Benjamín Tripier 21 de enero de 2024
@btripier
Hay que ser responsable cuando
se afirme que estamos mejor cuando en realidad no lo estamos, ni existen
posibilidades de estarlo si no se producen cambios estructurales en el modelo
de país que tenemos y que nos ha ido carcomiendo en los cimientos ya desde hace
unos cuantos años.
Cualquier lectura de la realidad de Venezuela debe ser contextualizada en términos de que el sistema eléctrico está seriamente comprometido, con aumento en la frecuencia de incidentes que dejan sin servicio a gran parte de la sociedad, como si fuera un anticipo de un colapso, del cual no se sabe mucho, pero se intuye. Y sin electricidad no hay actividad económica… el PIB de un país, es la electricidad con que cuenta… O, como en nuestro caso, la que no cuenta.
Las
energías primarias detrás de la energía eléctrica también están complicadas.
Para la térmica, el gas es insuficiente y el gasoil es un problema, porque está
sujeto a producción inestable y temas de corrupción. Para la hidro del Caroní,
en realidad tenemos toda la generación que necesitaríamos, pero tenemos como
cuellos de botella el sistema interconectado de transmisión que está también
comprometido, con riesgo diario de colapso. Y ni considerar a la eólica o la
fotovoltaica por sus limitaciones estructurales, y la nuclear, para nosotros,
es como si se tratara de algo lejano y sofisticado. El primer y último intento
de un reactor nuclear para generar electricidad lo hizo Pérez Jiménez… así que
imagínense.
Y
regresando a la electricidad, tenemos serias limitaciones en la subtransmisión
y en la distribución a todos sus niveles, residencial, comercial, industrial,
industrial pesado y extrapesado (como Sidor, refinerías y transporte de agua).
Nuestros problemas son profundos porque es un proceso de deterioro continuo por
falta de mantenimiento e inversión, lo cual conduce a la canibalización de equipos
en las subestaciones, que hacen que ya, hasta en la “protegida” Caracas, la luz
se vaya –como me pasó la semana pasada- hasta 15 veces en una tarde, con los
daños e incomodidades asociados a esos eventos eléctricos.
Y sin
sumarle los problemas de pérdida de recurso humano experimentado, que conducen
a una incompetencia (las 15 veces que se fue la luz en un corto tiempo), la
cual sumada a la corrupción producen efectos desastrosos.
Otro
elemento de contexto que hay que considerar al momento de evaluar y proyectar
la situación de Venezuela es la falta de confianza en el gobierno y en las
instituciones públicas, que perdieron su independencia, y están alineadas
detrás de una línea de pensamiento que no es ideológica sino oportunista, según
las circunstancias.
Un par
de ejemplos son la presencia masiva del dólar en una economía tradicionalmente
declarada como anti-Estados Unidos y antidólar; y la utilización de los
empresarios como frente de legitimación, cuando, también tradicionalmente, son
sus enemigos declarados, y tienen el tema Carmona como si hubiera ocurrido
ayer. Por situaciones como las mencionadas es que no tienen credibilidad, ni
son de fiar.
También
tenemos que tener en cuenta, para poner en perspectiva cualquier evaluación o
análisis, de esos que manejan el “optimismo exagerado”, que seguimos siendo
considerados “una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad interior
de Estados Unidos”, y con el presidente a cargo de Venezuela con un pedido de
captura ofreciendo una recompensa de 15 millones de dólares por su cabeza.
Lo
anterior, sumado a la mala interpretación tendenciosa de que la liberación de
Alex Saab hubiera sido un acercamiento con el gobierno de Biden, cuando en
realidad se trató de un intercambio de prisioneros, lo cual solo se produce
entre enemigos. Porque ese gobierno no reconoce al gobierno de la revolución,
por eso es que en sitios como Barbados no se sientan con ellos, y deben hacerlo
a través de terceros países como Qatar. A ver si entendemos: somos sus
enemigos.
Y
también, por el hecho de ser ampliamente reconocido, no tiene menos peso como
referencia de evaluación, que la permanencia de Maduro en el poder es un tema
vital para él y para su círculo cercano, debido a lo cual no le interesa que
otro chavista ocupe su lugar, y menos que menos, que lo haga María Corina.
Pero
una cosa es lo que quisieran y otra muy distinta es lo que pudieran. Al ver el
avance de María Corina, es bueno considerar que hay fenómenos que están
ocurriendo al interior del chavismo, que están haciéndolos equivocarse en forma
reiterada y sucesiva, lo cual pudiera leerse como errores (poco probable por el
manejo espectacular de sus planes y sus comunicaciones). O también, como un
manejo interno intencional, como parte de la contienda no perceptible a simple
vista de un proceso de reacomodo de las piezas de poder. Está claro que Maduro
tiene el poder, pero no cuenta con el apoyo que solía tener.
Por
ejemplo, haber permitido las primarias, haber convocado el referéndum, haber
encarcelado a Roberto Abdul, haber participado en la reunión en las Granadinas,
todos errores con un alto costo de desgaste de Maduro de cara adentro del
chavismo, que es donde está su mayor fuente de riesgo en este momento… O sea
que a María Corina le fueron allanando el camino desde adentro de la
revolución, y todo indica que lo seguirán haciendo.
Y así,
hay un conjunto de premisas que han ido mutando, y que ya no está tan claro el
futuro del chavismo en general … y de Maduro en particular.
Político
Hoy
estamos más cerca de la “nicaragüización” que de las elecciones libres. Porque
los caminos se están estrechando y, entre el avance de la figura de María
Corina, más los “errores” autoinducidos por parte del gobierno, fuerzan a que
lo más probable es que ella siga inhabilitada, y que no pueda presentarse como
candidata.
Lo
cual, no solo les quitaría legitimidad a esas elecciones, sino que pudiera
tener derivaciones que nos saquen de la vía electoral que se viene siguiendo, y
que se convierta en un camino incierto que más vale ni siquiera imaginar,
porque el solo hecho de pensarlo ya produce el temor de abrir una “caja de
pandora” de la cual puede salir cualquier esquema.
Lo
anterior es la visión top down de la política, la cual
pareciera tener poco que ver con la visión desde las bases (bottom up)
al nivel municipal. Allí, en un espacio más funcional y operativo, muy cercano
al ciudadano, que tiene más que ver con las habilidades gerenciales y microgerenciales
de una persona determinada –un candidato a alcalde- que del partido que pueda
representar. Claro que no es solo gerencia, sino también honestidad probada que
pocos alcaldes pueden demostrar casi sin esfuerzo.
Pero
esas bases son los cimientos sobre los cuales deberían sustentarse las
candidaturas del alto nivel, de forma tal que los apoyos, y los votos, sean
suficientemente sólidos como para poder emprender los cambios profundos que
requiere nuestro país. Si lográramos buenos y transparentes gobiernos
municipales, lo más probable es que esa situación nos conduzca, casi
naturalmente, a un buen gobierno nacional.
Porque
el candidato que debería ganar la presidencia debería ser aquel que proponga
achicar el Estado, vender las empresas que tiene, armar un plan de subsidios
fuerte y transitorio, transparentar todos los procesos de compras y
contrataciones del Estado, mostrar austeridad, contar con amigos con los que
hoy tenemos las relaciones cortadas como Estados Unidos e Israel, llegar a
acuerdos de reestructuración de la deuda, y lograr que nos levanten las
sanciones, y que nos incorpore nuevamente al grupo de los países que progresan,
y que nos saquen del triste rol de que nos nombren cuando hablan del “eje del
mal” asimilándonos a Corea de Norte y a Irán.
En
fin… tenemos que cambiar las cosas, porque esto no puede seguir así… cada día
estamos peor.
Social
Para
este análisis estoy usando como referencia a HumVenezuela que “es una
plataforma independiente de organizaciones de la sociedad civil venezolana,
creada entre 2018 y 2019 con el fin de monitorear, documentar y hacer
seguimiento a la Emergencia Humanitaria Compleja (EHC), para medir sus impactos
en la privación de derechos de la población en Venezuela”.
Tal
como les he ido informando, la pobreza continuó afectando a la población de
manera generalizada durante el año que pasó, continuando el deterioro del
anterior a ese y así hacia atrás. Posiblemente entre 2021 y 2022 hubo algún
retroceso en los números, con una mejora, pero el paso del tiempo nos demostró
que no era sostenible. Y es claro el porqué: no hubo ninguna política destinada
a ese propósito, y solo se dio por un momento que nos llevó, en un proceso de
optimismo exagerado, a creer que “Venezuela ya se arregló”, y más tuvo que ver
con un reacomodo económico transitorio, ubicado en la capa superficial de la
economía, que era lo transaccional de última milla con muy poca profundidad
hacia la parte real de la economía.
Aunque
hay que reconocer que ese período de baja de pobreza estuvo (co)relacionado con
un aumento equivalente en la utilización de la capacidad instalada de planta
del 12% alcanzando una nueva cota del 30% que se mantuvo hasta mediados de
2023.
Y eso,
ya hemos confirmado, que no habrá mejoras sostenibles, a menos que se produzcan
cambios mayores, comenzando con el modelo político económico que viene
desplegándose en los últimos 25 años, que dio, al presente, como resultado,
niveles de pobreza cualitativa y cuantitativamente tan fuertes como nunca antes
habíamos vivido desde que entramos en la modernidad al comienzo del siglo XX.
Para
la gente de HumVenezuela, “94,4% se encontraba en pobreza sin ingresos
disponibles, equivalentes en dólares, para adquirir una canasta básica de
bienes y servicios esenciales para un promedio de 3 personas por hogar”. Que
era el número que daba Encovi para 2021, y que seguramente repetirá paras 2023,
por la caída, no solo del consumo, sino principalmente de la calidad de vida
del venezolano. Que la sufre el país como un todo, pero que duele más en la
base de la pirámide donde la pobreza se manifiesta.
Para
ellos, “69,6% de la población se encontraba en pobreza multidimensional, con
apremiantes necesidades económicas por la falta de ingresos y necesidades
sociales esenciales, por privación del acceso a los alimentos, la salud, el
agua potable, el saneamiento, la educación, transporte público y otros
servicios básicos de la vivienda, como electricidad, gas doméstico, y
comunicaciones”.
Para
HumVenezuela, la mediana de los ingresos de los hogares fue de 102,5 dólares
mensuales hasta agosto 2023, lo cual representaba apenas 12,8% del costo de una
canasta de bienes y servicios básicos, con precios que oscilaron entre 700 y
900 dólares mensuales al final del año”.
Por
eso hay que ser responsable cuando se afirme que estamos mejor, cuando en
realidad no lo estamos, ni existen posibilidades de estarlo si no se producen
cambios estructurales en el modelo de país que tenemos y que nos ha ido
carcomiendo en los cimientos ya desde hace unos cuantos años.
Económico
Las
perspectivas de mejora para este año son limitadas, y se basan más que nada en
la inercia del 2023. Si somos realistas, y ponemos los pies sobre la tierra, la
primera conclusión es que hay que aplicar en cada empresa un refrescamiento de
su estrategia de negocios, que incluya un plan de austeridad y optimización de
gastos y costos, así como mejorar la logística y la cadena de suministros en la
medida de lo que se pueda.
Y
también del lado de la oferta, se sigue postergando el aumento del salario
mínimo, el cual sigue estando en Bs 130 -un poco más de 3 dólares al cambio del
Banco Central de Venezuela- y lleva ya más de 600 días sin modificación, para
hacer frente a una inflación del orden del 200%; la cual, por cierto, no
representa la brecha ingreso/precio que produce la alternativa de comer versus
no comer… y esta última viene ganando.
Aumentar
un bono como el de “guerra económica” a 60 dólares a partir del 1° de febrero
es una ayuda, pero sigue siendo insuficiente para un gobierno que sigue
privilegiando la ideología de sostenimiento del poder por encima de la
racionalidad político económica.
Porque
cada vez hay menos variables en manos de la empresa, y más que dependen de los
servicios de infraestructura como electricidad, agua, combustible… y también el
“costo” de desplazamiento.
Del
lado de la demanda, la recomendación es alinearse con las posibilidades de un
mercado empobrecido que hoy toma decisiones por precio. Hay que revisar las
estrategias de mercadeo y ventas las cuales no terminan de incorporar en forma
estructural que nuestro mercado ha cambiado para siempre y que ya no tiene que
ver con la clase media a la que estábamos acostumbrados.
Hay
que apuntar a ganar un mercado en el cual la ecuación de precio por cantidad se
invierte, bajando los precios hasta casi la pérdida, pero aumentando
asintóticamente la cantidad. Por lo que mi recomendación, dos párrafos más
arriba, fue optimizar los costos, porque los precios ya no pueden seguir
calculándose según el “cost plus”, sino determinados por el mercado.
Otro
tema no menos importante, es poner orden en el mundo financiero, donde el
mercado de valores se dedica a créditos de capital de trabajo (actividad
tradicionalmente atribuible a los bancos), y los bancos sirven más como apoyo
transaccional que como intermediarios financieros; y no operan en dólares que
es la moneda de preferencia tanto para las transacciones, como para referencia
de precios… ah… y también como reserva de valor.
Internacional
Los
argentinos le pidieron cambios a Milei, y ahí tienen sus cambios… Le pidieron
masivamente cambios radicales, y 48 horas después de asumir envió al Congreso
la “bomba neutrónica” del DNU y de la primera Ley Omnibus, deroga o modifica
casi 1.000 leyes, que son las puntas de lanza del nuevo rumbo que la gente le
pidió a Milei para Argentina.
Cada
vez se entiende más el concepto de “casta”, porque quedan en evidencia los
“chantajistas” del Congreso que quieren algo a cambio de su voto. Porque la
fama del Congreso es de trabajar poco y nada, y de aprobar a carpeta cerrada
los DNU del pasado… claro que ahora sabemos que la “carpeta cerrada” eran
concesiones que terminaban corrompiendo al plan de gobierno y al gobierno en sí
mismo. Y eso, esta vez, parece que no ocurrirá.
El
lector agudo se dará cuenta de quiénes le están buscando detalles para
cuestionar, los cuales se encuentran específicamente fuera de las líneas
kirchneristas-peronistas-camporistas, porque, por principio, no se cuenta con
sus votos.
Notarán
quiénes son los que cuestionan las formas, quiénes se rasgan las vestiduras por
“quitarle facultades al Congreso”, y quiénes se aferran al pasado sin darse
cuenta que lo que cuenta es el futuro. Porque el pasado “ya pasó” y no fue
bueno.
Los
anteriores son la casta política operacional del Congreso. Pero también está la
casta sindical que ya mostró su juego judicializando y anunciando un paro para
el 24 de enero, pese a que todo lo que se presentó es bueno para los
trabajadores… pero malo para los sindicatos que se desfinancian. Y así
comenzarán a saltar todos aquellos que se habían acostumbrado a lucrar a costa
de las libertades individuales.
Luego
está la casta comunicacional de aquellos periodistas y analistas quienes, sin
proponerse entender los pasos de Milei, así no estén de acuerdo con ellos, se
creen dueños de una verdad absoluta, y lo critican desde el punto de vista de
un continuismo, el cual, si se hubiera producido, terminaría en el desastre
anticipado de un 15.000% de inflación.
Muestran
sus propias limitaciones al evaluar a Milei como a cualquier político del
pasado, sin dar la oportunidad de evaluar, aunque sea un escenario, donde lo
que hace sea lo correcto. Ellos asumen, “en su inmensa sabiduría” que Milei se
está equivocando.
Y eso
les puede costar su reputación, y también sus trabajos que dependen de lo
acertado o no de sus análisis y pronósticos. Ya hay casos visibles importantes
de hombres y mujeres periodistas que apostaron en contra de Milei, y hoy fueron
corridos de su trabajo. No por pedido de Milei, sino por la percepción de sus
jefes (y del rating) de que su sesgo en contra de Milei, fue tendencioso y
dejaron de ser periodistas para convertirse en militantes, esa vez de Patricia
Bullrich.
Porque
ese tipo de errores no prescriben, pero pasan al olvido medio, donde ese/esa
periodista, ya devaluados, buscan ahora cobijo en espacios de menor alcance y
prestigio.
Si
bien está claro que la radio y la TV abierta cubren solo 20% del espectro
informativo, y el resto se maneja entre redes y medios digitales, los análisis
en profundidad de algunos analistas son una referencia por su claridad de
análisis. Pero claro… si eso era positivo en la época de los políticos comunes;
ya no es más cierto en la era Milei, porque su pensamiento en realidad tiene
profundidad, consistencia y compromiso. Ángulos que nunca mostraron los
anteriores que siempre habían vivido de la política y de, específicamente, de
la especulación política.
Y,
tristemente, no llegan a entender lo que está pasando por sus propias
limitaciones intelectuales. Periodistas y analistas prestigiosos se ponen en
evidencia por las preguntas que hacen, que demuestran no haber entendido a esta
nueva generación de pensamiento y que, lo peor de todo, es que no podrán
hacerlo nunca, porque no están a la altura.
A
estas alturas, a menos de un mes y medio de haber asumido, diría que está bien
encaminado y que es difícil que logren frenar el impulso de cambio radical para
el que fue elegido. Sus niveles de aprobación son altos, y los de los que lo
adversan son bajos. Lo cual los convierten en muy peligrosos porque están en la
tesitura de “perdido por perdido…” y jugando las últimas fichas que les quedan.
Recomendación
- Al gobierno: Que revise la estrategia de
no aumentar los salarios, porque en términos de flujo de caja es lo mismo
que los bonos, y la diferencia es principalmente contable; porque los
pasivos emergentes terminan licuándose con la inflación. Pero la
diferencia consiste en que les está mandando a los trabajadores el mensaje
de que ellos son desechables. Y eso, en esta etapa de descontento y desesperanza,
será una más de las tantas facturas que la ciudadanía le pasará al
gobierno.
- A la dirigencia opositora: Que revise
cuidadosamente su estrategia, porque el oficialismo les está presentando
unos puntos de vulnerabilidad que no están ni identificando, ni, por
supuesto, aprovechando. Les hace falta una sala situacional que evalúe
diariamente los eventos y encuentre las oportunidades y recomiende pasos
específicos. No tienen una lectura completa de lo que está pasando, porque
solo ven lo que les interesa, y pierden el contexto.
- A la dirigencia empresarial: Que evite
caer en el juego de responder a cada tema que el gobierno propone, porque
allí se está jugando un juego político que los excede, porque responde a
alguna de las tantas líneas políticas que se impulsan desde los distintos
compartimentos que están en el gobierno y que pocas veces coinciden entre
ellos mismos. En el tema de los salarios no tendrían que haber opinado,
porque no solo no lograron nada declarando, sino que lograron alegrar a
algunos y molestar a otros. Insisto: aléjense de la política, porque de
eso no saben… punto.
Benjamín
Tripier
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