Elizabeth Fuentes 08 de enero de 2020
@fuenteseliz
Justo
lo que necesitaba Juan Guaidó, lo que suplicaba cualquier analista, lo que
hubiera anhelado construir cualquier consultor de marketing, se lo regala el
Gobierno a la oposición como un obsequio que le habría encantado empaquetar a
la mismísima CIA: la retoma heroica de la Asamblea Nacional, la épica civil
protagonizada por los cien diputados demócratas quienes, en una escena
inolvidable, lograron abrirse paso entre decenas de soldados armados para
obligarlos, a empujones, a abrir finalmente las puertas del hemiciclo.
Le
puede interesar: Guaidó le ganó una batalla a Maduro y sesionó en el hemiciclo
del Palacio Federal Legislativo
La
ley contra la fuerza bruta. Y bruta dos veces, por lo demás. Porque,
políticamente hablando no pudieron ser más incapaces, más irracionales, más
burdos y cualquier otro sinónimo de bruto que se consiga en el diccionario,
estrategia que ahora estarán maldiciendo en algún rincón del Fuerte Tiuna o La
Habana donde creían que el miedo y el dinero, como suele suceder, jugaría a su
favor.
Pero
desde la planificación de la compra de diputados para armar su tarantín
paralelo – un chisme que rodó como pólvora dadas las cifras millonarias que
presuntamente pagaban los amigos de Alex Saab-, hasta el despelote con el cual
se bautizaron como “autoridades” los nuevos ricos Luis Parra, José Brito y el
resto de la banda, la guinda de la grandísima torta fue el magnífico video
donde el chavista Francisco Torrealba le ordenaba a su ahora subalterno Luis
Parra ” Siéntate…nos quedamos aquí”, mientras otro diputado pesuvista agregaba
: “Que se siente ahí…cuidando esa mierda”. Y el pobre Luis Parra se sentaba
calladito y embarraba su nombre y su futuro de “esa mierda”, quizás temeroso de
que le rebotaran el cheque, el único valor que por ahora posee.
A
los pocos minutos y en el otro lado de la acera, se produjeron imágenes tan
inolvidables como necesarias. Cien diputados que lograron vencer a los
militares y asaltaban furibundos la sala de sesiones, algunos heridos por la
refriega, otros regañando a los soldados a su paso (” Esto es un cuartel. Es la
casa del Pueblo…No te da vergüenza verle la cara a tus hijos”), cantando unidos
el Himno Nacional, aplaudiendo juntos la gesta colectiva y optando esta vez por
lo que realmente los debe unir, que es derrotar a quienes gobiernan al país con
tan pocas luces.
Vimos
a los diputados de la fracción 16J aplaudiendo a Guaido, a Guaidó agradecerles
la solidaridad. Escuchamos discursos impecables, como el de Juan Pablo Guanipa
o Henry Ramos. Pero también vimos a los traidores tratar de salir corriendo,
hasta donde su abultada humanidad se los permitía, menos a Luis Brito quien
continuaba en el salón de sesiones y cuyo gesto de alarma y sorpresa cuando vio
que los buenos de la película entraban a borbotones a la Asamblea, quedó
convertido en un meme tan ofensivo como cómico.
Ya
sin la tutela de Voluntad Popular, con su raza de líder puesta a prueba de
nuevo y un ejército de cien diputados a su lado, Juan Guaidó se recupera de
algunos rounds perdidos y vuelve a la pelea con más de una lección aprendida.
Por ahora, tiene este regalo de Reyes que no se esperaba y que le obsequió el
Psuv: gobiernos amigos de Maduro criticando a Maduro, la oposición unida y lo
mejor de todo, los traidores al descubierto.
Elizabeth
Fuentes
@fuenteseliz
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