024, aunque me atrevo a
decir que con mayor fuerza.
Al
PSUV sólo le queda el apoyo de algunos militares que le dieron la espalda a la
Constitución. La mayor parte de los militares quieren tener un orden
institucional al servicio de todos los venezolanos y no en exclusividad de una
parcialidad política despótica y hoy sin pueblo. Volver a la democracia y a una
vida social cuerda.
Hay un
mensaje también de reconciliación y paz que recae en María Corina Machado, que
por los vientos que soplan, pudiera constituirse en la mujer venezolana con
mayor impacto en la historia de Venezuela. Mujer y madre que simboliza la
reunificación de la familia venezolana dispersa por el mundo. La que ayudaría a
sanar las heridas de un tejido social roto por diseño y con la única intención
de dañar para perpetuarse en el poder.
El
tamaño de nuestra esperanza es hoy inmenso. Hay alegría otra vez en nuestros
corazones y el optimismo es la más grande fuerza social para quebrar una
voluntad de poder que se manifiesta como atentado hacia sus propios dirigidos.
Soñar
con un cambio político liberador en el corto y mediano plazo refuerza nuestra
moral y nos permite a volver a creer como ciudadanía que sí es posible. Todo
dentro de la Constitución, nada fuera de ella.
Ángel
R. Lombardi Boscán
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