El verdadero desafío

Un nuevo gobierno deberá enfrentarse a un marco institucional envilecido

Marco Negrón, El Universal, 20/04/2011

Desde fines del año pasado el gobierno “revolucionario” vive afanado con el tema de la vivienda: como quiera que su irreemplazable líder sólo piensa en el riesgo de que en febrero de 2013 se le pida el desalojo de Miraflores y convencido de que el tema de la vivienda puede ser una rica veta electoral, ha comenzado a proponer metas cuya factibilidad pone en duda su mismo desempeño de doce años: ya nos hemos referido a ellas como oferta electoral engañosa. Ahora interesa subrayar que el país que adversa esta calamidad, y que tiene la real posibilidad de mandarla a las duchas en diciembre del año próximo, debe evitar caer en la trampa y entender que, planteado en esos términos, se trata de un señuelo que en sí mismo no da respuesta a uno de los más crónicos problemas de la Venezuela moderna.

El desafío de fondo es la transformación de esta sociedad rentista en otra productiva, capaz de agregarle valor al petróleo, esa bendición con que la naturaleza la favoreció pero que ha administrado con suma pereza y ninguna imaginación hasta su degradación a comunidad de pedigüeños. Sólo si se logra esa transformación será posible garantizarle a cada jefe de familia el empleo independiente, digno y bien remunerado que le permita decidir libremente cómo y dónde desea alojar a los suyos. En una sociedad sana es el libre mercado -supervisado para prevenir los abusos- el que resuelve ese problema; el rol del sector público debe limitarse a atender los estratos de la población en condición crítica y asegurar el desarrollo sano y equilibrado de las ciudades. Esa es la ruta que debe emprender un gobierno dispuesto a superar los errores de los años pasados y su empeoramiento por la calamidad sufrida en los últimos doce.

Pero una práctica ya casi secular no se supera de la noche a la mañana: además de esa pesada herencia un nuevo gobierno deberá enfrentarse a un marco institucional envilecido y a una población frustrada. Por ello deberá diseñar un programa de transición para enfrentar los casos más críticos, centrado en la recuperación del abandonado Programa de Habilitación de Barrios del CONAVI y en una política de equipamiento de tierras urbanas que garantice a los recién llegados la posibilidad de la autoconstrucción en terrenos insertos en la malla urbana, dotados de los servicios esenciales. Lucidez y templanza debe ser la consigna.

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