lunes, 30 de mayo de 2011
Leche: Subproducción y Subconsumo Nacional
Por Luis Hidalgo Parisca, Técnico Comercio Exterior
Boletín 41, AIPOP
Una vez más, el país enfrenta un desabastecimiento generalizado de varios productos esenciales en la dieta de los venezolanos, entre ellos la leche. La posibilidad tener acceso físicamente a este alimento, se ha visto truncada por su desaparición de las estanterías en los puntos de ventas.
El problema no es nuevo, lo nuevo es que la escasez, lejos de disminuir, ha aumentado en los últimos años como consecuencia de las erróneas políticas agrícolas puestas en prácticas por la actual administración. Venezuela produjo en el año 2010 menos leche que la que llegó a producir en 1988, es decir, ahora la producción es menor que hace 23 años cuando teníamos casi la mitad de la población actual. De 1.700 millones de litros en el 1988 bajamos a 1.200 millones en el 2010. Más grave aún, es si comparamos la producción nacional de leche por habitante, la producción del año 2010 se ubicó al mismo nivel de 1953: 45 litros por persona.
Para 1981 el consumo per cápita anual de productos lácteos era de 165 litros, hoy apenas llega a 70, muy por debajo de la norma de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda un consumo mínimo de 120 litros per cápita año. En Europa el consumo promedio anual se ubica en 380 litros por persona. Cuando hablamos de productos lácteos nos referimos a la leche en sus diferentes formas de consumo: liquida pasteurizada, UTH, en polvo, yogurt, quesos, helados, etc.
La leche es, sin ninguna duda, uno de los alimentos más importantes de la humanidad, si no es el más. Es un producto realmente estratégico por su aporte indispensable en la alimentación y salud de los niños. A diferencia de otros alimentos, cada país busca producir su propia leche y lanza al mercado sólo lo que le sobra. Al mercado internacional llega solamente el 7% de la producción mundial. Por consiguiente, el país que no produzca la leche que requiera y esté dependiendo de lo que otros países le vendan, no puede afirmar que tenga soberanía alimentaria.
La disminución en la producción láctea, coloca a la población infantil de Venezuela en una situación dramática de alto riesgo por dependencia externa. Nuestros niños están sujetos a lo que acontezca en países como Nueva Zelanda, la Unión Europea, Argentina o Brasil. El día que por cualquier circunstancia no se pueda traer leche de esas regiones, el impacto sobre los niños venezolanos será terrible. La factibilidad de alcanzar en nuestro país una producción nacional que nos permita consumir, sin necesidad de importaciones, unos 120 litros de leche per cápita al año, es una meta realizable, la han logrado y superado países con mucho menos recursos que nosotros, como Colombia y Costa Rica quienes han llegado a producir 175 litros anuales por persona. Venezuela está en capacidad de autosatisfacer su demanda interna de leche.
El primer pasó, es tomar la decisión política de privilegiar la producción nacional y acabar con el negociado de las importaciones de hoy en día, manejadas por pseudo empresarios y por una burocracia corrupta que otorga a discreción licencias, permisos y dólares. El rescate de la producción propia pasa por devolver la confianza a los productores, restituyendo la seguridad jurídica y la seguridad física de bienes y personas.
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