Oscar Arnal 22 de agosto de 2022
@OscarArnal
La
primera y fundamental crítica al marxismo tiene que ver con el ateísmo que
consagra. Para Marx los seres humanos somos tan solo la forma más evolucionada
de la materia. En Marx se produce una negación total del hombre como ser
espiritual y para Marx, “la religión es el opio del pueblo”.
En la Grecia antigua y en Aristóteles, entre otros, se plantea el tema del hombre como ser material y espiritual. También se habla del motor inicial o creador. El mundo no ha podido surgir de la nada, y en caso de haberlo hecho, ¿quién creó la nada? Mucho más adelante otros pensadores como, por ejemplo Teilhard De Chardin, definen al ser humano como un ser espiritual teniendo una existencia material.
Otros
pensadores contemporáneos hablan del hombre como ser material, espiritual,
social y libre. Superando con creces los postulados de Marx, que se quedan en
el materialismo histórico y dialéctico. Es una contradicción ser marxista y
creyente en Dios.
Marx
predijo que el comunismo surgiría en los países donde la revolución industrial
estuviera más avanzada. El error fue grande, pues surgió en un país agrícola e
industrialmente atrasado como era Rusia. No previó Marx el fenómeno de las
clases medias, ni que a pesar de que la brecha seguía avanzando entre pobres y
ricos, cada día más gente va saliendo progresivamente de la pobreza.
El
pensamiento marxista tuvo una gravitación tan extensa que se impuso en dos
terceras partes de la humanidad, donde confluyeron la URSS y China.
Los
resultados en lo político llevaron a violaciones masivas a los Derechos Humanos
y a brutales autocracias, y en lo económico a grandes hambrunas, ruina y
atraso.
La
revolución marxista, por lo demás, clama por la lucha de clases y la violencia
como partera de la historia. La propiedad privada de los medios de producción
debe ser abolida, así como el derecho al que se denomina “burgués”. No se dio
cuenta Marx que la evolución natural y progresiva es la mejor fórmula para
avanzar, y que muchos de los cambios a través de los tiempos se han conquistado
no con la estimulación del odio, sino a través del amor.
Tampoco
entendió por su falta de comprensión jurídica, que el derecho desde tiempos
inmemoriales estuvo vinculado al ideal de justicia. Es más surgió de la
separación de leyes religiosas, que buscaban además de la justicia el bien
común, el orden y la seguridad jurídica.
Marx,
a la vez, lanza la tesis del paraíso comunista para la etapa definitiva. Una
utopía irracional. Una sociedad donde no iba a ser necesaria la presencia del
Estado. Anarquistas y marxistas se encuentran en esta concepción. En esta etapa
final paradójicamente se paraliza la historia.
Con
relación a Venezuela, Marx puso un desaguisado muy grande cuando se refirió al
Libertador. Al escribir una semblanza de Bolívar lo presentó como un oligarca,
tirano y cobarde al que comparó con un rey haitiano llamado Solu Luque, rodeado
de una corte de aduladores muy corrupta. Marx nos definió como pueblos
bárbaros, y explicó que nuestras independencias no se hubieran podido realizar
sin la participación de Inglaterra y la legión británica.
Lo
trágico es que en Venezuela muchos oficialistas tengan todavía al marxismo como
norte y doctrina, cuando es un pensamiento anacrónico y superado.
El
ejemplo más palpable lo tenemos en las dos Coreas, que fueron un solo país. La
del Sur vive en democracia y libertad y es uno de los países que sin recursos
naturales más se desarrolla. Mientras tanto, Corea del Norte vive sumergida en
un nepotismo tiránico donde todos son esclavos del Estado y del jefe supremo, y
viven en medio de la ruina y la oscuridad.
El
reto más que nunca sigue siendo gobernar en libertad, con independencia y
autonomía de poderes, con contrapesos que sirvan de balance. Churchill ya
afirmó que la democracia es de todos los sistemas políticos conocidos el menos
malo y por eso el que hay que adoptar. La democracia tiene defectos, pero el es
único régimen perfectible.
Cuando
en Venezuela se nos arrebató la democracia. Cuando no hay espacio para las
libertades públicas. Cuando se han robado elecciones y revocatorios. Cuando los
poderes están postrados ante una autocracia, es hora de volver a intentar
restablecerla.
Los
marxistas que nos gobiernan ven las elecciones planteadas en la Constitución
como “burguesas”. No creen en ellas. Eso sí mientras las puedan manipular para
perpetuarse lo harán. De perderlas no reconocerán la derrota. Lo hicieron en
Barinas, porque era una gobernación y no la presidencia.
La
oposición venezolana tiene que regresar al espíritu de unidad que hubo “el 23
de enero”. El rechazo a Maduro está cuando menos según la gran mayoría de los
sondeos de opinión en un 70% y el deseo de cambio después de más de 22 años de
mal gobierno está representado en más del 80% de la población. Desde que llegó
Maduro al poder la pobreza según la investigación Encovi de las universidades
creció en alrededor del 60%.
El
2024 se acerca peligrosamente para Maduro. En cualquier caso frente a un
gobierno sin legitimidad de origen, ni de ejercicio, la propia Constitución en
sus artículos 350 y 333 propone la necesidad de la restauración democrática. De
todos y de cada uno depende y se trata de no andar con ingenuidades. Todo aquel
que pueda aportar para luchar por la libertad y la democracia es bienvenido…
Oscar
Arnal
@OscarArnal
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