Por Eddie Ramírez, 09/12/2014
Ni ganar las parlamentarias, ni la crisis económica serán factores
decisivos para salir del Totalitarismo Siglo XXI. Lograr la mayoría de las
curules es importante. Hacer énfasis en el costo de la vida, desabastecimiento,
inseguridad y corrupción es necesario. Mencionar los atropellos del régimen es
obligatorio. Protestar en la calle es imprescindible. Todas estas acciones
suman, pero no son suficientes. No se trata de menospreciar los esfuerzos
realizados y nadie está libre de culpas, por lo que es una majadería
descalificar a alguien por errores cometidos o por objetivos no logrados.
La huelga cívica, las marchas y protestas no han producido los efectos
deseados, pero tampoco la vía electoral ha sido exitosa. Ciertamente la
alternativa democrática ha incrementado su votación, pero los resultados han
sido magros. En las últimas elecciones perdimos tres importantes gobernaciones
y hoy solo contamos con tres gobernadores, de los cuales solo uno pertenece a
los partidos tradicionales. En las parlamentarias del 2010, la MUD obtuvo el 47
% de los votos y solo el 39 % de los diputados, tres de ellos fueron
destituidos y existe una amenaza similar en contra de otros, varios han sido
golpeados, los oficialistas hacen lo que les viene en gana, no atienden ninguna
solicitud de investigación de casos de corrupción y el caporal de la Asamblea
amordaza a los nuestros. En los Municipios solo contamos con el 23% de los
alcaldes. Sin embargo hay que insistir en lo electoral como un camino más de
lucha.
Vale la pena preguntarnos por qué nuestra propuesta electoral solo
consiste en lineamientos generales y no un programa mínimo de gobierno que
difiera de la ofertas gubernamental y que no sea más de lo mismo del pasado.
¿Por qué fuimos desunidos a las elecciones del Colegio de Ingenieros de Lara y
a las estudiantiles de la Universidad de los Andes? ¿Acaso pensamos que por
tener garantizado el triunfo no importaba dar un mensaje de división? ¿Por qué
hay tanto ausentismo en la Asamblea Nacional y, con las excepciones del caso,
las intervenciones son poco contundentes y sin coordinación efectiva entre
nuestras diferentes bancadas? ¿Por qué dejamos correr el tiempo sobre las
propuestas de candidatos a diputados por consenso y no identificamos dónde
habrá que realizar primarias? ¿Por qué muchos le hicieron el juego al gobierno
con respecto a las protestas cívicas de febrero y marzo y no enfatizaron en la
responsabilidad oficial? ¿Por qué solo los mismos pocos dirigentes acompañaron
a María Corina a la Fiscalía? ¿Por qué algunos dirigentes insisten en un
diálogo sin objetivos? ¿Qué posición asumiremos cuando los rojos designen rojos
en el CNE, TSJ, Fiscalía, Contraloría y Defensoría del Pueblo? ¿Cómo propiciar
la reconciliación sin dejar impunes a los violadores de los derechos humanos y
a los corruptos?
Debe cesar la discusión sobre votar o no votar y sobre el método para
seleccionar nuestros candidatos. Es necesario votar porque es una manera más de
lucha, independientemente del ventajismo, trampas del régimen y de si
obtendremos o no una mayoría calificada que permita tomar decisiones
importantes. En las parlamentarias del 2005 los partidos retiraron sus
candidatos por estar convencidos de que solo obtendríamos una docena de
diputados, por lo que predicar ahora que entregamos al régimen el CNE, TSJ,
Fiscalía y Contraloría no contribuye a la credibilidad de algunos dirigentes.
Por otra parte, quienes nos abstuvimos pensamos que con esa acción
descalificaríamos al CNE y en el futuro lograríamos un ente imparcial, lo cual
demostró ser una utopía. Realizar primarias en todos los circuitos no tiene
sentido, pero tampoco lo tiene que se impongan candidatos que despierten
rechazo entre la población.
No se ofendan, necesitamos a los partidos y a los políticos, pero hay
una percepción de que no están en sintonía con la gente que exige unidad y
acción eficaz. Cabe mencionar un reciente artículo de Tony Blair en el que
sostiene que “El haber trabajado previamente en el sector privado me permitió
aprender acerca de los negocios y de la gente, así como diferenciar entre las
ideas académicas de la política y las políticas adecuadas al mundo real”.
Como en botica: Disminuir la pobreza y mejorar la calidad de vida
de la población requiere de políticos con formación gerencial y la implantación
de la meritocracia en las instituciones El grosero presidente de facto
descalificó a la distinguida Directora de Fondo Monetario Internacional quien,
con razón, se refirió a los innumerables convenios en América Latina como un
plato de espaguetis. ¿Cómo calificaría la señora Lagarde el embrollo de miles
de convenios firmados por Venezuela y los de Pdvsa con algunas empresas de
maletín? ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
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