Ángel Lombardi Lombardi 24 de enero de 2024
Esta
se origina en el hogar, cuando madres y padres dan buenos ejemplos de conducta
responsable.
En
nuestra sociedad, las madres han sido mucho más responsables que los padres,
muchos de los cuáles, engendran hijos y los abandonan irresponsablemente.
Ciudadanía
se forma en una educación de pedagogía viva, con maestras y maestros, educados,
competentes y responsables.
Ciudadanía
se desarrolla en la vida social, todos los días y todo el tiempo.
Cuando nuestra conducta se sustente en la coherencia entre el decir y el hacer.
Ciudadanía
es el buen ejemplo de los adultos, frente al niño y al joven, en todos los
ámbitos.
Un
funcionario y un gobernante, a cualquier nivel, corrupto y delincuente, sin
sanción y sin castigo, es un cáncer disolvente de la sociedad y crea una
pedagogía negativa.
Un
juez que se corrompe y su decisión no responde a la ley ni a la justicia es
otro cáncer. Igual el sacerdote y el pastor que predican valores y actúan en la
dirección contraria. El empresario que sucumbe a su codicia y ansias de poder y
el político a su ambición y codicia.
No-ciudadanía
es cuando somos indiferentes al bien común, al interés legítimo de cada
persona, grupo o comunidad. No-ciudadanía es cuando nos ausentamos de la
política y su quehacer, entendiendo política como todo lo que influye en el
destino común de la ciudad, país, humanidad.
La
política no se agota en la existencia de los partidos políticos, sino que la
política se desarrolla en todos los ámbitos de la sociedad y su protagonista es
la persona concreta que trasciende su condición de individuo y asume
responsabilidades como parte de la sociedad civil.
Ciudadanía
es la responsabilidad con respecto a la libertad de cada uno, el Estado de
Derecho efectivo y la garantía real del cumplimiento de los Derechos Humanos y
el cuidado de la madre-tierra o Casa Común.
La
negación de la ciudadanía es la tiranía, la dictadura, la autocracia, por la
sencilla razón que nos obliga y pretende la servidumbre de rebaño; y un
individuo y su círculo de poder decidir por nosotros.
De
allí que la libertad y la ciudadanía implican la democracia. Un sistema
político, económico y social, abierto, plural, en diálogo permanente.
De
oportunidades iguales para todos y lo menos desigual posible. La pregunta más
pertinente siempre es, cuáles son mis responsabilidades y asumirlas para poder
exigir mis derechos.
Muchos
derechos proclamados en la Constitución sin equilibrarlos con las
responsabilidades conducen a un divorcio entre teoría y praxis. Ciudadanía
implica la consciencia plena de nuestras responsabilidades, a todos los niveles
y en todo momento -desde un principio fundamental-, mis derechos terminan dónde
empiezan los derechos del otro, el principio de la convivencia y la paz social.
En
conclusión, ser ciudadano no es fácil, igual que no es fácil vivir con dignidad
y libertad, pero ética y moralmente estamos obligados a intentarlo.
Tener
el coraje de vivir a la altura de nuestra consciencia más exigente.
Predicar
valores y ciudadanía, concientizar como se acostumbra decir, sin el ejemplo
vivo es empeño inútil.
Nunca
podemos olvidar nuestra condición social y ética.
Ángel
Lombardi Lombardi
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