miércoles, 18 de mayo de 2011
El juego de las captahuellas
Editorial de veneconomía.com
El Consejo Nacional Electoral aprobó, con el voto salvado de Vicente Díaz, una serie de "cambios al Sistema Automatizado de Votación" para todos los comicios electorales de 2012, el cual contempla la incorporación de un Sistema de Autenticación Integral (SAI) de votantes. Este nuevo sistema eliminaría las capta huellas actuales, para ser reemplazadas por equipos que estarán conectados a cada una de las 36.773 máquinas de votación que existen a nivel nacional.
Aún el CNE no ha dado mayores detalles de este nuevo sistema, por lo que la Mesa de la Unidad y Súmate están pidiendo mayores explicaciones a los rectores sobre esta normativa, a fin de poder fijar posición al respecto.
Aparte del alto costo que tendría implementar este sistema biométrico, estimado preliminarmente en más de $45 millones, algunos analistas sostienen que el juego detrás de este nuevo sistema de votación es revivir el miedo a votar.
Recuerdan los resquemores y desconfianza que suscitaron en el elector las captahuellas cuando se estrenaron en el Referendo Revocatorio de 2004. Entonces fue alta la abstención, debido al temor de que no se respetara el derecho constitucional del secreto del voto, en especial de aquellos venezolanos que de alguna manera dependen económicamente del Estado.
Una desconfianza que fue subsanada posteriormente por los acuerdos preelectorales entre oposición y Gobierno de mantener las captahuellas desvinculadas de las máquinas de votación. Así como por las garantías que dieron los técnicos electorales de la Unión Europea, después de su observación en las elecciones de 2005 y 2006, de que éstas no violaban el secreto del voto.
Técnicos electorales opinan que el objetivo de las captahuellas siempre ha sido, y probablemente seguirá siendo, el apoyar al Gobierno el día de los comicios en la movilización de electores seguros que tienen identificados. Para ello cuentan con una amplia base de datos alimentada previamente con las misiones, los contratistas, los empleados públicos y los inscritos en el PSUV. Sustentando este propósito, argumentan que en la Misión Gran Vivienda Venezuela están usando captahuellas para el registro. Es decir, más de un millón de nuevos electores cautivos que podrían buscar con su voto asegurar una vivienda a futuro.
Lamentablemente, el venenito de la desconfianza está todavía subyacente en muchos electores. Más aún cuando persisten los abusos y las ilegalidades cometidas por la parcializada gran mayoría de miembros del CNE, amén de un Registro Electoral no depurado y reglas de juego nada transparentes en materia electoral. Ahora, este nuevo sistema de votación podría activar otra vez la percepción de que el voto no es secreto y propiciar que el elector se aleje de las urnas de votación en los comicios presidenciales.
¿Quién se beneficiaría con una alta abstención? La respuesta es fácil: El Gobierno.
El reto para los demócratas es claro, combatir esta nueva trampa con: Activación, participación, movilización y vigilancia de todas las etapas del proceso electoral
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